Acabada su oración, tembló el lugar en que estaban reunidos, y quedaron todos llenos del Espíritu Santo, y anunciaban con absoluta libertad la palabra de Dios.
Yo no me avergüenzo del evangelio, que es poder de Dios para la salvación de todo el que cree, del judío primero y también del griego.
las armas con que lucho no son humanas, sino divinas; capaces de destruir fortalezas, de deshacer las acusaciones
y toda altanería que se levante contra el conocimiento de Dios, de someter todo entendimiento a la voluntad de Cristo,
Mientras Pedro estaba de este modo custodiado en la cárcel, la Iglesia oraba sin cesar por él a Dios.
¿Está enfermo? Que llame a los presbíteros de la Iglesia para que recen por él y lo unjan con aceite en nombre del Señor.
La oración hecha con fe salvará al enfermo, y el Señor lo restablecerá y le serán perdonados los pecados que haya cometido.
todo lo sometió bajo sus pies y a él lo constituyó cabeza de la Iglesia por encima de todas las cosas;
Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo'.
Jesús se acercó y les dijo: 'Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra.
Id, pues, y haced discípulos míos en todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,
y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo'.
Pedro dijo: 'No tengo plata ni oro; pero lo que tengo, eso te doy: en nombre de Jesucristo, el Nazareno, echa a andar'.
Lo agarró de la mano derecha y lo levantó; y al instante sus pies y sus tobillos se fortalecieron;
y de un salto se puso en pie y echó a andar; y entró con ellos en el templo andando, saltando y alabando a Dios.
Por esto, queridos hermanos, manteneos firmes, inconmovibles, trabajando más y más en la obra del Señor, sabiendo que el Señor no dejará sin recompensa vuestro trabajo.
Y designó a doce para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar
con poder de echar los demonios.
Yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella.
Hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, os ruego que os pongáis de acuerdo y que no haya divisiones entre vosotros, sino que conservéis la armonía en el pensar y en el sentir.
Vosotros, en cambio, queridos, asentaos en el cimiento de vuestra santa fe, orad en el Espíritu Santo;
conservaos en el amor de Dios, aguardando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para la vida eterna.
La Iglesia gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaría; se consolidaba y progresaba en la fidelidad al Señor, y se extendía alentada por el Espíritu Santo.
Que la paz de Cristo reine en vuestros corazones, en la que fuisteis llamados para formar un solo cuerpo. Y sed agradecidos.
A los que crean les acompañarán estos prodigios: en mi nombre echarán los demonios; hablarán lenguas nuevas;
agarrarán las serpientes y, aunque beban veneno, no les hará daño; pondrán sus manos sobre los enfermos y los curarán'.
Ved que os he dado poder de pisar serpientes y escorpiones, y sobre todas las fuerzas del enemigo, sin que nada os dañe.
Sabed que voy a enviar lo que os ha prometido mi Padre. Por vuestra parte quedaos en la ciudad hasta que seáis revestidos de la fuerza de lo alto'.
'Os aseguro que el que cree en mí hará las obras que yo hago y las hará aún mayores que éstas, porque yo me voy al Padre;
No me elegisteis vosotros a mí, sino yo a vosotros; y os designé para que vayáis y deis fruto y vuestro fruto permanezca, a fin de que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda.
Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará a la verdad completa. Pues no os hablará por su cuenta, sino que os dirá lo que ha oído y os anunciará las cosas venideras.
Él me honrará a mí, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará.
Todo lo que el Padre tiene es mío; por eso os he dicho que recibe de lo mío y os lo anunciará.
pero recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros para que seáis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría y hasta los confines de la tierra'.
Al llegar el día de pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar.
De repente un ruido del cielo, como de viento impetuoso, llenó toda la casa donde estaban.
Se les aparecieron como lenguas de fuego, que se repartían y se posaban sobre cada uno de ellos.
Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en lenguas extrañas, según el Espíritu Santo les movía a expresarse.
