Pero ellos hacían escarnio de los enviados de Dios, despreciaban sus palabras, se burlaban de sus profetas, hasta el punto que la ira del Señor contra su pueblo se hizo irremediable.
Jeremías 44:5 - Biblia Martin Nieto Pero no quisieron escuchar ni hicieron caso, ni se convirtieron de su perversidad, ni dejaron de quemar incienso a dioses extraños. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Pero no oyeron ni inclinaron su oído para convertirse de su maldad, para dejar de ofrecer incienso a dioses ajenos. Biblia Nueva Traducción Viviente pero mi pueblo no quiso escucharme ni apartarse de su conducta perversa. Siguieron quemando incienso a esos dioses. Biblia Católica (Latinoamericana) Pero no han querido escuchar ni hacer caso para abandonar su maldad o dejar de incensar a dioses extranjeros. La Biblia Textual 3a Edicion Pero no escucharon ni inclinaron el oído para convertirse de su maldad, dejando de quemar incienso a dioses extraños. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pero no escucharon ni aplicaron su oído para convertirse de su maldad y para no incensar a otros dioses. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Mas no oyeron ni inclinaron su oído para convertirse de su maldad, para no ofrecer incienso a dioses ajenos. |
Pero ellos hacían escarnio de los enviados de Dios, despreciaban sus palabras, se burlaban de sus profetas, hasta el punto que la ira del Señor contra su pueblo se hizo irremediable.
No obstante, tú los soportaste muchos años, los amonestaste con tu espíritu por medio de los profetas, pero no hicieron caso. Entonces los entregaste en manos de los pueblos del país.
¡Oh, si hubieras obedecido a mis mandamientos! Tu paz sería como un río y tu justicia como las olas del mar.
Porque sabía que tú eres obstinado, que es una barra de hierro tu cerviz y de bronce tu frente,
Han reincidido en las iniquidades de sus antepasados, que se negaron a escuchar mis palabras; también éstos se han ido tras dioses extraños para servirlos. La casa de Israel y la casa de Judá han violado mi alianza que yo había hecho con sus padres'.
Porque tus dioses, oh Judá, son tan numerosos como tus ciudades; y tantos como las calles que hay en Jerusalén son los altares de infamia que vosotros habéis levantado para ofrecer incienso a Baal.
Pues el Señor todopoderoso, que te había plantado, ha decretado contra ti la desgracia a causa de las iniquidades cometidas por la casa de Israel y la casa de Judá, que me han irritado quemando incienso a Baal'.
Pero ellos no escucharon ni hicieron caso, sino que cada cual siguió el capricho de su perverso corazón. Entonces yo cumplí contra ellos todas las palabras de esta alianza que les había ordenado observar y que no observaron'.
Este pueblo malvado, que no quiere escuchar mi palabra, que sigue el capricho de su duro corazón y va en pos de otros dioses para servirlos y postrarse ante ellos, quedará como ese cinturón, que ya no sirve para nada.
De suerte que las casas de Jerusalén y las de los reyes de Judá serán inmundas como el lugar de Tofet: todas estas casas sobre cuyas terrazas han ofrecido incienso a toda la milicia del cielo y han derramado ofrendas de vino en honor de dioses extranjeros'.
Pero Juan, hijo de Carej, todos los oficiales y todo el pueblo no obedecieron la orden del Señor de quedarse en el país de Judá.
Pero ellos no me escucharon, no me hicieron caso. Se fueron tras su propio capricho, tras la perversidad de su corazón; me dieron la espalda, y no la cara.
No hemos escuchado a los profetas, tus siervos, que hablaban en tu nombre a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres y a todo el pueblo del país.
Cuanto más los llamaba, más se alejaban de mí. Ofrecían sacrificios a los baales y quemaban incienso a los ídolos.