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1 Samuel 7:8 - Biblia Martin Nieto

y dijeron a Samuel: 'No dejes de rogar por nosotros al Señor, nuestro Dios, para que él nos salve de los filisteos'.

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Biblia Reina Valera 1960

Entonces dijeron los hijos de Israel a Samuel: No ceses de clamar por nosotros a Jehová nuestro Dios, para que nos guarde de la mano de los filisteos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

«¡No dejes de rogarle al Señor nuestro Dios que nos salve de los filisteos!», le suplicaron a Samuel.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Dijeron entonces a Samuel: 'No dejes de suplicar a Yavé nuestro Dios por nosotros para que nos salve de las manos de los filisteos'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y los hijos de Israel dijeron a Samuel: No ceses de clamar por nosotros a YHVH nuestro Dios, que nos salve de mano de los filisteos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Dijeron entonces los israelitas a Samuel: 'No ceses de clamar por nosotros a Yahveh, nuestro Dios, para que nos salve de la mano de los filisteos'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y dijeron los hijos de Israel a Samuel: No ceses de clamar por nosotros a Jehová nuestro Dios, para que nos guarde de mano de los filisteos.

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1 Samuel 7:8
7 Tagairtí Cros  

El Señor, tu Dios, habrá oído las palabras del general que el rey de Asiria, su señor, mandó a insultar al Dios vivo, y el Señor, tu Dios, lo castigará. Eleva, pues, una oración por el resto que aún subsiste'.


Por amor de Sión no me he de callar, no descansaré por Jerusalén, hasta que no despunte como la aurora su justicia y flamee su salvación como una antorcha.


Si fuesen profetas, si poseyesen la palabra del Señor, intercederían ante el Señor todopoderoso para que los utensilios que quedan aún en el templo del Señor, en el palacio real de Judá y en Jerusalén no vayan a parar a Babilonia.


se presentaron al profeta Jeremías y le dijeron: 'Acoge por favor nuestros ruegos y pide al Señor, tu Dios, por este pequeño resto que somos nosotros, ya que de tantos como éramos hemos quedado pocos, como estás viendo con tus propios ojos.


Confesaos los pecados unos a otros y rezad unos por otros, para que os curéis. La oración fervorosa del justo tiene un gran poder.