Y, si llega a encontrarla, les aseguro que se pondrá más feliz por esa sola oveja que por las noventa y nueve que no se extraviaron.
Mateo 18:14 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) Así también el Padre de ustedes que está en el cielo no quiere que se pierda ninguno de estos pequeños. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños. Biblia Nueva Traducción Viviente De la misma manera, no es la voluntad de mi Padre celestial que ni siquiera uno de estos pequeñitos perezca. Biblia Católica (Latinoamericana) Pasa lo mismo donde el Padre de ustedes, el Padre del Cielo: allá no quieren que se pierda ni tan sólo uno de estos pequeñitos. La Biblia Textual 3a Edicion Así también, no es la voluntad ante vuestro Padre celestial que se pierda uno de estos pequeños. Biblia Serafín de Ausejo 1975 De la misma manera, no quiere vuestro Padre que está en el cielo que se pierda uno solo de estos pequeños. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en el cielo, que perezca uno de estos pequeñitos. |
Y, si llega a encontrarla, les aseguro que se pondrá más feliz por esa sola oveja que por las noventa y nueve que no se extraviaron.
»Si tu hermano peca contra ti, ve a solas con él y hazle ver su falta. Si te hace caso, has ganado a tu hermano.
Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben a su Padre que está en los cielos.
Los que no creen en Dios andan tras todas estas cosas, pero su Padre celestial sabe que ustedes las necesitan.
»Ustedes deben orar así: »“Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.
»No tengan miedo, mi rebaño pequeño, porque es la buena voluntad del Padre darles el reino.
Mientras estaba con ellos, los cuidaba y los protegía mediante el nombre que me diste. Y ninguno se perdió sino aquel que eligió perderse, a fin de que se cumpliera la Escritura.
Cuando terminaron de desayunar, Jesús le preguntó a Simón Pedro: ―Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos? ―Sí, Señor, tú sabes que te quiero —contestó Pedro. ―Apacienta mis corderos —le dijo Jesús.
Así que todo lo soporto por el bien de los elegidos, para que también ellos alcancen la gloriosa y eterna salvación que tenemos en Cristo Jesús.
Corran por caminos rectos y parejos, para que la pierna dañada no se enferme más, sino que se sane.
El Señor no tarda en cumplir su promesa, como algunos piensan. Más bien, él tiene paciencia con ustedes, porque no quiere que nadie muera sin haberse arrepentido.