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Apocalipsis 2:26 - Biblia Martin Nieto

Al vencedor, al que permanezca fiel a mi servicio hasta el fin, le daré poder sobre las naciones,

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Biblia Reina Valera 1960

Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

A todos los que salgan vencedores y me obedezcan hasta el final: Les daré autoridad sobre todas las naciones.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Al que venza y se mantenga en mis caminos hasta el fin, le daré poder sobre las naciones,

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La Biblia Textual 3a Edicion

Al° que venza y al° que guarde mis obras hasta el fin, le daré autoridad sobre las naciones

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Y al que venza y al que guarde mis obras hasta el final, le daré potestad sobre las naciones;

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré potestad sobre las naciones;

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Apocalipsis 2:26
32 Tagairtí Cros  

Pídeme y te daré en herencia las naciones, en propiedad los confines de la tierra.


Los destrozarás con un cetro de hierro, los triturarás como a vasos de alfarero'.


Tal es la suerte de los que en sí confían, el fin de los que en sus discursos se recrean:


pero después recibirán el reino los santos del altísimo y lo poseerán por siempre, eternamente.


hasta que vino el anciano y se hizo justicia a los santos del altísimo, llegando finalmente el tiempo en que los santos tomaron posesión del reino.


Y el reino, el poder y la grandeza de los reinos que hay bajo todo el cielo serán entregados al pueblo de los santos del altísimo; su reino será un reino eterno y todos los imperios le servirán y estarán sujetos a él.


todos os aborrecerán por causa mía, pero el que persevere hasta el fin se salvará.


Jesús les dijo: 'Os aseguro que vosotros, los que me habéis seguido, en la nueva creación, cuando el hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, os sentaréis también sobre doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.


pero el que persevere hasta el fin se salvará.


Jesús les respondió: 'Lo que Dios quiere que hagáis es que creáis en el que él ha enviado'.


la vida eterna a los que, mediante la perseverancia en las buenas obras, buscan la gloria, el honor y la inmortalidad;


Pero en todas estas cosas salimos triunfadores por medio de aquel que nos amó.


Por esto, no pudiendo resistir ya más, le envié para que me informara de vuestra fe; no fuera que os hubiese tentado ya Satanás y hubiera resultado estéril nuestro trabajo.


Cristo, por el contrario, lo ha sido en calidad de Hijo, al frente de su casa. Y su casa somos nosotros, con tal que permanezcamos inquebrantables hasta el fin, confesando valientemente nuestra fe y confiados en la esperanza que tenemos.


¿Quieres saber, oh insensato, que la fe sin obras es estéril?


Han surgido de entre nosotros, pero no eran de los nuestros; porque si hubieran sido de los nuestros, hubieran permanecido con nosotros; pero ha sucedido esto para que se manifieste que todos éstos no eran de los nuestros.


Éste es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo y que nos amemos los unos a los otros, según el mandamiento que nos ha dado.


¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?


El que tenga oídos que oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias. El vencedor no será víctima de la segunda muerte.


El que tenga oídos que oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias. Al vencedor le daré el maná escondido y una piedra blanca, y en la piedra escribiré un nombre nuevo, que sólo conoce el que la recibe.


El que tenga oídos que oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias. Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios.


Vi también unos tronos; a los que se sentaron sobre ellos, les dieron el poder de juzgar. Vi a los que habían sido degollados por dar testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni su estatua y no habían recibido la marca ni en sus frentes ni en sus manos. Éstos vivieron y reinaron con Cristo mil años.


El vencedor heredará estas cosas; yo seré su Dios, y él será mi hijo.


No habrá ya noche, no tendrán ya necesidad de la luz de una lámpara ni de la del sol, porque el Señor Dios los alumbrará, y reinarán por los siglos de los siglos.


Al vencedor le haré columna del templo de mi Dios, y no saldrá más; escribiré sobre él el nombre de mi Dios, el nombre de la ciudad de mi Dios -la nueva Jerusalén, que baja del cielo de junto a mi Dios- y mi nombre nuevo.


Al vencedor lo sentaré conmigo en mi trono, igual que yo, que he vencido y me he sentado con mi Padre en su trono.


El vencedor será revestido de vestiduras blancas, yo no borraré jamás su nombre del libro de la vida y reconoceré su nombre delante de mi Padre y de los ángeles.