Abrahán respondió: 'Yo me dije: Seguramente no hay temor de Dios en esta tierra y me matarán a causa de mi mujer.
Génesis 42:18 - Biblia Martin Nieto Al tercer día José les dijo: 'Haced esto para salvar la vida, porque yo temo a Dios: Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y al tercer día les dijo José: Haced esto, y vivid: Yo temo a Dios. Biblia Nueva Traducción Viviente Al tercer día, José les dijo: —Yo soy un hombre temeroso de Dios. Si hacen lo que les digo, vivirán. Biblia Católica (Latinoamericana) Al tercer día José les dijo: 'Les doy un medio para que se salven, pues yo también tengo temor de Dios. La Biblia Textual 3a Edicion Pero al tercer día les dijo José: Haced esto y viviréis. Yo temo a ’Elohim. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Al tercer día les dijo José: 'Soy hombre temeroso de Dios. Haced lo siguiente y salvaréis vuestras vidas. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y al tercer día les dijo José: Haced esto, y vivid: Yo temo a Dios: |
Abrahán respondió: 'Yo me dije: Seguramente no hay temor de Dios en esta tierra y me matarán a causa de mi mujer.
Ni él es más poderoso que yo en esta casa. Nada me ha prohibido más que a ti, puesto que tú eres su mujer. ¿Cómo podría yo cometer un mal tan grande y pecar contra Dios?'.
si sois hombres sinceros, que uno de vosotros quede preso, y los demás partid y llevad el grano para remediar el hambre de vuestra familia.
en cambio, los gobernadores que me habían precedido habían gravado al pueblo, percibiendo de él, en concepto de pan y vino, cuarenta monedas de plata cada día; y sus criados también oprimían al pueblo; pero yo no obré así, porque temía a Dios.
Y yo continué: 'No está bien lo que hacéis. ¿No sería mejor que caminarais en el temor de vuestro Dios, para no ser la burla de nuestros enemigos los paganos?
Había en el país de Hus un hombre llamado Job, hombre perfecto, íntegro, temeroso de Dios y apartado del mal.
Pero las parteras temieron a Dios y no hicieron lo que les había mandado el rey de Egipto, sino que dejaban vivir también a los niños.
Pero escógete de entre el pueblo hombres capaces, temerosos de Dios, hombres íntegros, libres de la avaricia, y constitúyelos sobre el pueblo como jefes de millar, de centena, de cincuentena y de decena;
Nadie engañe a su prójimo. Temed a vuestro Dios: yo, el Señor, vuestro Dios.
No ejercerás tu dominio sobre él arbitrariamente, sino que temerás a tu Dios.
'Había en una ciudad un juez que no temía a Dios ni respetaba a los hombres.
Durante algún tiempo no quiso; pero luego pensó: Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres,