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Marcos 2:8 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

En ese mismo instante supo Jesús en su interior que esto era lo que estaban pensando. ―¿Por qué piensan así? —les dijo—.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Y conociendo luego Jesús en su espíritu que cavilaban de esta manera dentro de sí mismos, les dijo: ¿Por qué caviláis así en vuestros corazones?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

En ese mismo instante, Jesús supo lo que pensaban, así que les preguntó: «¿Por qué cuestionan eso en su corazón?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Pero Jesús supo en su espíritu lo que ellos estaban pensando, y les dijo: '¿Por qué piensan así?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

Al instante, percibiendo Jesús en su espíritu que cavilaban de este modo, les dice: ¿Por qué caviláis estas cosas en vuestros corazones?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Pero, conociendo al momento Jesús en su espíritu que pensaban así en su interior les dice: '¿Por qué pensáis tales cosas en vuestro corazón?

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y al instante Jesús, conociendo en su espíritu que pensaban de esta manera dentro de sí mismos, les dijo: ¿Por qué pensáis estas cosas en vuestros corazones?

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Otras versiones



Marcos 2:8
23 Referencias Cruzadas  

Al enterarse de esto, Jesús se retiró de aquel lugar. Muchos lo siguieron, y él sanó a todos los enfermos,


Ellos comentaban entre sí: «Lo dice porque no trajimos pan».


Como Jesús conocía sus pensamientos, les dijo: ―¿Por qué dan lugar a tan malos pensamientos?


«¿Por qué habla este así? ¡Está ofendiendo a Dios! ¿Quién puede perdonar pecados sino solo Dios?».


¿Qué es más fácil, decirle al paralítico: “Tus pecados quedan perdonados”, o decirle: “Levántate, toma tu camilla y anda”?


Porque de adentro, del corazón humano, salen los malos pensamientos, las relaciones sexuales prohibidas, los robos, los homicidios.


―¿Por qué se asustan tanto? —les preguntó—. ¿Por qué les vienen dudas?


Pero Jesús supo lo que estaban pensando y les dijo: ―¿Por qué piensan así?


Pero Jesús, que sabía lo que estaban pensando, le dijo al hombre de la mano paralizada: ―Levántate y ponte frente a todos. Así que el hombre se puso de pie.


Por tercera vez Jesús le preguntó: ―Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? A Pedro le dolió que por tercera vez Jesús le hubiera preguntado: «¿Me quieres?». Así que le dijo: ―Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero. ―Apacienta mis ovejas —le dijo Jesús—.


Sin embargo, hay algunos de ustedes que no creen. Es que Jesús conocía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién era el que iba a traicionarlo. Así que añadió:


―Ananías —le reclamó Pedro—, ¿cómo es posible que Satanás haya llenado tu corazón para que le mintieras al Espíritu Santo y te quedaras con parte del dinero que recibiste por el terreno?


Por eso, arrepiéntete de tu maldad y ruega al Señor. Tal vez te perdone el haber tenido esa mala intención.


Ninguna cosa creada escapa a la vista de Dios. Todo está al descubierto, expuesto a los ojos de aquel a quien hemos de rendir cuentas.


A los hijos de esa mujer los heriré de muerte. Así sabrán todas las iglesias que yo soy el que conoce a fondo la mente y el corazón. A cada uno de ustedes lo trataré de acuerdo con sus acciones.