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Mateo 27:60 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

y lo puso en una tumba nueva de su propiedad que había cavado en la roca. Luego hizo rodar una piedra grande a la entrada de la tumba, y se fue.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

y lo puso en su sepulcro nuevo, que había labrado en la peña; y después de hacer rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro, se fue.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Lo colocó en una tumba nueva, su propia tumba que había sido tallada en la roca. Luego hizo rodar una gran piedra para tapar la entrada y se fue.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

y lo colocó en el sepulcro nuevo que se había hecho excavar en la roca. Después hizo rodar una gran piedra sobre la entrada del sepulcro y se fue.

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La Biblia Textual 3a Edicion

y lo puso en su sepulcro nuevo que había excavado en la roca; y después de hacer rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro, se retiró.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

y lo puso en un sepulcro nuevo, de su propiedad, que había excavado en la roca. Hizo rodar después una gran piedra hasta la puerta del sepulcro y se fue.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

y lo puso en su sepulcro nuevo, que él había labrado en la roca; y rodó una gran piedra a la puerta del sepulcro, y se fue.

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Otras versiones



Mateo 27:60
12 Referencias Cruzadas  

José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia


Así que ellos fueron, cerraron la tumba con una piedra y la sellaron; y dejaron puesta la guardia.


Sucedió que hubo un terremoto violento, porque un ángel del Señor bajó del cielo y, acercándose a la tumba, quitó la piedra y se sentó sobre ella.


Ellas encontraron que había sido quitada la piedra que cubría la tumba.


Conmovido una vez más, Jesús se acercó a la tumba. Era una cueva cuya entrada estaba tapada con una piedra.


Entonces quitaron la piedra. Jesús, alzando la vista, dijo: ―Padre, te doy gracias porque me has escuchado.


En el lugar donde crucificaron a Jesús había un huerto. En el huerto había una tumba nueva en la que todavía no se había enterrado a nadie.


El primer día de la semana, muy de mañana, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue a la tumba. Al llegar, vio que habían quitado la piedra que cubría la entrada.