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Hechos 21:4 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

4 Allí encontramos a los discípulos y nos quedamos con ellos siete días. Ellos, advertidos por el Espíritu del peligro que corría, le dijeron a Pablo que no subiera a Jerusalén.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

4 Y hallados los discípulos, nos quedamos allí siete días; y ellos decían a Pablo por el Espíritu, que no subiese a Jerusalén.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Desembarcamos, encontramos a los creyentes del lugar y nos quedamos con ellos una semana. Estos creyentes profetizaron por medio del Espíritu Santo, que Pablo no debía seguir a Jerusalén.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Aquí encontramos a los discípulos y nos detuvimos siete días. Advertían a Pablo con mensajes proféticos que no subiera a Jerusalén;'

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Habiendo hallado a los discípulos, permanecimos allí siete días, y ellos aconsejaban a Pablo por el Espíritu que no subiera a Jerusalem.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Encontramos a los discípulos y permanecimos allí siete días. Ellos le decían a Pablo, por inspiración del Espíritu, que no subiera a Jerusalén.

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Hechos 21:4
11 Referencias Cruzadas  

»En cualquier pueblo o aldea donde entren, busquen a alguien que merezca recibirlos y quédense en su casa hasta que se vayan de ese lugar.


Cuando lo encontró, lo llevó a Antioquía. Durante todo un año se reunieron los dos con la iglesia y enseñaron a mucha gente. Fue en Antioquía donde a los discípulos se les llamó «cristianos» por primera vez.


Mientras Apolos estaba en Corinto, Pablo recorrió las regiones montañosas y llegó a Éfeso. Allí encontró a algunos discípulos.


Algunos de los discípulos de Cesarea nos acompañaron y nos llevaron a la casa de Mnasón, donde íbamos a alojarnos. Este era de Chipre, y uno de los primeros discípulos.


Allí encontramos a algunos creyentes que nos invitaron a pasar una semana con ellos. Y por fin llegamos a Roma.


Yo le mostraré cuánto tendrá que sufrir por mi nombre.


Al contrario, cuando estuvo en Roma me buscó sin descanso hasta encontrarme.


En el primer día de la semana, al que llamamos día del Señor, vino el Espíritu y tomó control de mi persona. Detrás de mí oí una voz fuerte, que sonaba tan fuerte como una trompeta,


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