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Hechos 9:4 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Él cayó al suelo y oyó una voz que le decía: ―Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Saulo cayó al suelo y oyó una voz que le decía: —¡Saulo, Saulo! ¿Por qué me persigues?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Cayó al suelo y oyó una voz que le decía: 'Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

y cayendo en la tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

caído en tierra, oyó una voz que le decía: 'Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?

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Otras versiones



Hechos 9:4
22 Referencias Cruzadas  

El Rey les responderá: “Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el menos importante, lo hicieron por mí”.


―Marta, Marta —le contestó el Señor—, estás inquieta y preocupada por muchas cosas,


Cuando Jesús les dijo: «Yo soy», dieron un paso atrás y cayeron al suelo.


―María —le dijo Jesús. Ella se volvió y dijo: ―¡Raboni! —que en hebreo significa: Maestro.


Cuando terminaron de desayunar, Jesús le preguntó a Simón Pedro: ―Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos? ―Sí, Señor, tú sabes que te quiero —contestó Pedro. ―Apacienta mis corderos —le dijo Jesús.


En ese mismo instante ella cayó muerta a los pies de Pedro. Entonces entraron los jóvenes y, al verla muerta, se la llevaron y la enterraron al lado de su esposo.


―¿Quién eres, Señor? —preguntó. ―Yo soy Jesús, a quien tú persigues —le contestó la voz—.


Por tanto, piensa en lo bueno que es Dios, pero también en lo estricto que es. Ha castigado duramente a los que fallaron y ha sido bueno contigo. Pero, si no eres agradecido y te portas mal, tú también serás rechazado.


De hecho, aunque el cuerpo es uno solo, tiene muchas partes. Y todas las partes, aunque sean muchas, forman un solo cuerpo. Así sucede con Cristo.


¿Quién te hace más importante que los demás? ¿Qué tienes que no hayas recibido? Y, si lo recibiste, ¿por qué te sientes orgulloso, como si no te lo hubieran dado?


Y nosotros somos parte de su cuerpo.