Eran constantes en escuchar la enseñanza de los apóstoles, en la unión fraterna, en partir el pan y en las oraciones.
Ahora, Señor, mira sus amenazas y concede a tus siervos predicar tu palabra,
y extiende tu mano para curar y obrar señales y prodigios en el nombre de tu santo siervo Jesús'.
Acabada su oración, tembló el lugar en que estaban reunidos, y quedaron todos llenos del Espíritu Santo, y anunciaban con absoluta libertad la palabra de Dios.
Los apóstoles daban testimonio con toda firmeza de la resurrección de Jesús, el Señor. Y todos gozaban de gran simpatía.
Los apóstoles hacían muchos milagros y prodigios en el pueblo; todos se reunían en el pórtico de Salomón.
Los demás no se atrevían a unirse a ellos; pero el pueblo los tenía en gran estima.
Y el número de hombres y mujeres que creían en el Señor aumentaba cada vez más;
y hasta sacaban los enfermos a las plazas y los ponían en camillas y angarillas para que, al pasar Pedro, al menos su sombra tocase alguno de ellos.
De las aldeas próximas a Jerusalén acudía también mucha gente llevando enfermos y poseídos por espíritus inmundos, y todos eran curados.
Esteban, por su parte, lleno de gracia y de poder, realizaba grandes prodigios y milagros en el pueblo.
La gente escuchaba con atención a Felipe, pues había oído hablar de los milagros que hacía y ahora los estaban viendo:
de muchos posesos salían los espíritus impuros dando grandes voces, y muchos paralíticos y cojos quedaban curados.
cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y llenó de poder a Jesús de Nazaret, el cual pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el demonio, porque Dios estaba con él.
Mientras celebraban el culto del Señor y ayunaban, el Espíritu Santo dijo: 'Separadme a Bernabé y a Saulo para la obra a la que los he llamado'.
Entonces, después de haber ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron.
Los paganos, al oírlo, se llenaron de alegría y aplaudieron la palabra del Señor; y todos los que estaban destinados a la vida eterna abrazaron la fe.
La palabra del Señor se difundía por todo el país.
Dios hacía milagros extraordinarios por medio de Pablo,
hasta el punto de que, con sólo aplicar a los enfermos los pañuelos o cualquier otra prenda de Pablo, se curaban y salían los espíritus malignos.
así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo en Cristo y somos todos miembros unos de otros.
Pero tenemos carismas diferentes, según lo que Dios ha querido dar a cada uno; el que tenga el carisma de la profecía, que lo ejerza conforme a la fe;
el que tenga el de servicio a los demás, que les sirva bien; el que tenga el de enseñar, que se dedique a la enseñanza;
el que tenga el de exhortar, que se dedique a exhortar; el que tiene el de repartir limosna, que reparta con generosidad; el que tiene el de presidir, que presida con seriedad; el que hace obras de misericordia, que las haga con alegría.
No me atrevería a hablar de alguna cosa que Cristo no hubiera hecho por medio de mi ministerio para conseguir que los paganos aceptaran el evangelio. Esto se ha conseguido con palabras y acciones,
con la fuerza de milagros y prodigios y con el poder del Espíritu Santo; de manera que desde Jerusalén en todas direcciones hasta Iliria he anunciado el evangelio de Cristo;
Porque el lenguaje de la cruz es una locura para los que se pierden; pero para nosotros, que nos salvamos, es poder de Dios.
¿No sabéis que sois templos de Dios, y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él;
que congregados en nombre de nuestro Señor Jesucristo, vosotros y mi espíritu, y con el poder de Jesús, Señor nuestro, este tal
sea entregado a Satanás, con el fin de que, aunque quede corporalmente destrozado, pueda salvarse el día del Señor.
Hay diversidad de dones espirituales, pero el Espíritu es el mismo;
diversidad de funciones, pero el mismo Señor;
diversidad de actividades, pero el mismo Dios, que lo hace todo en todos.
