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2 Timoteo 4:8 - Nueva Biblia Española (1975)

8 Ahora ya me aguarda la merecida corona con la que el Señor, juez justo, me premiará el último día; y no sólo a mí, sino también a todos los que anhelan su venida.

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Biblia Reina Valera 1960

8 Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Ahora me espera el premio, la corona de justicia que el Señor, el Juez justo, me dará el día de su regreso; y el premio no es solo para mí, sino para todos los que esperan con anhelo su venida.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Sólo me queda recibir la corona de toda vida santa con la que me premiará aquel día el Señor, juez justo; y conmigo la recibirán todos los que anhelaron su venida gloriosa.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Por lo demás, me está reservada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, Juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que han demostrado amar° su aparecimiento.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Y ahora está ya preparada para mí la corona de justicia, con la que me retribuirá en aquel día el Señor, el juez justo; y no sólo a mí, sino también a todos los que hayan mirado con amor su venida.

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2 Timoteo 4:8
39 Tagairtí Cros  

¡Lejos de ti hacer tal cosa! Matar al inocente con el culpable, confundiendo al inocente con el culpable, i lejos de ti! El juez de todo el mundo, ¿no hará justicia?


Qué bondad tan grande, Señor, reservas para tus fieles, y despliegas, a la vista de todos, con los que a ti se acogen;


Mi escudo es un Dios que salva a los hombres sinceros.


pondrá en tu cabeza una diadema hermosa, te ceñirá una corona esplendente'.


Dice el Señor de los ejércitos: el día que yo actúe, ellos serán mi propiedad; los perdonaré como un padre al hijo que le sirve;


En cambio, del día aquel y la hora nadie sabe, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sólo y únicamente el Padre,


Aquel día muchos me dirán: 'Señor, Señor, ¡si hemos profetizado en tu nombre y echado demonios en tu nombre y hecho muchos milagros en tu nombre!'.


Les digo que el día aquél le será más soportable a Sodoma que a ese pueblo.


Pues con la dureza de tu corazón impenitente te estás almacenando castigos para el día del castigo, cuando se revelará el justo juicio de Dios,


Más aún: incluso nosotros, que poseemos el Espíritu como primicia, gemimos en lo íntimo a la espera, de la plena condición de hijos, del rescate de nuestro ser,


Pero, en cambio, aquello que dice la Escritura: 'Lo que ojo nunca vio' ni oreja oyó ni hombre alguno ha imaginado, lo que Dios ha preparado para los que lo aman', nos lo ha revelado Dios a nosotros por medio del Espíritu.


Y la obra de cada uno se verá por lo que es, pues el día aquél la pondrá de manifiesto; porque ese día amanecerá con fuego y el fuego pondrá a prueba la calidad de cada obra:


Pues yo corro de esa manera, no sin rumbo fijo; boxeo de esa manera, no dando golpes al aire;


y de hecho por eso suspiramos, por el anhelo de vestirnos encima la morada que viene del cielo,


para ver de alcanzar como sea la resurrección de entre los muertos.


Los anima a esto la esperanza de lo que Dios les tiene reservado


y aguardar la vuelta desde el cielo de su Hijo, al que resucitó de la muerte, de Jesús, el que nos libra del castigo que viene.


A ustedes, en cambio, que no viven en tinieblas, ese día no tiene por qué sorprenderlos como un ladrón,


aparecerá el impío, a quien el Señor Jesús destruirá con el aliento de su boca' y aniquilará con el esplendor de su venida.


y así acumularán un capital sólido para el porvenir y alcanzarán la vida verdadera.


manifestada ahora por la aparición en la tierra de nuestro salvador, el Mesías Jesús; él ha aniquilado la muerte y ha irradiado vida e inmortalidad por medio del evangelio.


pero no me siento derrotado, pues sé en quién he confiado y estoy firmemente persuadido de que tiene poder para asegurar hasta el último día el encargo que me dio.


Que el Señor le conceda alcanzar su misericordia en el último día. Por lo demás, los servicios que prestó en Efeso tú los conoces mejor que nadie.


Tampoco un atleta recibe el premio si no compite conforme al reglamento.


Delante de Dios y del Mesías Jesús, que ha de juzgar a vivos y muertos, te pido de todo corazón, en nombre de su venida y de su reinado:


aguardando la dicha que esperamos: la venida de Jesús Mesías, gloria del gran Dios y salvador nuestro,


En el momento ninguna corrección resulta agradable, sino molesta; pero después, a los que se han dejado entrenar por ella, los resarce con un fruto apacible de honradez.


así también el Mesías se ofreció una sola vez, para quitar los pecados de tantos; la segunda vez, ya sin relación con el pecado, se manifestará a los que lo aguardan para salvarlos.


Dichoso el hombre que resiste la prueba, porque, al salir airoso, recibirá en premio la vida que Dios ha prometido a los que lo aman. '


para la herencia que no decae, ni se mancha, ni se marchita,


Así, cuando aparezca el supremo Pastor, recibirán la corona imperecedera de la gloria.


Miren, viene entre las nubes: todos lo verán con sus ojos, también aquellos que lo traspasaron, y plañirán por él todas las razas de la tierra'. Así es. Amén.


Vi el cielo abierto y apareció un caballo blanco; su jinete se llama el fiel y el leal, porque lleva razón en el juicio y en la guerra.


No temas nada de lo que vas a sufrir; el diablo va a meter a algunos de ustedes en la cárcel para ponerlos a prueba, pero su apuro durará diez días. Sé fiel hasta la muerte y te daré la corona de la vida.


El que se hace testigo de estas cosas dice: 'Sí, voy a llegar enseguida' . Amén. Ven, Señor Jesús.


los veinticuatro ancianos se postran ante el que está sentado en el trono, para rendir homenaje al que vive por los siglos de los siglos, y arrojan sus coronas ante el trono diciendo:


En círculo, alrededor del trono, había otros veinticuatro tronos, y sentados en ellos veinticuatro ancianos con capas blancas y coronas de oro en la cabeza.


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