Yo soy débil todavía, aunque haya recibido la unción real, y estos hombres, los hijos de Sarvia, son más fuertes que yo. Que el Señor pague al que hizo el mal según su malicia'.
Daniel 6:16 - Biblia Martin Nieto Pero aquellos hombres se presentaron atropelladamente ante el rey y le dijeron: 'No olvides, oh rey, que, según la ley de los medos y los persas, ninguna prohibición o edicto que haya dado el rey puede ser revocada'. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Entonces el rey mandó, y trajeron a Daniel, y le echaron en el foso de los leones. Y el rey dijo a Daniel: El Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, él te libre. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces, finalmente el rey ordenó que arrestaran a Daniel y lo arrojaran al foso de los leones. El rey le dijo: «Que tu Dios, a quien sirves tan fielmente, te rescate». Biblia Católica (Latinoamericana) Entonces el rey ordenó que detuvieran a Daniel y que lo arrojaran al foso de los leones. El rey dijo a Daniel: '¡Ojalá te salve tu Dios, al que sirves con tanta fidelidad!'. La Biblia Textual 3a Edicion Entonces el rey dio orden, y trajeron a Daniel y lo echaron en el foso de los leones. Pero el rey dijo a Daniel: ¡Tu Dios, a quien sirves continuamente, Él te libre! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pero aquellos hombres urgieron al rey y le dijeron: 'Recuerda, rey, que, según la ley de los medos y de los persas, toda prohibición o edicto promulgado por el rey es irrevocable'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces el rey mandó, y trajeron a Daniel, y le echaron en el foso de los leones. Y hablando el rey dijo a Daniel: El Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, Él te librará. |
Yo soy débil todavía, aunque haya recibido la unción real, y estos hombres, los hijos de Sarvia, son más fuertes que yo. Que el Señor pague al que hizo el mal según su malicia'.
El temer delante de los hombres es un lazo, el que confía en el Señor está seguro.
no temas, porque yo estoy contigo; no te asustes, pues yo soy tu Dios. Yo te doy fuerza, soy tu auxilio y te sostengo con mi diestra victoriosa. DIOS
Si pasas por las aguas, yo estaré contigo; si por ríos, no te ahogarás. Si caminas por el fuego, no te quemarás, y las llamas no te abrasarán.
En cuanto a mí, en vuestras manos estoy: haced de mí lo que queráis y os parezca justo;
El rey Sedecías respondió: 'En vuestras manos está, puesto que el rey no puede nada contra vosotros'.
Entonces ellos agarraron a Jeremías y lo arrojaron en la cisterna del príncipe Malquías, situada en el patio de la guardia, bajándolo con cuerdas. En la cisterna no había agua, sino fango, y Jeremías se hundió en él.
aquel día yo te libraré a ti -dice el Señor- y no caerás en manos de los hombres que temes.
¿Estáis dispuestos cuando oigáis sonar el cuerno, el pífano, la cítara, la sambuca, el salterio, la zampoña y toda clase de instrumentos musicales a postraros y adorar la estatua que he hecho? Si no la adoráis, seréis inmediatamente arrojados en un ardiente horno de fuego; y ¿qué Dios os podrá librar de mis manos?'.
Si nuestro Dios, a quien nosotros veneramos, quiere librarnos del ardiente horno de fuego y de tus manos, oh rey, nos librará.
Tú has ejecutado sentencias justas en todos los males que nos has mandado a nosotros y a la ciudad santa de nuestros padres, Jerusalén; pues tú nos has tratado así conforme a la verdad y la justicia, a causa de nuestros pecados.
Por la mañana, al rayar el alba, el rey se levantó y marchó precipitadamente al foso de los leones.
Y los ministros y los sátrapas, después de reunirse, se presentaron al rey y le dijeron: '¡Rey Darío, vive eternamente!
A los dos años sucedió a Félix Porcio Festo; queriendo congraciarse con los judíos, Félix dejó a Pablo en la cárcel.
Si he cometido algún delito que merezca la muerte, no me niego a morir; pero si no hay nada de lo que éstos me acusan, nadie puede entregarme a ellos. Apelo al césar'.
Pero Festo, queriendo congraciarse con los judíos, preguntó a Pablo: '¿Quieres ir a Jerusalén y ser allí juzgado ante mí de estas cosas?'.
Los gobernantes no están para amedrentar a los que obran bien, sino a los que obran mal. ¿Quieres vivir sin miedo a la autoridad? Pórtate bien, y tendrás su aprobación;
Él es quien nos libró de aquel peligro mortal y nos seguirá librando. Esperamos que lo siga haciendo en adelante