y dijo: '¡Maldito sea Canaán! Sea el último de los esclavos de sus hermanos'.
2 Reyes 2:24 - Biblia Martin Nieto Él se dio media vuelta, los miró y los maldijo en el nombre del Señor. Entonces salieron del bosque dos osas y despedazaron a cuarenta y dos de aquellos muchachos. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y mirando él atrás, los vio, y los maldijo en el nombre de Jehová. Y salieron dos osos del monte, y despedazaron de ellos a cuarenta y dos muchachos. Biblia Nueva Traducción Viviente Eliseo se dio la vuelta, los miró y los maldijo en el nombre del Señor. Entonces dos osos salieron del bosque y atacaron a cuarenta y dos de ellos. Biblia Católica (Latinoamericana) Se volvió y mirándolos los maldijo en nombre de Yavé; salieron del bosque dos osas y desgarraron a cuarenta y dos de esos muchachos. La Biblia Textual 3a Edicion Y él se volvió para verlos, y los vio y los maldijo en el nombre de YHVH. Y salieron del bosque dos osas que despedazaron a cuarenta y dos de aquellos muchachos.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Se volvió para atrás, los miró y los maldijo en nombre de Yahveh. Y al momento salieron del bosque dos osos y despedazaron a cuarenta y dos de los muchachos. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y mirando él atrás, los vio, y los maldijo en el nombre de Jehová. Y salieron dos osas del monte, y despedazaron de ellos a cuarenta y dos muchachos. |
y dijo: '¡Maldito sea Canaán! Sea el último de los esclavos de sus hermanos'.
Y añadió: 'Tú conoces a tu padre y a sus hombres; son valientes y están furiosos como una osa a la que se ha quitado la cría en el campo. Tu padre es un guerrero y no pasará la noche con el pueblo.
Éste se fue; un león le salió por el camino y lo mató, quedando su cadáver tendido en el camino. El asno y el león se quedaron junto al cadáver.
A quien escape de la espada de Jazael le matará Jehú, y a quien escape de la espada de Jehú le matará Eliseo.
le dijo: 'Por no haber obedecido a la voz del Señor, cuando te separes de mí, te matará un león'. Y apenas se separó de su lado, un león lo encontró y lo mató.
No te postrarás ante ella ni le darás culto, porque yo, el Señor, tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo la iniquidad del padre en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen,
Mejor es tropezar con una osa a la que han arrebatado los cachorros que con un necio en el frenesí de su insensatez.
Para los insolentes está listo el bastón, los golpes para las espaldas de los necios.
León rugiente y oso hambriento, tal es el príncipe que oprime a un pueblo pobre.
Por tanto, esto dice el Señor: Te voy a quitar de la faz de la tierra; este año vas a morir por haber predicado la rebelión contra el Señor'.
Caeré sobre ellos como una osa privada de sus cachorros; desgarraré su corazón, los devoraré como un león, y las fieras del campo los harán pedazos.
enviaré contra vosotros fieras salvajes, que devorarán a vuestros hijos, destrozarán vuestros ganados y os diezmarán hasta el punto de quedar desiertos vuestros caminos.
Pues bien, esto dice el Señor: Tu mujer se prostituirá en la ciudad, tus hijos e hijas caerán a espada, tu tierra será repartida a cordel, tú morirás en tierra impura e Israel será llevado cautivo lejos de su tierra'.
Entonces dijo a la higuera: 'Nadie coma jamás fruto de ti'. Y lo oyeron sus discípulos.
Pedro se acordó y dijo a Jesús: '¡Maestro, mira!, la higuera que maldijiste se ha secado'.
Ananías, al oír estas palabras, cayó muerto. Y cuantos lo supieron se llenaron de miedo.
Pedro replicó: '¿Por qué os pusisteis de acuerdo para tentar al Espíritu del Señor? Ahí tienes a la puerta los pies de los que acaban de enterrar a tu marido; ellos te llevarán a ti también'.
Pedro le dijo: 'Al infierno tú y tu dinero, por haber creído que el don de Dios se compra con dinero.
y dispuestos a castigar cualquier desobediencia, una vez que vuestra obediencia sea perfecta.
Pero si no, que salga fuego de Abimelec y devore a los nobles de Siquén y de Bet Miló, y que salga fuego de los nobles de Siquén y de Bet Miló para devorar a Abimelec'.
Dios hizo igualmente recaer sobre la cabeza de los hombres de Siquén el mal que habían hecho, cumpliéndose la maldición de Jotán, el hijo de Yerubaal.