Pero Cristo ha resucitado de entre los muertos como primicias de los que mueren. Porque como por un hombre vino la muerte, así, por un hombre, la resurrección de los muertos. Y como todos mueren en Adán, así también todos revivirán en Cristo.
a fin de conocerle a él y la virtud de su resurrección y la participación en sus padecimientos, configurándome con su muerte
Por el bautismo fuimos sepultados con Cristo y morimos, para que así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros caminemos en nueva vida.
Jesús le dijo: 'Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá. Y todo el que vive y cree en mí no morirá para siempre.
Bendito sea Dios Padre de nuestro Señor Jesucristo que llevado de su gran misericordia nos ha hecho nacer de nuevo mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos a una esperanza viva
Y si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó a Cristo Jesús de entre los muertos vivificará también vuestros cuerpos mortales por obra de su Espíritu, que habita en vosotros.
Dentro de poco el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis, porque yo vivo y vosotros también viviréis.
Por consiguiente, si habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde Cristo está sentado a la diestra de Dios;
Los apóstoles daban testimonio con toda firmeza de la resurrección de Jesús, el Señor. Y todos gozaban de gran simpatía.
¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde, muerte, tu aguijón venenoso? El aguijón de la muerte es el pecado, y la fuerza del pecado, la ley. ¡Demos gracias a Dios que nos da esta victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo!
pero Dios lo ha resucitado, rompiendo las ligaduras de la muerte, pues era imposible que la muerte dominara sobre él.
Pero el ángel, dirigiéndose a las mujeres, les dijo: 'No temáis; sé que buscáis a Jesús, el crucificado. No está aquí. Ha resucitado, como dijo. Venid, ved el sitio donde estaba.
Porque si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás.
puesto que ha establecido un día en el que ha de juzgar al universo con justicia por medio de un hombre, a quien ha designado y acreditado ante todos al resucitarlo de entre los muertos'.
Acuérdate de Jesucristo, resucitado de entre los muertos, del linaje de David, según el evangelio que predico,
En el bautismo fuisteis sepultados con Cristo, habéis resucitado también con él por la fe en el poder de Dios, que lo resucitó de entre los muertos.
la que ejerció en Cristo resucitándolo de entre los muertos, sentándolo a su derecha en los cielos
Pero él les dijo: 'No os asustéis. Buscáis a Jesús nazareno, el crucificado. Ha resucitado. No está aquí. Ved el sitio donde lo pusieron.
No está aquí, ha resucitado. Recordad lo que os dijo estando aún en Galilea, que el hijo del hombre debía ser entregado en manos de pecadores, ser crucificado y resucitar al tercer día'.
matasteis al autor de la vida, a quien Dios resucitó de entre los muertos; de lo cual nosotros somos testigos.
estuve muerto, pero ya estoy vivo por los siglos de los siglos; y tengo las llaves de la muerte y del abismo.
constituido Hijo de Dios en poder según el Espíritu de santificación por su resurrección de la muerte) Jesucristo, nuestro Señor,
Pero Dios lo resucitó de entre los muertos; él se apareció durante muchos días a los que habían ido con él de Galilea a Jerusalén, y que ahora son sus testigos ante el pueblo.
Porque si creemos que Jesús ha muerto y ha resucitado, así también reunirá consigo a los que murieron unidos a Jesús.
convencidos de que quien resucitó a Jesús, el Señor, también nos resucitará a nosotros con Jesús, y nos dará un puesto con él en vuestra compañía.
El primer día de la semana, al rayar el alba, antes de salir el sol, María Magdalena fue al sepulcro y vio la piedra quitada. Entonces fue corriendo a decírselo a Simón Pedro y al otro discípulo preferido de Jesús; les dijo: 'Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto'. Pedro y el otro discípulo salieron corriendo hacia el sepulcro los dos juntos. El otro discípulo corrió más que Pedro, y llegó antes al sepulcro; se asomó y vio los lienzos por el suelo, pero no entró. En seguida llegó Simón Pedro, entró en el sepulcro y vio los lienzos por el suelo; el sudario con que le habían envuelto la cabeza no estaba en el suelo con los lienzos, sino doblado en un lugar aparte. Entonces entró el otro discípulo que había llegado antes al sepulcro, vio y creyó; pues no había entendido aún la Escritura según la cual Jesús tenía que resucitar de entre los muertos. Los discípulos se volvieron a su casa. María se quedó fuera, junto al sepulcro, llorando. Sin dejar de llorar, se asomó al sepulcro y vio a dos ángeles con vestiduras blancas, sentados uno a la cabecera y otro a los pies, donde había sido puesto el cuerpo de Jesús. Ellos le dijeron: 'Mujer, ¿por qué lloras?'. Contestó: 'Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde lo han puesto'. Al decir esto, se volvió hacia atrás y vio a Jesús allí de pie, pero no sabía que era Jesús. Jesús le dijo: 'Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?'. Ella, creyendo que era el hortelano, le dijo: 'Señor, si te lo has llevado tú, dime dónde lo has puesto, y yo iré a recogerlo'. Jesús le dijo: '¡María!'. Ella se volvió y exclamó en hebreo: '¡Rabbuní!' (es decir, '¡Maestro!'). Jesús le dijo: 'Suéltame, que aún no he subido al Padre; anda y di a mis hermanos que me voy con mi Padre y vuestro Padre, con mi Dios y vuestro Dios'. María Magdalena fue a decir a los discípulos que había visto al Señor y a anunciarles lo que él le había dicho.
