Dichoso el que tiene su ayuda en el Dios de Jacob, y su esperanza en el Señor, su Dios,
1 Corintios 13:13 - Biblia Martin Nieto Tres cosas hay que permanecen: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más grande de las tres es el amor. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor. Biblia Nueva Traducción Viviente Tres cosas durarán para siempre: la fe, la esperanza y el amor; y la mayor de las tres es el amor. Biblia Católica (Latinoamericana) Ahora, pues, son válidas la fe, la esperanza y el amor; las tres, pero la mayor de estas tres es el amor. La Biblia Textual 3a Edicion Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Ahora quedan fe, esperanza, amor: estos tres. Pero el mayor de ellos es el amor. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y ahora permanecen la fe, la esperanza y la caridad, estas tres; pero la mayor de ellas es la caridad. |
Dichoso el que tiene su ayuda en el Dios de Jacob, y su esperanza en el Señor, su Dios,
Mis huesos se quebrantan, mis opresores me insultan, y me repiten a lo largo del día: '¿Dónde está tu Dios?'.
¿Por qué te afliges, alma mía, por qué te quejas? Espera en Dios, que aún he de alabarlo, salud de mi rostro, Dios mío.
Él le contestó: 'Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente, y a tu prójimo como a ti mismo'.
pero yo he rogado por ti para que no desfallezca tu fe. Y tú, cuando te arrepientas, confirma a tus hermanos'.
Que el Dios de la esperanza llene de alegría y paz vuestra fe, y que la fuerza del Espíritu Santo os colme de esperanza.
Buscad el amor; aspirad a los dones espirituales, pero sobre todo al don de profecía.
Sobre la carne ofrecida en sacrificio a los ídolos, está claro que todos tenemos la ciencia suficiente. Pero la ciencia envanece; lo único verdaderamente provechoso es el amor.
pues todos debemos comparecer ante el tribunal de Cristo, para que cada cual reciba lo que mereció durante su vida mortal, conforme a lo que hizo, bueno o malo.
y murió por todos, para que los que viven no vivan para sí, sino para quien murió y resucitó por ellos.
Si creemos en Cristo, da lo mismo estar o no estar circuncidados; lo que importa es la fe y que esta fe se exprese en obras de amor.
Y le pido que vuestro amor crezca cada día más en conocimiento y en discreción,
a quienes Dios quiso descubrir cuál es la riqueza sublime de este secreto entre los paganos, que es Cristo entre vosotros, la esperanza de la gloria,
por la esperanza de lo que os está reservado en los cielos, de la que ya oísteis hablar por la palabra de la verdad del evangelio
Pero, por encima de todo, tened amor, que es el lazo de la perfección.
Sin cesar presentamos a Dios, nuestro Padre, la actividad de vuestra fe, la eficacia de vuestro amor y la firmeza de vuestra esperanza en nuestro Señor Jesucristo.
Por el contrario, nosotros, hijos del día, seamos sobrios; revistámonos de la coraza de la fe y del amor, cubriéndonos con el yelmo de la esperanza de la salvación.
El fin de esta recomendación es establecer el amor, que procede de un corazón puro, de una conciencia buena y de una fe sincera.
Pues el Señor no nos ha dado espíritu de temor, sino de fortaleza, de amor y de prudencia.
Nosotros, sin embargo, no somos de aquellos que se retiran cobardemente para la perdición, sino de aquellos que se salvan por la fe.
Deseamos solamente que cada uno de vosotros demuestre el mismo empeño por guardar intacta hasta el fin vuestra esperanza,
esta esperanza es para nosotros como un áncora segura y firme, que penetra más allá de la cortina del santuario,
los que por él creéis en Dios, el cual habiéndole resucitado de entre los muertos y coronado de gloria viene a ser por lo mismo el objeto de vuestra fe y de vuestra esperanza.
El que ama a su hermano está en la luz, y no hay en él ocasión alguna de caída.
Niños, os escribo porque habéis conocido al Padre. Padres, os escribo porque habéis conocido al que es desde el principio. Jóvenes, os escribo porque sois fuertes, la palabra de Dios está en vosotros y habéis vencido al maligno.
Vosotros seguid siendo fieles a lo que habéis oído desde el principio. Así permaneceréis unidos con el Hijo y con el Padre.
El que tiene esta esperanza en él se purifica a sí mismo, como él es puro.
El que ha nacido de Dios no peca, porque la semilla de Dios permanece en él; y no puede pecar porque ha nacido de Dios.