»En cualquier pueblo o aldea donde entren, busquen a alguien que merezca recibirlos y quédense en su casa hasta que se vayan de ese lugar.
Hechos 21:4 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) Allí encontramos a los discípulos y nos quedamos con ellos siete días. Ellos, advertidos por el Espíritu del peligro que corría, le dijeron a Pablo que no subiera a Jerusalén. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Y hallados los discípulos, nos quedamos allí siete días; y ellos decían a Pablo por el Espíritu, que no subiese a Jerusalén. Biblia Nueva Traducción Viviente Desembarcamos, encontramos a los creyentes del lugar y nos quedamos con ellos una semana. Estos creyentes profetizaron por medio del Espíritu Santo, que Pablo no debía seguir a Jerusalén. Biblia Católica (Latinoamericana) Aquí encontramos a los discípulos y nos detuvimos siete días.
Advertían a Pablo con mensajes proféticos que no subiera a Jerusalén;' La Biblia Textual 3a Edicion Habiendo hallado a los discípulos, permanecimos allí siete días, y ellos aconsejaban a Pablo por el Espíritu que no subiera a Jerusalem. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Encontramos a los discípulos y permanecimos allí siete días. Ellos le decían a Pablo, por inspiración del Espíritu, que no subiera a Jerusalén. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y hallando discípulos, nos quedamos allí siete días; y ellos decían a Pablo por el Espíritu, que no subiese a Jerusalén. |
»En cualquier pueblo o aldea donde entren, busquen a alguien que merezca recibirlos y quédense en su casa hasta que se vayan de ese lugar.
Cuando lo encontró, lo llevó a Antioquía. Durante todo un año se reunieron los dos con la iglesia y enseñaron a mucha gente. Fue en Antioquía donde a los discípulos se les llamó «cristianos» por primera vez.
Mientras Apolos estaba en Corinto, Pablo recorrió las regiones montañosas y llegó a Éfeso. Allí encontró a algunos discípulos.
Algunos de los discípulos de Cesarea nos acompañaron y nos llevaron a la casa de Mnasón, donde íbamos a alojarnos. Este era de Chipre, y uno de los primeros discípulos.
Allí encontramos a algunos creyentes que nos invitaron a pasar una semana con ellos. Y por fin llegamos a Roma.
Al contrario, cuando estuvo en Roma me buscó sin descanso hasta encontrarme.
En el primer día de la semana, al que llamamos día del Señor, vino el Espíritu y tomó control de mi persona. Detrás de mí oí una voz fuerte, que sonaba tan fuerte como una trompeta,