Pero Dios lo resucitó al tercer día y le concedió que se manifestase no a todo el pueblo, sino a los testigos elegidos de antemano por Dios, a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección de entre los muertos;
El Dios de la paz, que por la sangre de la alianza eterna resucitó de entre los muertos al gran Pastor de las ovejas, nuestro Señor Jesucristo, os haga aptos para cumplir su voluntad en toda clase de obras buenas, obrando en vosotros lo que le es agradable a sus ojos por Jesucristo, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Os transmití, en primer lugar, lo que a mi vez yo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
'Estaba escrito que el mesías tenía que sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día,
Queridos míos, desde ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal y como es.
De modo que, el que está en Cristo, es una criatura nueva; lo viejo ya pasó, y ha aparecido lo nuevo.
Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él; sabemos que Cristo, resucitado de entre los muertos, ya no vuelve a morir, la muerte ya no tiene dominio sobre él.
Pues también Cristo murió una vez por los pecados el justo por los injustos, con el fin de llevarnos a Dios. Sufrió la muerte corporal, pero fue devuelto a la vida espiritual;
Hubo mujeres que recuperaron sus muertos resucitados. Unos se dejaron torturar, no aceptando la liberación, para obtener una resurrección mejor.
y, en su condición de hombre, se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por ello Dios le exaltó sobremanera y le otorgó un nombre que está sobre cualquier otro nombre,
destruirá para siempre la muerte. El Señor Dios secará las lágrimas de todos los rostros, y la ignominia de su pueblo la borrará de toda la tierra; porque el Señor ha hablado.
Dichoso y santo el que tiene parte en la primera resurrección; sobre éstos no tiene poder la segunda muerte, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, con el que reinarán mil años.
Porque si, siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por medio de la muerte de su Hijo, mucho más, una vez reconciliados, seremos salvados por su vida.
y cuál la excelsa grandeza de su poder para con nosotros, los creyentes, según la fuerza de su poderosa virtud, la que ejerció en Cristo resucitándolo de entre los muertos, sentándolo a su derecha en los cielos
Fue crucificado en razón de su flaqueza, pero ahora vive por el poder de Dios. Yo también participo de su debilidad y participaré, frente a vosotros, de su poderosa vida divina.
Pues es voluntad de mi Padre que todo el que vea al hijo y crea en él tenga vida eterna y yo lo resucite en el último día'.
con la esperanza de que su Hijo Jesús, al que él resucitó de entre los muertos, vuelva del cielo y nos libre del desastre inminente.
que el Mesías tenía que padecer; que sería el primero en resucitar de entre los muertos, y así anunciaría la luz tanto al pueblo como a los paganos'. Juicio de Festo y Agripa.
¿Quién será el que condene? Cristo Jesús, el que murió, mejor dicho, el que resucitó, el que está a la diestra de Dios y el que intercede por nosotros.
Eso mismo pasa con la resurrección de los muertos. Se siembra algo corruptible, y resucita incorruptible. Se siembra una cosa despreciable, y resucita gloriosa; se siembra una cosa débil, y resucita con fuerza. Se siembra un cuerpo animal, y resucita un cuerpo espiritual. Si hay cuerpo animal, lo hay también espiritual;
Ved mis manos y mis pies. Soy yo mismo. Tocadme y ved que un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo'.
Mas bien sé que mi defensor está vivo y que él, el último, sobre el polvo se alzará; y luego, de mi piel de nuevo revestido, desde mi carne a Dios tengo que ver.
Pero revivirán tus muertos, sus cadáveres resucitarán. Despertaos, regocijaos los que yacéis en el polvo; porque rocío de luz es tu rocío, y el país de las sombras dará a luz.
Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra se despertarán; unos para la vida eterna, otros para la vergüenza y la ignominia perpetua.
No os maravilléis de esto, pues llegará la hora en que todos los que están en los sepulcros oirán su voz y saldrán; los que hicieron el bien resucitarán para la vida, y los que hicieron el mal resucitarán para la condenación.
Jesús les respondió: 'Destruid este templo y en tres días lo levantaré'. Los judíos replicaron: 'Cuarenta y seis años se tardó en construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?'. Pero él hablaba del templo de su cuerpo.
Pablo, sabiendo que una parte del tribunal eran saduceos y otra fariseos, gritó así: 'Hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseos; soy juzgado por la esperanza en la resurrección de los muertos'.
El Padre me ama, porque yo doy mi vida para recobrarla de nuevo. Nadie me la quita, sino que la doy yo por mí mismo. Tengo el poder de darla y el poder de recobrarla. Tal es el mandato que he recibido de mi Padre'.
los que por él creéis en Dios, el cual habiéndole resucitado de entre los muertos y coronado de gloria viene a ser por lo mismo el objeto de vuestra fe y de vuestra esperanza.
Pues si hemos llegado a ser una misma cosa con él por una muerte semejante a la suya, también lo seremos por una resurrección parecida.
Ahora bien, si se predica que Cristo ha resucitado de entre los muertos, ¿cómo algunos de vosotros dicen que no hay resurrección de los muertos? Porque si no hay resurrección de los muertos, tampoco Cristo ha resucitado.
se abrieron los sepulcros y muchos cuerpos de santos que estaban muertos resucitaron y, saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de Jesús, entraron en la ciudad santa y se aparecieron a muchos.
Entonces les abrió la inteligencia para que entendieran las Escrituras. Y les dijo: 'Estaba escrito que el mesías tenía que sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día, y que hay que predicar en su nombre el arrepentimiento y el perdón de los pecados a todas las naciones, comenzando por Jerusalén.
Al vencedor lo sentaré conmigo en mi trono, igual que yo, que he vencido y me he sentado con mi Padre en su trono.
y que ahora se ha manifestado con la aparición de nuestro Señor, Cristo Jesús, que destruyó la muerte y ha hecho brillar la vida y la inmortalidad por el evangelio,
a partir del bautismo de Juan hasta el día en que subió al cielo, sea constituido testigo de su resurrección con nosotros'.
No sólo ella, sino también nosotros, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción filial, la redención de nuestro cuerpo.
El Dios de nuestros padres ha resucitado a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándolo de un madero. Dios lo ha ensalzado con su diestra como jefe y salvador para dar a Israel el arrepentimiento y el perdón de los pecados. Nosotros somos testigos de estas cosas, como lo es también el Espíritu Santo que Dios ha dado a los que lo obedecen'.
Jesús dijo: 'Has creído porque has visto. Dichosos los que creen sin haber 30 Otros muchos milagros hizo Jesús en presencia de sus discípulos, que no están escritos en este libro.
Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo ha resucitado. Y si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra fe: todavía estáis en vuestros pecados;
teniendo en Dios la esperanza que estos mismos tienen de que habrá resurrección, tanto de justos como de injustos.
Y acerca de la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que dijo Dios: Yo soy el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? No es un Dios de muertos, sino de vivos'.
Porque el Señor mismo, a la señal dada por la voz del arcángel y al son de la trompeta de Dios, bajará del cielo, y los muertos unidos a Cristo resucitarán los primeros.
Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo basados en fábulas hábilmente imaginadas, sino como testigos oculares de su majestad.
el cual transformará nuestro cuerpo lleno de miserias conforme a su cuerpo glorioso en virtud del poder que tiene para someter a sí todas las cosas.
Y dicho esto, gritó muy fuerte: '¡Lázaro, sal fuera!'. Y el muerto salió atado de pies y manos con vendas, y envuelta la cara en un sudario. Jesús les dijo: 'Desatadlo y dejadlo andar'.
de la doctrina sobre los bautismos y la imposición de las manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno.
Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que él tenía que ir a Jerusalén y padecer mucho de parte de los ancianos del pueblo, de los sumos sacerdotes y de los maestros de la ley, ser matado y resucitar al tercer día.
Ésta fue la tercera vez que se apareció a los discípulos después de haber resucitado de entre los muertos.
Tenga, pues, todo Israel la certeza de que Dios ha constituido señor y mesías a este Jesús a quien vosotros habéis crucificado'.
