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Marcos 3:10 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

10 Como había sanado a muchos, todos los que sufrían dolores se abalanzaban sobre él para tocarlo.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

10 Porque había sanado a muchos; de manera que por tocarle, cuantos tenían plagas caían sobre él.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Ese día sanó a tanta gente que todos los enfermos empujaban hacia adelante para poder tocarlo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Pues al verlo sanar a tantos, todas las personas que sufrían de algún mal se le echaban encima para tocarlo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 porque había sanado° a muchos, de manera que por tocarlo, cuantos tenían plagas,° caían° sobre Él.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 porque, como curaba a tantos, todos los que tenían alguna enfermedad se le echaban encima para tocarlo.

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Marcos 3:10
18 Referencias Cruzadas  

Al enterarse de esto, Jesús se retiró de aquel lugar. Muchos lo siguieron, y él sanó a todos los enfermos,


Cuando Jesús desembarcó y vio a tanta gente, tuvo compasión de ellos y sanó a los que estaban enfermos.


y le suplicaban que les permitiera tocar siquiera el borde de su manto. Y quienes lo tocaban quedaban sanos.


Jesús recorría toda Galilea enseñando en las sinagogas, anunciando la buena noticia del reino y sanando toda enfermedad y dolor entre la gente.


―¡Hija, tu fe te ha sanado! —le dijo Jesús—. Vete en paz y queda sana de tu aflicción.


Y dondequiera que iba, en pueblos, ciudades o caseríos, colocaban a los enfermos en las plazas. Le suplicaban que les permitiera tocar siquiera el borde de su manto. Y quienes lo tocaban quedaban sanos.


Cuando llegaron a Betsaida, algunas personas le llevaron un ciego a Jesús y le rogaron que lo tocara.


Subió a una de las barcas, que pertenecía a Simón, y le pidió que la alejara un poco de la orilla. Luego se sentó y enseñaba a la gente desde la barca.


Por eso, toda la gente procuraba tocarlo, porque de él salía poder que sanaba a todos.


Había allí un capitán del ejército romano cuyo siervo, a quien él estimaba mucho, estaba enfermo, a punto de morir.


En ese mismo momento Jesús sanó a muchos que tenían enfermedades, dolores y espíritus malignos, y les dio la vista a muchos ciegos.


Era tal la cantidad de hombres y mujeres que hasta sacaban a los enfermos a las plazas y los ponían en camillas. Esperaban que, al pasar Pedro, por lo menos su sombra cayera sobre alguno de ellos.


Porque el Señor disciplina a los que ama, como corrige un padre a su hijo querido».


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