Salmos 106 - Biblia Martin Nieto1 ¡Aleluya! Dad gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterno su amor. 2 ¿Quién podrá contar las proezas del Señor?, ¿quién podrá alabarlo como se merece? 3 Dichosos los que guardan el derecho y en todo tiempo practican la justicia. 4 Cuando seas propicio con tu pueblo, acuérdate de mí, Señor; cuando vengas a salvarlo, no te olvides de mí; 5 para que vea la dicha de tus elegidos, me alegre con la alegría de tu pueblo y me enorgullezca con tu heredad. 6 Hemos pecado, igual que nuestros padres, hemos sido perversos y traidores. 7 Nuestros padres en Egipto no valoraron tus prodigios, no se acordaron de tu inmenso amor, se rebelaron contra el altísimo en el mar Rojo. 8 Pero él los salvó por amor a su nombre, para manifestar públicamente su poder. 9 Amenazó al mar Rojo, y se secó; los llevó entre las aguas como por el desierto; 10 los salvó de las manos hostiles, los liberó de las manos enemigas; 11 las aguas cubrieron a sus perseguidores, no se salvó ni uno. 12 Entonces creyeron en sus palabras y cantaron sus alabanzas. 13 Pero pronto se olvidaron de sus obras y no supieron esperar en sus designios: 14 manifestaron en el desierto sus ansias insaciables, pusieron a prueba a Dios en aquellas soledades; 15 él les concedió todo lo que pedían, pero les envió muy poco para lo que ellos deseaban. 16 En el campamento tuvieron envidia de Moisés y de Aarón, el hombre consagrado al Señor: 17 se abrió la tierra y se tragó a Datán, y sepultó a la pandilla de Abirán; 18 un fuego devoró a su banda, una llama devoró a aquellos rebeldes. 19 En Horeb se hicieron un becerro, adoraron al metal fundido, 20 y cambiaron su gloria por la imagen de un buey que come hierba; 21 olvidaron a Dios, su libertador, al autor de prodigios en Egipto, 22 de milagros en el país de Cam, de acciones portentosas en el mar Rojo. 23 Dios pensaba ya aniquilarlos; pero Moisés, su elegido, se interpuso ante él y le hizo apartar su ira destructora. 24 Despreciaron un país maravilloso, y en su palabra no tuvieron fe; 25 murmuraron dentro de sus tiendas y no obedecieron al Señor. 26 Él entonces, mano en alto, les juró que los haría caer en el desierto, 27 que dispersaría a sus descendientes por todos los países y los esparciría entre todos los gentiles. 28 Se hicieron luego esclavos de Baal Fegor, comieron los sacrificios de los muertos; 29 así lo provocaron con sus crímenes y descargó una plaga sobre ellos. 30 Surgió entonces Fineés y ejecutó al culpable, y la plaga se detuvo: 31 esto fue tenido como una acción justa de edad en edad y para siempre. 32 Junto a las aguas de Meribá lo irritaron de nuevo y mal le fue a Moisés por culpa de ellos; 33 pues ellos le amargaron el espíritu y Moisés habló sin pensar lo que decía. 34 No exterminaron a los pueblos que el Señor les había dicho; 35 se mezclaron con los paganos y adoptaron sus costumbres; 36 adoraron a sus ídolos y cayeron en sus trampas; 37 inmolaron a sus hijos y a sus hijas a esos falsos dioses; 38 derramaron una sangre inocente, la sangre de sus hijos y de sus hijas, que inmolaron a los ídolos de Canaán, y el país quedó manchado con delitos de sangre; 39 así se contaminaron con sus obras y se prostituyeron con sus malas acciones. 40 El Señor se enfureció contra su pueblo y renegó de su heredad. 41 Los entregó en manos de las gentes y fueron dominados por sus adversarios; 42 fueron aplastados por sus enemigos y subyugados bajo su poder. 43 Él los libró una y otra vez, pero ellos se obstinaban en su rebeldía y se hundían cada vez más en sus maldades. 44 Él reparó en sus tribulaciones y escuchó sus plegarias; 45 se acordó de la alianza que había hecho con ellos, por su inmenso amor cambió de proceder: 46 hizo que sus conquistadores los trataran con benevolencia. 47 Sálvanos, Señor, Dios nuestro, reúnenos de en medio de las gentes para que alabemos tu santo nombre y cantemos con alegría tus alabanzas. 48 Bendito sea el Señor, Dios de Israel, desde siempre y por siempre. Y que todo el pueblo diga: ¡Amén! ¡Aleluya! |
Evaristo Martín Nieto©