A cada cual se le da la manifestación del Espíritu para el bien común.
Ahora bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno por su parte es miembro de ese cuerpo.
Y así Dios ha puesto en la Iglesia en primer lugar a los apóstoles; en segundo lugar, a los profetas; en tercero, a los maestros; luego, los que tienen el poder de hacer milagros; después, los que tienen el don de curar, de asistir a los necesitados, de gobernar, de hablar lenguas extrañas.
Así pues, ya que ambicionáis los dones espirituales, procurad tener los que sirven para la formación de la Iglesia.
¡Demos gracias a Dios que nos da esta victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo!
Pero llevamos este tesoro en vasijas de barro, para que aparezca claro que esta pujanza extraordinaria viene de Dios y no de nosotros.
y las tres me ha respondido: 'Te basta mi gracia, pues mi poder triunfa en la flaqueza'. Con gusto, pues, presumiré de mis flaquezas para que se muestre en mí el poder de Cristo.
que ilumine los ojos de vuestro corazón, para que conozcáis cuál es la esperanza de su llamada, cuál la riqueza de la gloria de su herencia otorgada a su pueblo
y cuál la excelsa grandeza de su poder para con nosotros, los creyentes, según la fuerza de su poderosa virtud,
la que ejerció en Cristo resucitándolo de entre los muertos, sentándolo a su derecha en los cielos
todo lo sometió bajo sus pies y a él lo constituyó cabeza de la Iglesia por encima de todas las cosas;
la Iglesia es su cuerpo, la plenitud de todo lo que existe.
De tal suerte que ya no sois extranjeros y huéspedes, sino que sois ciudadanos de los consagrados y miembros de la familia de Dios,
edificados sobre el fundamento de los apóstoles y de los profetas. La piedra angular de este edificio es Cristo Jesús,
en el que todo el edificio, perfectamente ensamblado, se levanta para convertirse en un templo consagrado al Señor;
por él también vosotros estáis integrados en el edificio, para ser mediante el Espíritu morada de Dios.
Así, de ahora en adelante, por medio de la Iglesia, los principados y potestades celestiales podrán conocer la incalculable sabiduría de Dios,
según el plan eterno que Dios ha realizado en Cristo Jesús, Señor nuestro.
A aquel que es poderoso para hacer muchísimo más de lo que pedimos o pensamos, en virtud de su poder que actúa en nosotros,
a él la gloria en la Iglesia y en Cristo Jesús, en todas las generaciones, por los siglos de los siglos. Amén.
Él a unos constituyó apóstoles; a otros, profetas; a unos evangelistas, y a otros pastores y maestros,
a fin de perfeccionar a los cristianos en la obra de su ministerio y en la edificación del cuerpo de Cristo,
hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y al conocimiento completo del Hijo de Dios, y a constituir el estado del hombre perfecto a la medida de la edad de la plenitud de Cristo,
porque el marido es cabeza de la mujer, del mismo modo que Cristo es cabeza de la Iglesia, cuerpo suyo, del cual él es el Salvador.
En definitiva, cobrad fuerzas en el poder soberano del Señor.
Revestíos de la armadura de Dios para que podáis resistir las tentaciones del diablo.
Tomad también el yelmo de la salud y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios,
orando sin cesar bajo la guía del Espíritu con toda clase de oraciones y súplicas; estad alerta y pedid constantemente por todos los creyentes;
Por ello Dios le exaltó sobremanera y le otorgó un nombre que está sobre cualquier otro nombre,
para que al nombre de Jesús doblen su rodilla los seres del cielo, de la tierra y del abismo,
y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor para gloria de Dios Padre.
Él es también la cabeza del cuerpo, de la Iglesia, siendo el principio, el primogénito entre los muertos, para ser el primero en todo,
Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la divinidad,
y en él, cabeza de todo principado y potestad, habéis alcanzado la plenitud.
Que la paz de Cristo reine en vuestros corazones, en la que fuisteis llamados para formar un solo cuerpo. Y sed agradecidos.
