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Juan 21:17 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

17 Por tercera vez Jesús le preguntó: ―Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? A Pedro le dolió que por tercera vez Jesús le hubiera preguntado: «¿Me quieres?». Así que le dijo: ―Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero. ―Apacienta mis ovejas —le dijo Jesús—.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

17 Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Le preguntó por tercera vez: —Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? A Pedro le dolió que Jesús le dijera la tercera vez: «¿Me quieres?». Le contestó: —Señor, tú sabes todo. Tú sabes que yo te quiero. Jesús dijo: —Entonces, alimenta a mis ovejas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Insistió Jesús por tercera vez: 'Simón Pedro, hijo de Juan, ¿me quieres?' Pedro se puso triste al ver que Jesús le preguntaba por tercera vez si lo quería y le contestó: 'Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero. Entonces Jesús le dijo: 'Apacienta mis ovejas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Le dice la tercera vez: Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? Pedro se entristeció de que la tercera vez le preguntara: ¿me quieres?,° y le dijo: Señor, Tú lo sabes todo; Tú conoces que te quiero. Le dice: Apacienta mis ovejitas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Por tercera vez le pregunta: 'Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?'. Pedro sintió pena cuando Jesús le dijo por tercera vez '¿me quieres?' y le respondió: 'Señor, tú lo sabes todo, tú conoces bien que te quiero'. Dícele Jesús: 'Apacienta mis ovejas.

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Juan 21:17
40 Referencias Cruzadas  

El Rey les responderá: “Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el menos importante, lo hicieron por mí”.


Al instante el gallo cantó por segunda vez. Pedro se acordó de lo que Jesús le había dicho: «Antes de que el gallo cante por segunda vez, me negarás tres veces». Y se echó a llorar.


A los pobres siempre los tendrán con ustedes, pero a mí no siempre me tendrán.


Jesús le respondió: ―¿Tú darás la vida por mí? Te aseguro que antes de que cante el gallo, me negarás tres veces.


»Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos.


Si obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi amor. Yo he obedecido los mandamientos de mi Padre, por eso permanezco en su amor.


Ya podemos ver que sabes todas las cosas y que ni siquiera necesitas que nadie te haga preguntas. Por esto creemos que saliste de Dios.


Pedro volvió a negarlo, y en ese instante cantó el gallo.


Jesús, que sabía todo lo que le iba a suceder, les salió al encuentro. ―¿A quién buscan? —les preguntó.


Te aseguro que cuando eras más joven te vestías tú mismo e ibas adonde querías. Pero, cuando seas viejo, extenderás las manos y otro te vestirá y te llevará adonde no quieras ir.


―Ve a llamar a tu esposo y vuelve acá —le dijo Jesús.


Y oraron así: «Señor, tú conoces el corazón de todos. Muéstranos a cuál de estos dos has elegido.


Esto sucedió tres veces, y luego todo volvió a ser llevado al cielo.


Dios, que conoce el corazón humano, mostró que los aceptaba dándoles el Espíritu Santo, lo mismo que a nosotros.


Para nosotros, es motivo de satisfacción el saber que no hemos hecho nada malo. Nos hemos comportado en el mundo, y especialmente entre ustedes, con la honestidad y sinceridad que vienen de Dios. Y lo hemos logrado gracias al amor inmerecido de Dios, y no gracias a nuestra sabiduría humana.


No hagan que el Espíritu Santo de Dios se ponga triste por su mala conducta. Pues el Espíritu es como un sello que ustedes llevan en su cuerpo. Con ese sello serán reconocidos como propiedad de Dios cuando llegue el día de su salvación final.


Esto es para ustedes motivo de gran alegría, aunque ahora, por algún tiempo, tengan que sufrir muchas dificultades.


Queridos hermanos en la fe, esta es ya la segunda carta que les escribo. En las dos he procurado refrescarles la memoria para que puedan pensar de manera honesta.


A los hijos de esa mujer los heriré de muerte. Así sabrán todas las iglesias que yo soy el que conoce a fondo la mente y el corazón. A cada uno de ustedes lo trataré de acuerdo con sus acciones.


Yo reprendo y disciplino a todos los que amo. Por lo tanto, toma esto en serio y arrepiéntete.


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