Ciertamente vosotros os portasteis mal conmigo, pero Dios lo cambió en bien, para hacer lo que hoy estamos viendo, para mantener en vida a un gran pueblo.
Hechos 27:1 - Biblia Martin Nieto Cuando se decidió que embarcásemos para Italia, entregaron a Pablo y algunos otros presos a un oficial de la legión Augusta, llamado Julio. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Cuando se decidió que habíamos de navegar para Italia, entregaron a Pablo y a algunos otros presos a un centurión llamado Julio, de la compañía Augusta. Biblia Nueva Traducción Viviente Cuando llegó el tiempo, zarpamos hacia Italia. A Pablo y a varios prisioneros más los pusieron bajo la custodia de un oficial romano llamado Julio, un capitán del regimiento imperial. Biblia Católica (Latinoamericana) Cuando se decidió que nos debíamos embarcar rumbo a Italia, Pablo y otros prisioneros fueron entregados a un tal Julio, capitán del batallón Augusto. La Biblia Textual 3a Edicion Cuando se decidió que zarpáramos° hacia Italia, entregaron° a Pablo y a algunos otros presos a un centurión llamado Julio, de la cohorte imperial. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Cuando se decidió que nos embarcáramos para Italia, pusieron a Pablo y a otros cuantos presos bajo la custodia de un centurión, por nombre Julio, de la cohorte Augusta. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y cuando fue determinado que habíamos de navegar para Italia, entregaron a Pablo y a algunos otros presos a un centurión llamado Julio, de la compañía Augusta. |
Ciertamente vosotros os portasteis mal conmigo, pero Dios lo cambió en bien, para hacer lo que hoy estamos viendo, para mantener en vida a un gran pueblo.
pero el plan del Señor subsiste eternamente, sus proyectos, por todas las edades.
cuando Dios se levanta para hacer justicia, para liberar a todos los oprimidos de la tierra.
El hombre proyecta muchos planes, pero sólo se realiza el que quiere el Señor.
El centurión, por su parte, y los que con él estaban custodiando a Jesús, al ver el terremoto y las cosas que ocurrían, tuvieron mucho miedo y decían: 'Verdaderamente éste era hijo de Dios'.
El oficial, al ver lo que había ocurrido, daba gloria a Dios, diciendo: 'Verdaderamente este hombre era justo'.
Había en Cesarea un hombre llamado Cornelio, centurión de la cohorte Itálica.
Ellos dijeron: 'El centurión Cornelio, varón justo y temeroso de Dios, que goza de la reputación de todos los judíos, ha recibido aviso de un santo ángel para que te mande llamar y vayas a su casa y oír lo que tengas que decirle'.
Inmediatamente después de la visión intentamos pasar a Macedonia, persuadidos de que Dios nos había llamado para evangelizarlos.
Allí encontró a un judío llamado Áquila, oriundo del Ponto, que acababa de llegar de Italia con su mujer, Priscila, por haber decretado Claudio que salieran de Roma todos los judíos.
Después de esos sucesos, Pablo se propuso atravesar Macedonia y Acaya e ir a Jerusalén. Se decía: 'Debo visitar también Roma'.
sin perder un instante, fue corriendo con soldados y oficiales. Ellos, al ver al comandante y a los soldados, dejaron de sacudir a Pablo.
Al oír esto, el oficial salió a comunicárselo al comandante: '¿Qué vas a hacer? Este hombre es romano'.
A la noche siguiente se le apareció el Señor y le dijo: 'Ten ánimo, pues como has dado testimonio en Jerusalén acerca de mí, así conviene también que lo des en Roma'.
Pablo llamó a uno de los oficiales y le dijo: 'Lleva a este joven ante el comandante, porque tiene algo que comunicarle'.
Y mandó al oficial que lo custodiase, que le permitiese tener alguna libertad y que no prohibiese a ninguno de los suyos que le asistiera.
Entonces Festo, después de haber consultado con su consejo, respondió: 'Has apelado al césar, al césar irás'.
Yo he constatado que él no había hecho nada que mereciera la muerte; pero como él mismo ha apelado a Augusto, he decidido enviarlo.
El oficial, sin embargo, se fiaba del piloto y del patrón del barco más que de lo que decía Pablo.
Pero el oficial, queriendo salvar a Pablo, se lo impidió, y ordenó que los que supieran nadar se echasen al agua los primeros y saliesen a tierra,
Allí el oficial encontró un barco de Alejandría que se dirigía a Italia, y nos hizo transbordar a él.
Cuando entramos en Roma, a Pablo le permitieron quedarse en una casa particular con un soldado que lo custodiase.
Saludad a vuestros jefes y a todos los creyentes. Los de Italia os saludan.