Mi alma en mi interior se aflige, por eso te recuerdo desde la región del Jordán, desde el Hermón y el monte de Misar.
Jeremías 4:20 - Biblia Martin Nieto Se anuncia desastre tras desastre, todo el país está arrasado. De golpe han sido destruidas mis tiendas, en un instante mis pabellones. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Quebrantamiento sobre quebrantamiento es anunciado; porque toda la tierra es destruida; de repente son destruidas mis tiendas, en un momento mis cortinas. Biblia Nueva Traducción Viviente Olas de destrucción cubren la tierra, hasta dejarla en completa desolación. Súbitamente mis carpas son destruidas; de repente mis refugios son demolidos. Biblia Católica (Latinoamericana) Las derrotas se suceden una tras otra, el país va quedando desierto. En un abrir y cerrar de ojos, fueron arrebatados mis pabellones y mis carpas. La Biblia Textual 3a Edicion Se anuncia golpe sobre golpe, Porque toda la tierra está devastada; Súbitamente son saqueadas mis tiendas, En un momento mis cortinas.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Desastre sobre desastre, se grita. ¡Todo el país está devastado! De repente son saqueadas mis tiendas; en un instante, mis pabellones. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Destrucción tras destrucción es anunciada; porque toda la tierra es devastada; de repente son destruidas mis tiendas, en un momento mis cortinas. |
Mi alma en mi interior se aflige, por eso te recuerdo desde la región del Jordán, desde el Hermón y el monte de Misar.
bendito sea su nombre glorioso para siempre, que toda la tierra se llene de su gloria. ¡Amén! ¡Amén!
El Señor dijo a Moisés: 'Di a los israelitas: Vosotros sois un pueblo de cabeza dura; si por un solo momento subiese en medio de vosotros, os aniquilaría. Quítate, pues, tus galas, que yo sabré cómo he de tratarte'.
¡Gritad, que el día del Señor se acerca; viene como una devastación del omnipotente!
Mi corazón gime por Moab; sus fugitivos están ya en Soar, en Egla-Selisiyá. La subida de Lujit la suben llorando; por el camino de Joronáyim, lanzan gritos de angustia.
Contempla a Sión, la ciudad de nuestras fiestas; tus ojos verán a Jerusalén, como mansión segura, tienda que no se arranca; no se moverán jamás sus estacas, ni se romperá ninguna de sus cuerdas.
Las dos cosas te sobrevendrán de repente, en un día; orfandad y viudez a la vez caerán sobre ti, a pesar de tus numerosos sortilegios y del poder de tus muchos encantamientos.
Ensancha el espacio de tu tienda, despliega tus toldos sin reparo, alarga tus cuerdas, asegura tus estacas.
Lo han hecho una desolación lamentable ante mí. ¡Todo el país está arrasado y ninguno se preocupa!
Que sean cubiertos de vergüenza mis perseguidores, y no yo; queden ellos consternados, y no yo. Haz venir sobre ellos el día de la desgracia, destrózalos con doble destrozo.
¿Hasta cuándo he de ver el estandarte y escucharé el sonido del clarín?
Sí, así habla el Señor: Todo el país será devastado, yo llevaré a cabo un total exterminio.
Izad una señal hacia la parte de Sión. ¡Huid, no os detengáis! Pues la desgracia voy a traer del norte, una inmensa catástrofe.
Sí, un lamento llega de Sión: ¡Ah, en qué desastre estamos! ¡Qué vergüenza nos cubre! ¡Tener que abandonar la patria y dejar nuestra casa!
Esto dice el Señor Dios: 'Cuando yo mande contra Jerusalén estos cuatro azotes: espada, hambre, animales feroces y peste para exterminar de ella hombres y animales,
¡Ay, qué día; cercano está el día del Señor; que viene como devastación del todopoderoso!
Si todavía no me obedecéis, multiplicaré por siete mis castigos por vuestros pecados;
Si todavía seguís obstinados contra mí y no me queréis obedecer, multiplicaré siete veces más mis castigos por vuestros pecados;
yo me obstinaré también contra vosotros y multiplicaré de nuevo por siete mis castigos por vuestros pecados;
yo me obstinaré con furor contra vosotros y multiplicaré por siete una vez más mis castigos por vuestros pecados.
Veo en angustias las tiendas de Cusán, estremecidos los pabellones de Madián.
'Separaos de esta comunidad, pues quiero aniquilarla en un instante'.
No tengáis miedo de los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed más bien al que puede perder el alma y el cuerpo en el fuego.
Todos éstos sufrirán el castigo de una perdición eterna lejos de la presencia del Señor y de su gloria esplendorosa,