Pero el pueblo no se ha vuelto al que lo hería, no ha buscado al Señor de los ejércitos.
Lucas 11:53 - Nueva Biblia Española (1975) Al salir de allí, los letrados y fariseos empezaron a acosarlo y a tirarle de la lengua insidiosamente sobre muchas cuestiones, Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Diciéndoles él estas cosas, los escribas y los fariseos comenzaron a estrecharle en gran manera, y a provocarle a que hablase de muchas cosas; Biblia Nueva Traducción Viviente Mientras Jesús se retiraba, los maestros de la ley religiosa y los fariseos se pusieron agresivos y trataron de provocarlo con muchas preguntas. Biblia Católica (Latinoamericana) Cuando salió de allí, los maestros de la Ley y los fariseos comenzaron a hostigarlo muy duramente. La Biblia Textual 3a Edicion Cuando Él salió° de allí, los escribas y los fariseos comenzaron a hostigarlo en gran manera y a provocarlo con preguntas acerca de muchas cosas, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Cuando salió de allí, los escribas y fariseos comenzaron a acosarlo habilidosamente sobre múltiples cuestiones, Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y diciéndoles estas cosas, los escribas y los fariseos comenzaron a acosarle en gran manera, para provocarle a que hablase de muchas cosas; |
Pero el pueblo no se ha vuelto al que lo hería, no ha buscado al Señor de los ejércitos.
Dijeron: Vamos a tramar un plan contra Jeremías, que no nos faltará la instrucción de un sacerdote, el consejo de un docto, el oráculo de un profeta; vamos a herirlo en la lengua, no hagamos caso de lo que dice.
Oía el cuchicheo de la gente 'Cerco de Pavor', ¡a delatarlo, a delatarlo! Mis amigos acechaban mi traspié: A ver si se deja seducir, lo violaremos y nos vengaremos de él.
¡Ay de ustedes, juristas, que se han guardado la llave del saber! Ustedes no han entrado y a los que querían entrar les han cerrado el paso.
Entonces, poniéndose a acecharlo, le enviaron unos espías que aparentaban ser hombres íntegros, para sorprenderlo en alguna expresión y poderlo entregar a la autoridad y jurisdicción del gobernador.
Se acercaron entonces unos saduceos, los que negaban la resurrección, y le propusieron este caso:
Pues bueno, yo pensaba que era mi deber combatir con todos los medios a Jesús Nazareno,
no es grosero ni busca lo suyo, no se exaspera ni lleva cuentas del mal,
hasta tal punto que le he pedido a Tito que, lo mismo que él empezó la cosa, dé el último toque ahí entre ustedes a esta obra de caridad.