Que la palabra de Cristo viva entre vosotros con toda su riqueza. Enseñaos y aconsejaos unos a otros con talento. Con profundo agradecimiento cantad a Dios salmos, himnos y canciones religiosas.
Porque nuestro mensaje evangélico no os fue transmitido solamente con palabras, sino también con obras portentosas bajo la acción del Espíritu Santo y, por parte nuestra, con una profunda entrega. En efecto, vosotros sabéis cuál fue nuestra actuación entre vosotros para vuestro bien.
En este sentido pedimos sin cesar por vosotros: que nuestro Dios os haga dignos de vuestra vocación y que con su poder lleve a término todos vuestros buenos deseos y la obra de vuestra fe.
De este modo el nombre de Jesús, nuestro Señor, será glorificado entre vosotros, y vosotros lo seréis en él con la gracia de nuestro Dios y de Jesucristo, el Señor.
por si tardo, para que sepas cómo has de conducirte en la casa de Dios, que es la Iglesia de Dios vivo, columna y fundamento de la verdad.
Pues el Señor no nos ha dado espíritu de temor, sino de fortaleza, de amor y de prudencia.
Quien se conserve libre de estos errores será un utensilio para usos nobles, santificado, útil a su dueño, dispuesto siempre a hacer el bien.
predica la palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende, corrige, exhorta con toda paciencia y con preparación doctrinal.
que se entregó a sí mismo por nosotros para redimirnos y hacer de nosotros un pueblo escogido, limpio de todo pecado y dispuesto a hacer siempre el bien.
Esto es lo que tienes que enseñar, predicar y defender con toda autoridad. Que nadie te haga de menos.
confirmando Dios su testimonio con signos, prodigios y toda clase de milagros, y con los dones que el Espíritu Santo reparte según su voluntad.
y miremos los unos por los otros para estimularnos en el amor y en las obras buenas;
no abandonéis vuestras propias asambleas, como algunos tienen por costumbre hacer, sino más bien animaos mutuamente, y esto tanto más cuanto que veis acercarse el día.
Así pues, puesto que entramos en posesión de un reino inmutable, retengamos firmemente la gracia, y por ella ofrezcamos a Dios un culto agradable con reverencia y con respeto.
Porque nuestro Dios es fuego devorador.
disponeos como piedras vivientes, a ser edificados en casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer víctimas espirituales agradables a Dios por mediación de Jesucristo;
Vosotros, por el contrario, sois linaje escogido, sacerdocio real, nación consagrada, pueblo de su propiedad, para anunciar las grandezas del que os ha llamado de las tinieblas a su luz maravillosa,
Que cada cual ponga al servicio de los demás los dones que haya recibido como corresponde a buenos administradores de los distintos carismas de Dios;
el que tenga el don de la palabra, que use de él como el que comunica palabras de Dios; el que presta un servicio que lo haga como mandatario de Dios de manera que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo al cual se debe la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.
Apacentad el rebaño que Dios os ha confiado y cuidad de él no a la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere; no por una vil ganancia, sino con generosidad;
no como dictadores, sino como modelos para el rebaño.
El poder divino nos ha otorgado todo lo necesario para la vida y la piedad, dándonos a conocer al que nos ha llamado por su propia gloria y su grandeza.
quien peca es del diablo, porque el diablo es pecador desde el principio. El Hijo de Dios se ha manifestado para destruir las obras del diablo.
Hijos míos, vosotros sois de Dios, y lo habéis vencido. Porque el que está en vosotros es más grande que el que está en el mundo.
Porque todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo. Y ésta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe.
¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
y de parte de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de entre los muertos y el rey de los reyes de la tierra. A aquel que nos ama y nos ha lavado de nuestros pecados con su propia sangre,
y nos ha hecho un reino de sacerdotes para su Dios y Padre; a él la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.
El que tenga oídos que oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias. Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios.
