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1 Samuel 10:1 - Biblia Martin Nieto

Entonces Samuel tomó la redoma del aceite, la derramó sobre su cabeza, le besó y dijo: '¿No es el Señor quien te ha ungido como jefe de su pueblo, Israel? Tú regirás al pueblo del Señor y lo librarás de los enemigos que le rodean. Ésta es la señal de que el Señor te ha ungido como jefe de su heredad:

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Biblia Reina Valera 1960

Tomando entonces Samuel una redoma de aceite, la derramó sobre su cabeza, y lo besó, y le dijo: ¿No te ha ungido Jehová por príncipe sobre su pueblo Israel?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Entonces Samuel tomó un frasco de aceite de oliva y lo derramó sobre la cabeza de Saúl. Besó a Saúl y dijo: «Hago esto porque el Señor te ha designado para que gobiernes a Israel, su posesión más preciada.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Samuel tomó su alcuza de aceite y la derramó sobre la cabeza de Saúl, luego lo abrazó y le dijo: 'Yavé te ha consagrado como jefe de su pueblo Israel. Tú gobernarás el pueblo de Yavé y tú lo librarás de las manos de sus enemigos. ¿Quieres estar seguro de que Yavé te consagró como jefe de su heredad? Estas serán las señales:'

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y tomó Samuel la redoma de aceite y la derramó sobre la cabeza de él, y lo besó y le dijo: ¿No es que YHVH te ha ungido para ser príncipe sobre su heredad?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Tomó Samuel el frasco del aceite y lo derramó sobre la cabeza de Saúl; después le besó y le dijo: '¿No es Yahveh quien te ha ungido por príncipe de su pueblo Israel? Tú regirás al pueblo de Yahveh y lo librarás del poder de los enemigos que le rodean. Y ésta será la señal de que Yahveh te ha ungido por jefe de su heredad:

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Tomando entonces Samuel un frasco de aceite, lo derramó sobre su cabeza, y lo besó, y le dijo: ¿No te ha ungido Jehová para que seas capitán sobre su heredad?

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1 Samuel 10:1
38 Tagairtí Cros  

Y David le preguntó: '¿Cómo te has atrevido a extender tu mano para matar al ungido del Señor?'.


El rey contestó: 'Pues que venga conmigo Quimán, y yo haré con él lo que quieras; te concederé todo lo que me pidas'.


Nuestra ciudad es de las ciudades pacíficas, fieles e importantes de Israel, y tú intentas destruirla. ¿Por qué quieres destruir la heredad del Señor?'.


Ya antes, cuando todavía reinaba Saúl, eras tú el que mandaba el ejército de Israel. El Señor te había dicho: Tú apacentarás a mi pueblo Israel, serás el jefe de mi pueblo Israel'.


Allí Sadoc, el sacerdote, y Natán, el profeta, lo ungirán por rey de Israel. Y vosotros tocaréis la trompeta y gritaréis: ¡Viva el rey Salomón!


Pero yo me reservaré en Israel siete mil: todas las rodillas que no se han doblado ante Baal y todas las bocas que no lo han besado'.


'Vuélvete y di a Ezequías, jefe de mi pueblo: Esto dice el Señor, Dios de tu padre David: He escuchado tu oración y he mirado tus lágrimas. Te voy a devolver la salud. Dentro de tres días podrás ir al templo del Señor.


El profeta Eliseo llamó a uno de los hijos de los profetas y le dijo: 'Prepárate, toma en tu mano esta redoma de aceite y vete a Ramot de Galaad.


'¡Mentira! - replicaron-. Dínoslo tú'. Él respondió: 'Me ha hablado de esta y esta manera, y me ha dicho: Yo te unjo por rey de Israel'.


Porque el Señor ha escogido a Jacob y ha hecho de Israel su propiedad.


para que no se irrite y os veáis perdidos, pues su cólera se inflama en un instante. ¡Dichosos los que en él buscan refugio!


lo llamó de detrás de las ovejas y lo hizo el pastor de Jacob, su pueblo, y de Israel, su heredad.


