Dios es espíritu, y los que le adoran deben ser guiados por el Espíritu para que lo adoren como se debe. Se acerca el tiempo en que los que adoran a Dios el Padre lo harán como se debe, guiados por el Espíritu, porque el Padre quiere ser adorado así. ¡Y ese tiempo ya ha llegado!
Nuestra ofrenda a Dios es darle gracias siempre, por medio de Jesucristo, pues hemos dicho que él es nuestro Señor.
Cuando se reúnan, canten salmos, himnos y canciones sagradas; ¡alaben a Dios de todo corazón!
Y también oí decir a todos los seres del universo: '¡Que todos alaben al que está sentado en el trono, y también al Cordero! Que lo llamen maravilloso, y por siempre admiren su poder'.
Y decían con fuerte voz: 'El Cordero que fue sacrificado, merece recibir el poder y la riqueza, la sabiduría y la fuerza, el honor y la alabanza'.
Y toda la gente, tanto la que iba delante de él como la que iba detrás, gritaba: '¡Sálvanos, Mesías nuestro! ¡Bendito tú, que vienes de parte de Dios! Por favor, ¡sálvanos, Dios altísimo!'
y dijeron a Jesús: --¿Acaso no oyes lo que estos niños están diciendo? Jesús les contestó: --Sí, los oigo bien. ¿No recuerdan lo que dice la Biblia?: 'Los niños pequeños, los que aún son bebés, te cantarán alabanzas'.
Después cantaron un himno y se fueron al Monte de los Olivos. Pedro promete no dejar a Jesús
Después cantaron un himno y se fueron al Monte de los Olivos. Pedro promete no dejar a Jesús
María respondió: '¡Le doy gracias a Dios con todo mi corazón,
y estoy alegre porque él es mi Salvador!
De pronto, muchos ángeles aparecieron en el cielo y alababan a Dios cantando:
'¡Gloria a Dios en el cielo, y paz en la tierra para todos los que Dios ama!'
Cuando llegaron cerca del Monte de los Olivos y empezaron a bajar a Jerusalén, todos los seguidores de Jesús se alegraron mucho. Todos gritaban, alabando a Dios por los milagros que Jesús había hecho y que ellos habían visto.
Decían: '¡Bendito el rey que viene de parte de Dios! ¡Que haya paz en el cielo! ¡Que todos reconozcan el poder de Dios!'
Dios es espíritu, y los que le adoran deben ser guiados por el Espíritu para que lo adoren como se debe. Se acerca el tiempo en que los que adoran a Dios el Padre lo harán como se debe, guiados por el Espíritu, porque el Padre quiere ser adorado así. ¡Y ese tiempo ya ha llegado!
Además, todos los días iban al templo, y celebraban la Cena del Señor y compartían la comida con cariño y alegría.
Juntos alababan a Dios, y todos en la ciudad los querían. Cada día el Señor hacía que muchos creyeran en él y se salvaran. De ese modo el grupo de sus seguidores se iba haciendo cada vez más grande.
Cerca de la media noche, Pablo y Silas oraban y cantaban alabanzas a Dios, mientras los otros prisioneros escuchaban.
De repente, un fuerte temblor sacudió con violencia las paredes y los cimientos de la cárcel. En ese mismo instante, todas las puertas de la cárcel se abrieron y las cadenas de los prisioneros se soltaron.
También vino para que los que no son judíos den gracias a Dios por su bondad. Pues así dice la Biblia: 'Por eso te alabaré en todos los países, y te cantaré himnos'.
Hermanos míos, cuando se reúnan, todo lo que hagan debe ayudar a los demás. Unos pueden cantar, otros pueden enseñar o comunicar lo que Dios les haya mostrado, otros pueden hablar en idiomas desconocidos, o traducir lo que se dice en esos idiomas.
¡Demos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo! Él es un Padre bueno y amoroso, y siempre nos ayuda.
Cuando tenemos dificultades, o cuando sufrimos, Dios nos ayuda para que podamos ayudar a los que sufren o tienen problemas.
Dios hizo todo eso para que lo alabemos por su grande y maravilloso amor. Gracias a su amor, nos dio la salvación por medio de su amado Hijo.
Dios quiso que los judíos fuéramos los primeros en poner nuestra esperanza en Cristo, para que lo alabemos por su gran poder.
No se emborrachen, pues perderán el control de sus actos. Más bien, permitan que el Espíritu Santo los llene y los controle.
Cuando se reúnan, canten salmos, himnos y canciones sagradas; ¡alaben a Dios de todo corazón!
Denle siempre gracias por todo a Dios el Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
Porque con la ayuda de Jesucristo ustedes harán lo bueno, para que la gente alabe y honre a Dios. Lo que Pablo piensa de la vida
¡Vivan con alegría su vida cristiana! Lo he dicho y lo repito: ¡Vivan con alegría su vida cristiana!
Finalmente, hermanos, piensen en todo lo que es verdadero, en todo lo que merece respeto, en todo lo que es justo y bueno; piensen en todo lo que se reconoce como una virtud, y en todo lo que es agradable y merece ser alabado.
darán gracias a Dios, el Padre. Porque él nos ha preparado para que recibamos, en su reino de luz, la herencia que él ha prometido a su pueblo especial.
No se olviden nunca de las maravillosas enseñanzas de Cristo. Y cuando se enseñen unos a otros, o se corrijan, háganlo de manera inteligente. Canten salmos, himnos y cantos espirituales, dando gracias a Dios de todo corazón.
Y todo lo que hagan o digan, háganlo como verdaderos seguidores del Señor Jesucristo, y denle gracias a Dios el Padre por lo que Cristo ha hecho por ustedes. La familia cristiana
Estén siempre contentos.
Oren en todo momento.
Den gracias a Dios en cualquier circunstancia. Esto es lo que Dios espera de ustedes como cristianos que son.
¡Alabemos y honremos siempre al Rey eterno, al Dios único e invisible, que vive por siempre! Amén.
pues en la Biblia Jesús dice: 'Hablaré de ti a mis hermanos, y te cantaré alabanzas cuando ellos se reúnan para adorarte'.
Hermanos, la sangre que Jesús derramó al morir nos permite ahora tener amistad con Dios y entrar con toda libertad al lugar más santo.
Pues cuando Jesús murió, abrió la cortina que nos impedía el paso. Pero ahora Jesús está vivo, y por medio de él podemos acercarnos a Dios de un modo nuevo y distinto.
Él es nuestro gran sacerdote, encargado del santuario que está en el cielo.
Por eso, mantengamos una amistad sincera con Dios, teniendo la plena seguridad de que podemos confiar en él. Porque Cristo nos dejó limpios de pecado, como si nos hubiera lavado con agua pura, y ya estamos libres de culpa.
Gracias a Dios, el reino que él nos da no puede ser movido. Por eso debemos adorar a Dios con el amor y la honra que a él le gusta recibir.
Alabemos al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que por medio de la resurrección de Jesucristo ha cambiado totalmente nuestra vida. Aunque no merecemos que Dios nos ame, por su gran amor cambió nuestra vida para que siempre estemos seguros de nuestra salvación,
Pero ustedes son miembros de la familia de Dios; son sacerdotes al servicio del Rey; son su pueblo. Fue Dios quien los sacó de la oscuridad del pecado y los hizo entrar en su luz maravillosa. Por eso, anuncien las maravillas que Dios ha hecho.
Si alguno sabe hablar bien, que anuncie el mensaje de Dios. Si alguno sabe cómo ayudar a los demás, que lo haga con la fuerza que Dios le da para hacerlo. De este modo, todo lo que hagan servirá para que los demás alaben a Dios por medio de Jesucristo, que es maravilloso y poderoso para siempre. Amén. El sufrimiento del cristiano
Al contrario, dejen que el amor y el conocimiento que nos da nuestro Señor y Salvador Jesucristo los ayude a ser cada vez mejores cristianos. ¡Alabemos a Jesucristo ahora y siempre! Amén.
¡Miren! Dios el Padre nos ama tanto que la gente nos llama hijos de Dios, y la verdad es que lo somos. Por eso los pecadores de este mundo no nos conocen, porque tampoco han conocido a Dios.
Dios puede cuidarlos para que no hagan el mal, y también tiene poder para que ustedes puedan presentarse sin pecado ante él cuando regrese. Se presentarán ante él llenos de alegría, y limpios y sin mancha como un vestido nuevo.