El que tenga oídos que oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias. Al vencedor le daré el maná escondido y una piedra blanca, y en la piedra escribiré un nombre nuevo, que sólo conoce el que la recibe.
Al vencedor, al que permanezca fiel a mi servicio hasta el fin, le daré poder sobre las naciones,
y las apacentará con vara de hierro, como se rompen los vasos de arcilla;
así he recibido también yo este poder de mi Padre; y le daré la estrella de la mañana.
Al vencedor le haré columna del templo de mi Dios, y no saldrá más; escribiré sobre él el nombre de mi Dios, el nombre de la ciudad de mi Dios -la nueva Jerusalén, que baja del cielo de junto a mi Dios- y mi nombre nuevo.
Al vencedor lo sentaré conmigo en mi trono, igual que yo, que he vencido y me he sentado con mi Padre en su trono.
Ellos cantaban un cántico nuevo: Tú eres digno de tomar el libro y de abrir sus sellos, porque has sido degollado y has rescatado para Dios con tu sangre a los hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación.
De ellos has hecho para nuestro Dios un reino de sacerdotes, que reinarán sobre la tierra.
Ellos le han vencido por la sangre del cordero y por el testimonio que proclamaron, y han despreciado su vida hasta sufrir la muerte.
Gocémonos y alegrémonos, y démosle gloria; porque han llegado las bodas del cordero, su esposa está ya preparada,
y a él le ha concedido vestirse de lino fino, limpio y brillante. (El lino fino son las obras de justicia de los santos).
Vi también unos tronos; a los que se sentaron sobre ellos, les dieron el poder de juzgar. Vi a los que habían sido degollados por dar testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni su estatua y no habían recibido la marca ni en sus frentes ni en sus manos. Éstos vivieron y reinaron con Cristo mil años.
Los otros muertos no vivieron hasta que no se cumplieron los mil años. Ésta es la primera resurrección.
Dichoso y santo el que tiene parte en la primera resurrección; sobre éstos no tiene poder la segunda muerte, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, con el que reinarán mil años.
Y vi a la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo del lado de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su esposo.
Y oí venir del trono una voz potente que decía: 'Ésta es la morada de Dios con los hombres; él habitará con ellos, ellos serán su pueblo
Reunió a sus doce apóstoles, y les dio poder de echar los espíritus inmundos y de curar todas las enfermedades y dolencias.
'Os aseguro que, si dos de vosotros se ponen de acuerdo sobre la tierra, cualquier cosa que pidan les será concedida por mi Padre celestial.
Porque donde hay dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos'.
Este evangelio del reino se predicará en el mundo entero en testimonio para todas las naciones, y luego vendrá el fin'.
Ellos se fueron a predicar por todas partes. El Señor cooperaba con ellos y confirmaba su doctrina con los prodigios que los acompañaban.
Reunió a los doce, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios y de curar enfermedades,
y los envió a predicar el reino de Dios y a curar a los enfermos.
Fueron y recorrieron las aldeas, anunciando la buena nueva y haciendo curaciones por todas partes.
y que hay que predicar en su nombre el arrepentimiento y el perdón de los pecados a todas las naciones, comenzando por Jerusalén.
El Señor le dijo: 'Anda, que éste es un instrumento que he elegido yo para llevar mi nombre a los paganos, a los reyes y a los israelitas.
Allí se quedaron bastante tiempo, hablando con valentía del Señor, que confirmaba su doctrina de gracia realizando por su medio prodigios y milagros.
Ahora bien, ¿cómo van a invocar a aquel en quien no creen? ¿Cómo van a creer en él si no han oído hablar de él? ¿Y cómo van a oír hablar de él si nadie les predica?
Y ¿cómo predicarán si no son enviados? Como dice la Escritura: ¡Bienvenidos los que traen buenas noticias!
él que llevó en su propio cuerpo nuestros pecados sobre la cruz para que, muertos para el pecado, vivamos para la justicia: por sus heridas hemos sido curados.