Israel y Judá vivieron tranquilos, cada uno bajo su parra y su higuera, desde Dan hasta Berseba, durante toda la vida de Salomón.
Daniel 1:8 - Biblia Martin Nieto Daniel tenía el propósito de no contaminarse con la comida del rey ni con el vino que él bebía, y suplicó al jefe de los eunucos que no le obligara a contaminarse. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse. Biblia Nueva Traducción Viviente Sin embargo, Daniel estaba decidido a no contaminarse con la comida y el vino dados por el rey. Le pidió permiso al jefe del Estado Mayor para no comer esos alimentos inaceptables. Biblia Católica (Latinoamericana) Daniel decidió no mancharse comiendo de lo que se servía el rey o bebiendo de su vino. Le pidió pues al jefe de los eunucos que no lo obligara a comer esa comida impura. La Biblia Textual 3a Edicion Daniel decidió en su corazón no contaminarse con la comida del rey ni con el vino que bebía, por lo que pidió al príncipe de los eunucos que lo dispensara de esa contaminación. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Daniel decidió en su interior no contaminarse con los manjares del rey ni con el vino de su mesa, y por eso pidió al jefe de los eunucos que le dispensara de la contaminación. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al príncipe de los eunucos que se le permitiese no contaminarse. |
Israel y Judá vivieron tranquilos, cada uno bajo su parra y su higuera, desde Dan hasta Berseba, durante toda la vida de Salomón.
Se hicieron luego esclavos de Baal Fegor, comieron los sacrificios de los muertos;
alejaos de mí todos los malvados, pues quiero cumplir los mandamientos de mi Dios;
no inclines mi corazón a la maldad, a cometer delitos con los criminales; que no participe nunca en sus banquetes;
El rey les asignó una ración diaria de la comida del monarca y del vino que él bebía. Su formación duraría tres años, al cabo de los cuales serían admitidos al servicio del rey.
Bebían vino y celebraban a sus dioses de oro y plata, de bronce, hierro, madera y piedra.
Al llegar y ver la gracia de Dios, se llenó de alegría y exhortaba a todos a perseverar con un corazón firme, fieles al Señor,
sino escribirles que se abstengan de las contaminaciones de los ídolos, de la fornicación, de comer sangre o carne de animales ahogados.
Y si alguno, con entera libertad, sin que nadie lo fuerce, tiene en su interior el firme propósito de no casarse con su novia y así lo decide, hace bien.
Que cada uno dé lo que le dicte la conciencia; no de mala gana o por compromiso, pues Dios ama a quien da con alegría.
ante los que comían / la grasa de sus víctimas / y bebían el vino de sus ofrendas? ¡Que se levanten y os socorran, / que sean para vosotros un refugio!