el ángel que me libró de todo mal, bendiga a estos chicos. Continúe en ellos mi nombre y el apellido de mis padres, Abrahán e Isaac. Sean una multitud en medio de la tierra.
Juan 17:15 - Nueva Biblia Española (1975) no te ruego que te los lleves del mundo, sino que los guardes de la maldad. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. Biblia Nueva Traducción Viviente No te pido que los quites del mundo, sino que los protejas del maligno. Biblia Católica (Latinoamericana) No te pido que los saques del mundo, sino que los defiendas del Maligno. La Biblia Textual 3a Edicion No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. Biblia Serafín de Ausejo 1975 No te pido que los saques del mundo, sino que los guardes del Maligno. Biblia Reina Valera Gómez (2023) No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. |
el ángel que me libró de todo mal, bendiga a estos chicos. Continúe en ellos mi nombre y el apellido de mis padres, Abrahán e Isaac. Sean una multitud en medio de la tierra.
Yabés hizo esta petición al Dios de Israel: 'Bendíceme, ensancha mi territorio y ayúdame. Presérvame del mal para que no padezca'. Dios le concedió lo que había pedido.
'¿Qué ganas con mi muerte, con que baje a la fosa? ¿Te va a dar gracias el polvo, o va a proclamar tu lealtad?
Todo lo que esté a tu alcance hazlo con empeño, pues no se trabaja ni se planea, no hay conocer ni saber en el Abismo adonde te encaminas.
Perece el inocente, y nadie hace caso; se llevan a los hombres fieles, y nadie comprende que ante la maldad se llevan al inocente,
Cuando digan sí sea un sí, y cuando no un no; lo que pasa de ahí es cosa del Malo.
y perdónanos nuestros pecados, que también nosotros perdonamos a todo deudor nuestro; y no nos dejes ceder a la tentación',
Pero yo he pedido por ti para que no pierdas la fe, Y tú, cuando te arrepientas, afirma a tus hermanos.
que se entregó por nuestros pecados para librarnos de este perverso mundo presente, conforme al designio de Dios nuestro Padre.
Ahora ya me aguarda la merecida corona con la que el Señor, juez justo, me premiará el último día; y no sólo a mí, sino también a todos los que anhelan su venida.
Sabemos que todo el que ha nacido de Dios y lo vive, no peca; no, lo guarda el que nació de Dios y el malo no puede tocarlo.
Sabemos que somos de Dios, mientras el mundo entero está en poder del malo.