Génesis 39 - Biblia Martin Nieto1 José había sido llevado a Egipto. Putifar, egipcio, eunuco del Faraón y capitán de la guardia, se lo compró a los ismaelitas que lo habían llevado allí. 2 El Señor estaba con José y todo le salía bien; y se quedó en la casa de su dueño, el egipcio. 3 Su dueño vio que el Señor estaba con él y que hacía prosperar en sus manos todo cuanto él emprendía; 4 José halló gracia a sus ojos, y así fue incorporado al servicio de su dueño, quien le hizo mayordomo de su casa, confiándole todo cuanto tenía. 5 Desde el momento en que le puso al frente de su casa y de todo cuanto tenía, el Señor bendijo la casa del egipcio en consideración a José. La bendición del Señor alcanzó a todo cuanto poseía, tanto en la casa como en el campo. 6 Entonces dejó en las manos de José todo cuanto poseía; con él no tenía que preocuparse de nada, a no ser del alimento que tomaba. José era guapo y esbelto. 7 La mujer de su dueño puso sus ojos en él y le dijo: 'Acuéstate conmigo'. 8 Pero José se negó y le dijo: 'Conmigo mi señor no se preocupa de lo que pasa en la casa y me ha confiado todo lo que tiene. 9 Ni él es más poderoso que yo en esta casa. Nada me ha prohibido más que a ti, puesto que tú eres su mujer. ¿Cómo podría yo cometer un mal tan grande y pecar contra Dios?'. 10 Y por más que ella insistía todos los días, José no consintió en acostarse con ella para entregarse a ella. 11 Un día entró José en la casa para sus quehaceres, y no había entonces en la casa ningún criado. 12 Ella le agarró por sus vestidos y le dijo: 'Acuéstate conmigo'. Pero él, dejando sus vestidos entre sus manos, huyó y salió afuera. 13 Ella, viendo que había dejado el manto entre sus manos y que había salido fuera, 14 llamó a sus criados y les dijo: 'Mirad, nos ha traído un hebreo para abusar de nosotros. Se acercó a mí para acostarse conmigo, pero yo me puse a gritar 15 y él, al oír mis gritos, dejó su manto en mis manos y huyó'. 16 Ella puso junto a sí el manto hasta que su marido volviera a casa. 17 Entonces repitió lo mismo a su marido: 'El hebreo que tú nos has traído se me acercó para abusar de mí, 18 pero, al ver que yo me puse a gritar, dejó su manto junto a mí y huyó'. 19 El marido, al oír lo que le decía su mujer sobre el comportamiento de su esclavo con ella, se enfureció, 20 mandó a prenderlo y lo metió en la cárcel donde estaban los presos del rey. Así José fue a parar a la cárcel. 21 Pero el Señor estaba con José e hizo que hallara favor y gracia a los ojos del jefe de la prisión. 22 Éste confió a José todos los presos de la cárcel. Todo cuanto allí se hacía, se hacía por él. 23 El jefe de la prisión no se preocupaba de lo que había encomendado a José, porque el Señor estaba con él, y todo lo que emprendía le salía bien. |
Evaristo Martín Nieto©