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Jueces 4:4 - Nueva Biblia Española (1975)

Débora, profetisa, casada con Lapidot, gobernaba por entonces a Israel.

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Biblia Reina Valera 1960

Gobernaba en aquel tiempo a Israel una mujer, Débora, profetisa, mujer de Lapidot;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Débora, la esposa de Lapidot, era una profetisa que en ese tiempo juzgaba a Israel.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

En aquel tiempo, la profetisa Débora, mujer de Lapidot, juzgaba a Israel.

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La Biblia Textual 3a Edicion

En aquel tiempo juzgaba en Israel Débora, una profetisa, mujer de Lapidot.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Por aquel tiempo era juez en Israel la profetisa Débora, mujer de Lapidot.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y gobernaba en aquel tiempo a Israel una mujer, Débora, profetisa, esposa de Lapidot;

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Jueces 4:4
13 Tagairtí Cros  

Entonces el sacerdote Jelcías, Ajicán, Acbor, Safan y Asaías fueron a ver a la profetisa Julda, esposa de Salún, el guardarropa, hijo de Ticua de Jarjás. Julda vivía en Jerusalén, en el Barrio Nuevo. Le expusieron el caso,


Dios mío, acuérdate de lo que han hecho Tobías y Sanbalat; también de la profetisa Noadías y de los otros profetas que intentaron amedrentarme.


María, la profetisa, hermana de Aarón, tomó su pandero en la mano, y todas las mujeres salieron detrás de ella con panderos a danzar.


Tú, hijo de Adán, encárate con tus paisanas, metidas a profetisas por su cuenta, y profetiza contra ellas


Te saqué de Egipto, te redimí de la esclavitud, enviando por delante a Moisés, Aarón y María.


Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana: de jovencita había vivido siete años casada,


Felipe tenía cuatro hijas solteras con el don de hablar inspiradas.


Una mujer que ora o habla inspirada con la cabeza descubierta, deshonra a su cabeza, porque eso y estar rapada es uno y lo mismo.


Ya no hay más judío ni griego, esclavo ni libre, varón y hembra, pues ustedes hacen todos uno, mediante el Mesías Jesús;


Los israelitas gritaron al Señor, porque Sisara tenía novecientos carros de hierro y llevaba ya veinte años tiranizándolos.


Tenía su tribunal bajo la Palmera de Débora, entre Rama y Betel, en la serranía de Efraín, y los israelitas acudían a ella para que decidiera sus asuntos.


Aquel día Débora y Barac; hijo de Abinoán, cantaron: