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Génesis 2:8 - Versión Biblia Libre

Entonces el Señor sembró un jardín en Edén, al oriente. Allí puso al hombre Adán, al cual había creado.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Después, el Señor Dios plantó un huerto en Edén, en el oriente, y allí puso al hombre que había formado.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Yavé Dios plantó un jardín en un lugar del Oriente llamado Edén, y colocó allí al hombre que había formado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y plantó YHVH ’Elohim un huerto en Edén, al oriente, y puso allí al hombre que había formado.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Plantó Yahveh-Dios un jardín en Edén, al oriente, y puso allí al hombre que había formado.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente, y puso allí al hombre que había formado.

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Otras versiones



Génesis 2:8
12 Referencias Cruzadas  

Lot miró todo el valle del Jordán, en dirección a Zoar, y vio que estaba bien abastecido de agua, y que lucía como el jardín de Edén, como la tierra de Egipto. (Esto era antes de que el Señor destruyera a Sodoma y Gomorra).


Así que el Señor los expulsó del jardín de Edén. Envió a Adán a cultivar el suelo del cual él mismo fue hecho.


Después de sacarlos del jardín, el Señor puso al oriente del jardín ángeles y una espada que daba su resplandor en todas las direcciones. Esto con el fin de que no pudieran acceder al árbol de la vida.


Así que Caín se fue de la presencia del Señor y se fue a vivir al país llamado Nod, al oriente de Edén.


¿Acaso los salvaron los dioses de las naciones que mis antepasados destruyeron, los dioses de Gozán, Harán, Rezef y el pueblo de Edén, que vivía en Telasar?


El Señor cuidará de Sión y se compadecerá de todos sus lugares arruinados. Hará que su desierto sea como el Edén, y sus zonas desérticas como el jardín del Señor. La gente allí tendrá alegría y felicidad, dando gracias y cantando dulces canciones.


Harán, Cane y Edén comerciaban contigo, al igual que Saba, Asur y Quilmad.


Estabas en el Edén, el jardín de Dios. Llevabas toda clase de piedras preciosas: cornalina, topacio y amatista; berilo, ónice y jaspe; lapislázuli, turquesa y esmeralda. Fueron colocados en monturas y engastes de oro, con un trabajo artesanal, y fueron hechos el día en que fuiste creado.


Hice temblar a las naciones cuando la oyeron caer, cuando la arrojé al Seol con los que mueren. “Entonces todos los árboles del Edén, los mejores y más finos del Líbano, todos los árboles que tenían abundante agua, se alegraron de que este árbol se uniera a ellos en la tierra de abajo.


“¿Quién es tan grande y glorioso como tú entre los árboles del Edén? Pero tú también serás llevado a la tierra de abajo para estar con los árboles del Edén. Allí estarás con los paganos, con los muertos por la espada. Esto es lo que le sucederá al Faraón y a todo su numeroso pueblo, declara el Señor Dios”.


Fuego resplandece frente a ellos, y detrás de ellos hay llamas ardientes. Frente a ellos la tierra luce como el Jardín del Edén, y detrás de ellos hay un desierto en total desolación: no queda allí ni un solo sobreviviente.