'Procúrate aromas: seis kilos de mirra pura; la mitad, o sea tres, de cinamomo aromático, y otros tres de caña aromática;


No es así la porción de Jacob, porque él ha formado el universo y la tribu de su heredad es Israel; su nombre es Señor omnipotente.


Brillabas así de oro y de plata, cubierta de lino fino, de seda y bordados; flor de harina, miel y aceite era tu alimento. Te hiciste cada vez más hermosa y llegaste a la dignidad real.


Todavía continúan pecando; imágenes fundidas se han hecho con su plata, figuras de ídolos de su invención, obras todas de artesanos. Hablan con ellas, ofrecen sacrificios y envían besos a becerros.


Luego pidieron rey, y Dios les dio a Saúl, hijo de Cis, de la tribu de Benjamín, que reinó durante cuarenta años.


La porción del Señor fue su pueblo; / Jacob, la parte de su herencia.


Saludad a todos los hermanos con el abrazo de la paz.


Convenía, en efecto, que aquel por quien y para quien todo fue hecho, queriendo llevar a la gloria un gran número de hijos, hiciese perfecto, mediante los sufrimientos, al jefe que debía guiarlos a la salvación.


Entonces los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se pusieron de rodillas delante del cordero, teniendo cada uno en la mano un arpa y copas de oro llenas de perfumes (las oraciones de los santos).


Aquí me tenéis; acusadme ante el Señor y ante su ungido si he quitado a alguien un buey o he robado a alguien un asno, si he oprimido o perjudicado a alguien o me he dejado sobornar. Acusadme, y yo os responderé'.


Pero ahora tu realeza no durará; el Señor se ha buscado un hombre según su corazón y le ha destinado para rey de su pueblo, porque tú no has observado lo que el Señor te ha mandado'.


Samuel dijo a Saúl: 'El Señor me ha enviado para ungirte rey sobre mi pueblo, Israel. Escucha las palabras del Señor.


Samuel prosiguió: '¿No es cierto que siendo tú bien poca cosa has llegado a ser jefe de todas las tribus de Israel? El Señor te ungió por rey de Israel.


El Señor dijo a Samuel: '¿Hasta cuándo vas a estar llorando por Saúl, siendo así que yo lo he rechazado como rey de Israel? Llena tu cuerno de aceite. Yo te envío a casa de Jesé, de Belén, porque me he elegido un rey entre sus hijos'.


Samuel tomó el cuerno del aceite y le ungió en presencia de sus hermanos. El espíritu del Señor se apoderó de David a partir de aquel día. Samuel se fue y volvió a Ramá.


El Señor aniquila a sus contrarios, el altísimo truena desde el cielo; el Señor juzga los confines de la tierra, dará fuerza a su rey y levantará la frente de su ungido'.


Después le remordía la conciencia por haber cortado la orla del manto de Saúl.


Pero que el Señor aleje de mí el pensamiento de poner mi mano en el ungido del Señor. Anda; coge su lanza y el jarro de agua, y vámonos'.


David le contestó: '¡No lo mates! Porque ¿quién puso su mano sobre el ungido del Señor y quedó sin castigo?'.


Pero el pueblo no quiso escuchar a Samuel, y dijo: 'No; queremos un rey,


Atiende su petición; pero adviérteles bien y hazles saber los derechos del rey que van a tener'.


'Mañana a esta hora te enviaré un hombre de la tierra de Benjamín; tú le ungirás como jefe de mi pueblo Israel para que salve a mi pueblo de la mano de los filisteos, porque he visto la miseria de mi pueblo y su clamor ha llegado hasta mí'.


Cuando bajaron a las afueras de la ciudad, Samuel dijo a Saúl: 'Di al mozo que se adelante, pero tú párate, que tengo que comunicarte lo que Dios me ha dicho'.