Por eso, alaben a Dios nuestro Salvador y reconozcan su grandeza, poder y autoridad, pues él nos envió a nuestro Señor Jesucristo. Alabémosle por todo esto ahora y siempre. Amén.
Además, Cristo nos permite gobernar como reyes, y nos ha nombrado sacerdotes al servicio de Dios su Padre. Por eso, ¡alaben todos a Jesucristo, y que sólo él tenga todo el poder del mundo! Amén.
Cada uno de estos seres vivientes tenía seis alas, y ojos por todos lados, y no dejaban de cantar de día y de noche: '¡Santo, santo, santo es el Señor, Dios todopoderoso, que siempre ha vivido, que vive, y pronto vendrá!'
Estos cuatro seres vivientes cantan y dan gracias al que está sentado en el trono y vive para siempre. En sus cantos dicen lo maravilloso, poderoso y digno que es él de recibir honores. Cada vez que hacen esto, los veinticuatro ancianos se arrodillan delante de él, lo adoran y, arrojando sus coronas delante del trono, cantan:
'Oh, Señor y Dios nuestro; tú mereces que te alaben, que te llamen maravilloso, y que admiren tu poder. Porque tú creaste todo lo que existe; gracias a ti todo fue creado'.
Y decían con fuerte voz: 'El Cordero que fue sacrificado, merece recibir el poder y la riqueza, la sabiduría y la fuerza, el honor y la alabanza'.
Y también oí decir a todos los seres del universo: '¡Que todos alaben al que está sentado en el trono, y también al Cordero! Que lo llamen maravilloso, y por siempre admiren su poder'.
Después de esto vi a mucha gente de todos los países, y de todas las razas, idiomas y pueblos. ¡Eran tantos que nadie podía contarlos! Estaban de pie, delante del trono y del Cordero, vestidos con ropas blancas. En sus manos llevaban ramas de palma,
y gritaban con fuerte voz: 'Nos ha salvado nuestro Dios, que está sentado en el trono, y también el Cordero'.
Todos los ángeles estaban de pie alrededor del trono, y alrededor de los ancianos y de los cuatro seres vivientes. Ellos se inclinaron delante del trono, hasta tocar el suelo con la frente, y adoraron a Dios
diciendo: '¡Alabemos a nuestro Dios! ¡Así sea! Admiremos su fama y sabiduría, su poder y fortaleza. Demos a nuestro Dios, gracias y honor por siempre. ¡Así sea!'
diciendo: 'Señor, Dios todopoderoso; tú vives y siempre has vivido. Gracias porque has demostrado tu gran poder, y porque has comenzado a reinar sobre el mundo.
Entonces oí una fuerte voz que decía: '¡Nuestro Dios ha salvado a su pueblo; ha mostrado su poder, y es el único rey! Su Mesías gobierna sobre todo el mundo. El diablo ha sido arrojado del cielo, pues día y noche, delante de nuestro Dios, acusaba a los nuestros.
La muerte del Cordero, y el mensaje anunciado, ha sido su derrota. Los nuestros no tuvieron miedo, sino que se dispusieron a morir.
y con ellas cantaban el canto de Moisés, dedicado al Cordero. Decían: 'Señor, Dios todopoderoso, todo lo que tú haces es grande y maravilloso. Tú eres el Rey del mundo, todo lo que haces es correcto y justo.
Dios mío, todos te honran y te alaban, pues sólo tú eres santo. Todos los países del mundo vendrán a adorarte, pues bien saben que eres justo'.
Después de esto me pareció escuchar en el cielo las fuertes voces de muchísimas personas, que gritaban: '¡Que todos alaben al Señor! Nuestro Dios es poderoso, y nos ha salvado. Por eso le pertenecen el poder y la gloria,
Entonces oí una voz que venía del trono, la cual decía: '¡Que todos alaben a nuestro Dios! ¡Que lo alabe todo el mundo, los poderosos y los humildes, los que lo sirven y lo honran!' Alabanza
Entonces me pareció oír las voces de mucha gente. Era como el sonido de cataratas y de fuertes truenos, y decían: '¡Que todos alaben a Dios, el Señor todopoderoso, porque él ha comenzado a reinar!
cortaron ramas de palmera y salieron a encontrarlo, gritando: '¡Sálvanos, oh Dios! ¡Bendito el que viene de parte de Dios! ¡Bendito sea el Rey de Israel!'