También dice Isaías: Brotará la raíz de Jesé, se levantará para regir las naciones; y las naciones esperarán en él. Que el Dios de la esperanza llene de alegría y paz vuestra fe, y que la fuerza del Espíritu Santo os colme de esperanza.
Por esto, queridos hermanos, manteneos firmes, inconmovibles, trabajando más y más en la obra del Señor, sabiendo que el Señor no dejará sin recompensa vuestro trabajo.
él, por el contrario, habiendo ofrecido un solo sacrificio por los pecados, se sentó para siempre a la derecha de Dios, esperando desde entonces que sus enemigos sean colocados como estrado de sus pies.
En esto se ha manifestado el amor de Dios por nosotros: en que ha mandado a su Hijo único al mundo para que nosotros vivamos por él.
Pues como el Padre resucita a los muertos y los hace revivir, así también el hijo da la vida a los que quiere.
Yo voy a llegar en seguida, y llevo conmigo la recompensa que voy a dar a cada uno según sus obras.
Ocho días después, estaban nuevamente allí dentro los discípulos, y Tomás con ellos. Jesús llegó, estando cerradas las puertas, se puso en medio y les dijo: '¡La paz esté con vosotros!'. Luego dijo a Tomás: 'Trae tu dedo aquí y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente'. Tomás contestó: '¡Señor mío y Dios mío!'. Jesús dijo: 'Has creído porque has visto. Dichosos los que creen sin haber 30 Otros muchos milagros hizo Jesús en presencia de sus discípulos, que no están escritos en este libro.
Levantó las manos y los bendijo. Y mientras los bendecía, se separó de ellos y subió al cielo.
Pero él, lleno del Espíritu Santo, con los ojos fijos en el cielo, vio la gloria de Dios y a Jesús de pie a la derecha de Dios, y dijo: 'Veo los cielos abiertos y al hijo del hombre de pie a la derecha de Dios'.
El mismo que bajó es el que subió a lo más alto del cielo, para que se cumpliesen todas las cosas.
y de parte de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de entre los muertos y el rey de los reyes de la tierra. A aquel que nos ama y nos ha lavado de nuestros pecados con su propia sangre,
Pero el que Dios ha resucitado no ha visto la corrupción. Sabed, pues, hermanos, que por medio de éste se os anuncia el perdón de los pecados; y quien cree en él es justificado de todas las cosas de las que no pudisteis ser justificados por la ley de Moisés.
Él es también la cabeza del cuerpo, de la Iglesia, siendo el principio, el primogénito entre los muertos, para ser el primero en todo,
Cuando me vaya y os haya preparado el sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que, donde yo estoy, estéis también vosotros;
al contrario, alegraos de participar en los sufrimientos de Cristo, para que, asimismo, os podáis alegrar gozosos el día en que se manifieste su gloria.
para que, como el delito trajo el reinado de la muerte, así también la gracia trajera el reinado de la justicia para la vida eterna por medio de Jesucristo, nuestro Señor.
sólo me queda recibir la corona merecida, que en el último día me dará el Señor, justo juez; y no sólo a mí, sino también a todos los que esperan con amor su venida.
nos dio vida juntamente con Cristo (pues habéis sido salvados por pura gracia) cuando estábamos muertos por el pecado, nos resucitó y nos hizo sentar con él en los cielos con Cristo Jesús,
Y no hay salvación en ningún otro, pues no se nos ha dado a los hombres ningún otro nombre debajo del cielo para salvarnos'.
y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo'.
Pero al que fue rebajado un poco con relación a los ángeles, Jesús, le vemos coronado de gloria y dignidad por haber sufrido la muerte; de modo que, por la gracia de Dios, gustó la muerte en beneficio de todos.
Si la muerte reinó como consecuencia del delito de uno solo, con más razón reinarán en la vida por medio de uno solo, Jesucristo, los que han recibido tan abundantemente la gracia y el don de la justicia.
llevamos siempre y por doquier en el cuerpo los sufrimientos de muerte de Jesús, para que la vida de Jesús se manifieste también en nosotros.
y ya no vivo yo, pues es Cristo el que vive en mí. Mi vida presente la vivo en la fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Cuando todo le esté sometido, entonces también el Hijo se someterá al Padre, que le sometió todo a él para que Dios sea todo en todas las cosas.
El que tenga oídos que oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias. Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios.
Éste es el testimonio que Dios nos ha dado: la vida eterna, y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; y el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida.
Entonces vendrá el fin, cuando él destruya todo señorío, todo poder y toda fuerza y entregue el reino a Dios Padre.
