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Marcos 5:34 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

―¡Hija, tu fe te ha sanado! —le dijo Jesús—. Vete en paz y queda sana de tu aflicción.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Y él le dijo: «Hija, tu fe te ha sanado. Ve en paz. Se acabó tu sufrimiento».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Jesús le dijo: 'Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda sana de tu enfermedad.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Entonces Él le dijo: Hija, tu fe te ha salvado, vete en paz y queda sana° de tu azote.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Pero él le dijo: 'Hija mía, tu fe te ha salvado; vete en paz, y queda ya curada de tu enfermedad'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y Él le dijo: Hija, tu fe te ha salvado; ve en paz, y queda sana de tu azote.

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Otras versiones



Marcos 5:34
19 Referencias Cruzadas  

Unos hombres le llevaron un paralítico, acostado en una camilla. Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: ―¡Ánimo, hijo; tus pecados quedan perdonados!


Jesús se dio vuelta, la vio y le dijo: ―¡Ánimo, hija! Tu fe te ha sanado. Y la mujer quedó sana en aquel momento.


―Puedes irte —le dijo Jesús—; tu fe te ha sanado. Al momento, recobró la vista y empezó a seguir a Jesús por el camino.


Como había sanado a muchos, todos los que sufrían dolores se abalanzaban sobre él para tocarlo.


Al instante, cesó su hemorragia, y se dio cuenta de que su cuerpo había quedado libre de esa aflicción.


La mujer, sabiendo lo que le había sucedido, se acercó temblando de miedo. Se arrojó a los pies de Jesús y le confesó toda la verdad.


Levántate y vete —le dijo al hombre—; tu fe te ha sanado.


―¡Recibe la vista! —le dijo Jesús—. Tu fe te ha sanado.


―Tu fe te ha salvado —le dijo Jesús a la mujer—; vete en paz.


―¡Hija, tu fe te ha sanado! —le dijo Jesús—. Vete en paz.


escuchando a Pablo. Cuando Pablo vio que el hombre tenía fe para ser sanado,


Después de pasar algún tiempo allí, fueron despedidos en paz por los creyentes, para que regresaran a quienes los habían enviado.


El carcelero, entonces, le informó a Pablo: ―Los jueces han ordenado que los suelte. Así que pueden irse. Vayan en paz.


Si no le dan lo que necesita, ¿de qué le servirá que le digan: «Que le vaya bien; abríguese y coma hasta quedar lleno»?