Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, sírvele con todo tu corazón, con ánimo bien dispuesto, porque el Señor escudriña los corazones de todos y penetra sus más secretos pensamientos. Si tú lo buscas, él se dejará encontrar; pero si tú lo abandonas, él se retirará para siempre.
Oh Señor, estén atentos tus oídos a la súplica de tu siervo y a la oración de tus servidores, que quieren ser fieles a ti. Concede éxito a tu siervo y haz que tengan buena acogida ante ese hombre'. Era yo entonces copero del rey.
Mi Dios me inspiró la idea de reunir a los nobles, a los prefectos y al pueblo para hacer el censo. Tomé el libro del registro genealógico de los que habían vuelto la primera vez, y encontré escrito en él lo siguiente:
Yo le he suscitado para la victoria, y he allanado todos sus caminos; él reconstruirá mi ciudad y repatriará a mis deportados sin precio ni soborno -dice el Señor todopoderoso-.
Esto dice el Señor, tu redentor, el Santo de Israel: Yo soy el Señor, tu Dios, el que te enseña lo que te da éxito y te indica el camino que debes seguir.