El Dios de toda gracia que os llamó en Cristo a su eterna gloria, él mismo os perfeccionará después de un breve padecer, os confirmará, os fortalecerá y os consolidará.
Después de su pasión se presentó a ellos, dándoles muchas pruebas evidentes de que estaba vivo: se apareció durante cuarenta días y les habló de las cosas del reino de Dios.
En un momento, en un abrir y cerrar de ojos, al son de la última trompeta, pues sonará la trompeta, los muertos resucitarán incorruptos, y nosotros seremos transformados. Porque esto corruptible ha de vestirse de incorruptibilidad, y esto mortal de inmortalidad.
Con el corazón se cree para la justicia, y con la boca se confiesa la fe para la salvación.
pero recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros para que seáis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría y hasta los confines de la tierra'.
Entonces aparecerá en el cielo la señal del hijo del hombre; todas las tribus de la tierra se golpearán el pecho y verán venir al hijo del hombre sobre las nubes del cielo con gran poder y majestad. Y mandará a sus ángeles con potentes trompetas, y reunirán de los cuatro vientos a los elegidos desde uno a otro extremo del mundo'.
En la tarde de aquel día, el primero de la semana, y estando los discípulos con las puertas cerradas por miedo a los judíos, llegó Jesús, se puso en medio y les dijo: '¡La paz esté con vosotros!'. Y les enseñó las manos y el costado. Los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor.
Dios no nos ha destinado al castigo, sino a la adquisición de la salvación por nuestro Señor Jesucristo, que murió por nosotros para que, vivos o muertos, vivamos siempre con él.
Entraron y no encontraron el cuerpo de Jesús, el Señor. Mientras ellas estaban desconcertadas por esto, se presentaron dos varones con vestidos deslumbrantes. Ellas se asustaron y bajaron los ojos; ellos les dijeron: '¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, ha resucitado. Recordad lo que os dijo estando aún en Galilea, que el hijo del hombre debía ser entregado en manos de pecadores, ser crucificado y resucitar al tercer día'. Ellas se acordaron de estas palabras.
Por eso es el mediador de una nueva alianza, a fin de que, consiguiendo con su muerte el perdón de los delitos cometidos en el tiempo de la primera alianza, aquellos que son llamados reciban la herencia eterna prometida.
Incluso seríamos falsos testigos de Dios, pues contra Dios testificamos que ha resucitado a Cristo, mientras que no lo ha resucitado si los muertos no resucitan.
Porque aquellos que de antemano conoció, también los predestinó a ser conformes con la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
y murió por todos, para que los que viven no vivan para sí, sino para quien murió y resucitó por ellos.
Vosotros habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo se manifieste, él que es vuestra vida, entonces vosotros también apareceréis con él en la gloria.
Estimo, en efecto, que los padecimientos del tiempo presente no se pueden comparar con la gloria que ha de manifestarse en nosotros.
Y añadió: 'Está hecho. Yo soy el alfa y la omega, el principio y el fin. Al que tenga sed yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.
Yo no me avergüenzo del evangelio, que es poder de Dios para la salvación de todo el que cree, del judío primero y también del griego.
pues nunca entre vosotros me precié de saber otra cosa que a Jesucristo, y a Jesucristo crucificado.
A aquel que es poderoso para hacer muchísimo más de lo que pedimos o pensamos, en virtud de su poder que actúa en nosotros, a él la gloria en la Iglesia y en Cristo Jesús, en todas las generaciones, por los siglos de los siglos. Amén.
que guardes el mandamiento sin mancha y sin reproche hasta la manifestación de nuestro Señor Jesucristo, manifestación que, a su debido tiempo, llevará a cabo el bienaventurado y único Soberano, Rey de reyes y Señor de los señores, el único que posee la inmortalidad, que habita una luz inaccesible, a quien ningún hombre vio ni puede ver. A él, honor y poder eterno. Amén.
Porque, viviendo, estamos siempre expuestos a la muerte por causa de Jesús, para que la vida de Jesús se manifieste también en nuestra carne mortal.
El Señor me librará de todo mal y me dará la salvación en su reino celestial. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Así pues, puesto que entramos en posesión de un reino inmutable, retengamos firmemente la gracia, y por ella ofrezcamos a Dios un culto agradable con reverencia y con respeto.
Al único Dios, nuestro Salvador, que es poderoso para guardaros sin pecado y presentaros intachables ante su gloria con alegría, gloria, majestad, soberanía y poder con Jesucristo nuestro Señor, desde siempre, ahora y por los siglos de los siglos. Amén.
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