Pero el rey dijo: ¡No se metan en mis asuntos, hijo de Seruyá! Déjale que maldiga, que si el Señor le ha mandado que maldiga a David, ¿quién va a pedirle cuentas?
Juan 18:11 - Nueva Biblia Española (1975) Jesús le dijo a Pedro: Mete el machete en su funda. El trago que me ha mandado beber el Padre, ¿voy a dejar de beberlo? Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Jesús entonces dijo a Pedro: Mete tu espada en la vaina; la copa que el Padre me ha dado, ¿no la he de beber? Biblia Nueva Traducción Viviente Pero Jesús le dijo a Pedro: «Mete tu espada en la vaina. ¿Acaso no voy a beber de la copa de sufrimiento que me ha dado el Padre?». Biblia Católica (Latinoamericana) Jesús dijo a Pedro: 'Coloca la espada en su lugar. ¿Acaso no voy a beber la copa que el Padre me ha dado?' La Biblia Textual 3a Edicion Entonces Jesús dijo a Pedro: Mete la espada en la vaina. La copa° que me ha dado el Padre, ¿no la he de beber? Biblia Serafín de Ausejo 1975 Jesús dijo a Pedro: 'Mete la espada en la vaina. ¿Es que no voy a beber el cáliz que me ha dado mi Padre?'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces Jesús dijo a Pedro: Mete tu espada en la vaina; la copa que mi Padre me ha dado, ¿no la he de beber? |
Pero el rey dijo: ¡No se metan en mis asuntos, hijo de Seruyá! Déjale que maldiga, que si el Señor le ha mandado que maldiga a David, ¿quién va a pedirle cuentas?
El Señor tiene una copa en la mano, un vaso lleno de vino drogado: se lo hace beber hasta las heces a todos los malvados de la tierra.
Pero Jesús replicó: No saben lo que piden; ¿son capaces de pasar el trago' que voy a pasar yo? Le con- testaron: Sí, lo somos.
Adelantándose un poco, cayó rostro en tierra y se puso a orar diciendo: Padre mío, si es posible, que no me toque a mí ese trago. Sin embargo, no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú.
Se apartó por segunda vez y oró diciendo: Padre mío, si no es posible que deje de tocarme, realícese tu designio.
Son los paganos quienes ponen su empeño en esas cosas; ya sabe el Padre que tienen ustedes necesidad de eso.
diciendo: Padre, si quieres, aparta de mí este trago; sin embargo, que no se realice mi designio, sino el tuyo.
Si cumplen mis mandamientos, se mantendrán en mi amor, como yo he dado cumplimiento a los mandamientos de mi Padre y me mantengo en su amor.
Padre, quiero que también ellos, los que me has entregado, estén conmigo donde estoy yo, para que contemplen mi gloria, la que tú me has dado, porque me amaste antes que existiera el mundo.
Contestó Jesús: La realeza mía no pertenece al orden éste. Si perteneciera al orden éste la realeza mía, mi guardia personal habría luchado para impedir que me entregaran a las autoridades judías. Ahora que la realeza mía no es de aquí.
Le dijo Jesús: Suéltame, que aún no he subido con el Padre para quedarme. En cambio, ve a decirles a mis hermanos: 'Estoy subiendo a mi Padre que es vuestro Padre, que es mi Dios y vuestro Dios'.
porque las armas de mi milicia no son humanas; no, es Dios quien les da poder para derribar fortalezas: derribamos falacias
llevando el mensaje de la verdad y la fuerza de Dios. Con la derecha y con la izquierda empuñamos las armas de la honradez,
fijos los ojos en el pionero y consumador de la fe, Jesús; el cual, por la dicha que le esperaba, sobrellevó la cruz, despreciando la ignominia, está sentado a la derecha del trono de Dios.