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Hechos 6:9 - Biblia Martin Nieto

Unos cuantos de la sinagoga llamada de los Libertos, de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban;

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Biblia Reina Valera 1960

Entonces se levantaron unos de la sinagoga llamada de los libertos, y de los de Cirene, de Alejandría, de Cilicia y de Asia, disputando con Esteban.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Cierto día, unos hombres de la sinagoga de los Esclavos Liberados —así la llamaban— comenzaron a debatir con él. Eran judíos de Cirene, Alejandría, Cilicia y de la provincia de Asia.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Se le echaron encima algunos de la sinagoga llamada de los libertos y otros llegados de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia. Se pusieron a discutir con Esteban,

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La Biblia Textual 3a Edicion

Pero algunos de la llamada Sinagoga de Libertos° (tanto cireneos como alejandrinos), y de los de Cilicia y de Asia, se levantaron para disputar con Esteban.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Surgieron algunos de la sinagoga llamada de los Libertos, oiriundos de Cirene y Alejandría, de Cilicia y de Asia, que disputaban con Esteban,

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Entonces se levantaron unos de la sinagoga que se llama de los libertinos, y cireneos, y alejandrinos, y de los de Cilicia, y de Asia, disputando con Esteban.

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Hechos 6:9
27 Tagairtí Cros  

Tened cuidado con la gente, porque os entregarán a los tribunales y os azotarán en sus sinagogas.


a unos los mataréis y crucificaréis, y a otros los azotaréis en vuestras sinagogas y los perseguiréis de ciudad en ciudad,


Cuando salían, encontraron a un hombre de Cirene, llamado Simón, y le obligaron a llevar la cruz.


'Mirad por vosotros mismos. Os entregarán a los tribunales, os torturarán en las sinagogas y compareceréis ante los gobernadores y los reyes por causa mía; daréis testimonio entre ellos.


Pero antes de todo esto, os echarán mano, os perseguirán, os llevarán a las sinagogas y a las cárceles y os harán comparecer ante los reyes y los gobernadores por causa mía.


Pero había entre ellos algunos chipriotas y cirenenses, quienes, llegados a Antioquía, se dirigieron también a los griegos, anunciando a Jesús, el Señor.


En la Iglesia de Antioquía había profetas y doctores: Bernabé y Simón, apodado el Negro; Lucio de Cirene; Manahén, hermano de leche de Herodes el virrey, y Saulo.


Los judíos, al ver tanta gente, se enfurecieron y se opusieron con blasfemias a lo que Pablo decía.


Por medio de ellos les mandaron esta carta: 'Los apóstoles y los presbíteros, vuestros hermanos, a los hermanos de Antioquía, Siria y Cilicia procedentes del paganismo.


Recorrió Siria y Cilicia, confirmando en la fe a las Iglesias.


Atravesaron Frigia y la región de Galacia, pues el Espíritu Santo les impidió anunciar la palabra en Asia.


Un judío llamado Apolo, oriundo de Alejandría, hombre elocuente, muy versado en las Escrituras, llegó a Éfeso.


Esto duró dos años, de manera que todos los habitantes de Asia, tanto judíos como paganos, oyeron la palabra de Dios.


veis y oís que no sólo en Éfeso, sino en casi toda Asia, ese Pablo ha apartado y persuadido a mucha gente, diciendo que no son dioses los que han sido hechos con las manos de los hombres.


Cuando iban ya a cumplirse los siete días, los judíos de Asia, al verlo en el templo, alborotaron a la gente y le echaron mano,


Pablo dijo: 'Yo soy judío, ciudadano de Tarso, una ciudad no desconocida de Cilicia. Te ruego que me permitas hablar al pueblo'.


Yo le dije: Señor, ellos saben que yo iba por las sinagogas para meter en la cárcel y torturar a los que creían en ti.


Él siguió: 'Yo soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero educado aquí, en esta ciudad, a los pies de Gamaliel, instruido en la fiel observancia de la ley de nuestros padres, partidario entusiasta de la causa de Dios, como todos vosotros los sois en este día;


Él leyó la carta, y preguntó a Pablo de qué provincia era; informado de que era de Cilicia,


Me encontraron en el templo porque participé en el rito de purificación con unos judíos de Asia, pero sin promover motín o desorden alguno.


Recorrí las sinagogas y, a fuerza de torturas, los obligaba a renegar. Me ensañé contra ellos de tal modo que los perseguía hasta en las ciudades extranjeras.


pero no podían resistir la sabiduría y el espíritu con que hablaba.


¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el maestro? ¿Dónde el estudioso de este mundo? ¡Dios ha convertido en tontería la sabiduría del mundo!


Después fui a las regiones de Siria y de Cilicia,