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Joel 1:12 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

12 La vid se marchitó; languideció la higuera; se marchitaron los granados, las palmeras, los manzanos, ¡todos los árboles del campo! ¡Y hasta la alegría de la gente acabó por marchitarse!

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

12 La vid está seca, y pereció la higuera; el granado también, la palmera y el manzano; todos los árboles del campo se secaron, por lo cual se extinguió el gozo de los hijos de los hombres.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Se secaron las vides y se marchitaron las higueras. Los granados, las palmeras y los manzanos —todos los árboles frutales— se secaron. Y la alegría de la gente se marchitó con ellos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 La viña se ha secado y la higuera languidece; el granado, la palmera y el manzano, todos los árboles del campo están secos, y se nos fue la alegría como avergonzada.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 La vid está seca, la higuera marchita, Lo mismo el granado, la palmera y el manzano; Todos los árboles del campo están secos, Y hasta el gozo de los hombres se ha agotado.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Están secas las cepas, marchitas las higueras; granados, palmeras y manzanos, resecos los árboles todos del campo. Ha desaparecido la alegría entre los hijos de los hombres.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

12 Se secó la vid, se marchitó la higuera, el granado también, la palmera y el manzano; se secaron todos los árboles del campo; por lo cual se secó el gozo de los hijos de los hombres.

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Joel 1:12
19 Referencias Cruzadas  

Tú has hecho que mi corazón rebose de alegría, alegría mayor que la que tienen los que disfrutan de trigo y vino en abundancia.


Como palmeras florecen los justos; como cedros del Líbano crecen.


Cual manzano entre los árboles del bosque es mi amado entre los hombres. Me encanta sentarme a su sombra; dulce a mi paladar es su fruto.


Tus pechos son un huerto de granadas con frutos exquisitos, con flores de nardo y azahar;


Ya no hay en los huertos alegría ni regocijo. Nadie canta ni grita en los viñedos, nadie pisa la uva en los lagares; yo le puse fin al clamor en la vendimia.


Clamor hay en las calles porque falta el vino; toda alegría se ha extinguido; el júbilo ha sido desterrado.


Languidece el vino nuevo, desfallece la vid; gimen todos los corazones alegres.


Tú has hecho que la nación crezca; has aumentado su alegría. Y se alegran ellos en tu presencia como cuando recogen la cosecha, como cuando reparten el botín.


Se oye el clamor desde Joronayin: ¡devastación y gran destrucción!


De los fértiles campos de Moab han desaparecido el gozo y la alegría. Acabé con el vino de tus lagares; ya nadie pisa las uvas entre gritos de alborozo; los gritos ya no son de regocijo.


Los campos yacen devastados, reseca está la tierra; han sido arrasados los cereales, se ha secado el vino nuevo y agotado el aceite.


¿No se nos arrebató el alimento ante nuestros propios ojos, y la alegría y el regocijo de la casa de nuestro Dios?


Pero al amanecer del día siguiente Dios dispuso que un gusano la hiriera, y la planta se marchitó.


¿Queda todavía alguna semilla en el granero? ¿Todavía no producen nada la vid ni la higuera, ni el granado ni el olivo? ¡Pues a partir de hoy yo os bendeciré!»


Exterminaré a la langosta, para que no arruine vuestros cultivos y las vides en los campos no pierdan su fruto —dice el Señor Todopoderoso—.


Cuando llegaron al valle del arroyo Escol, cortaron un sarmiento que tenía un solo racimo de uvas, y entre dos lo llevaron colgado de una vara. También cortaron granadas e higos.


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