Cuando ya se habían ido, un ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo».
Hechos 10:7 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) Después de que se fue el ángel que le había hablado, Cornelio llamó a dos de sus siervos y a un soldado que amaba a Dios y era de los que le servían regularmente. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Ido el ángel que hablaba con Cornelio, este llamó a dos de sus criados, y a un devoto soldado de los que le asistían; Biblia Nueva Traducción Viviente En cuanto el ángel se fue, Cornelio llamó a dos de los sirvientes de su casa y a un soldado devoto, que era uno de sus asistentes personales. Biblia Católica (Latinoamericana) Apenas desapareció el ángel que le hablaba, Cornelio llamó a dos criados y a un soldado piadoso que estaba a su servicio. La Biblia Textual 3a Edicion Y cuando se fue el ángel que le hablaba,° llamando a dos de los criados, y a un soldado devoto de los que lo servían constantemente,° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Apenas hubo desaparecido el ángel que le hablaba, cuando llamó a dos de sus servidores y a un soldado piadoso de los de su confianza, Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y cuando se fue el Ángel que habló con Cornelio, este llamó dos de sus criados, y a un devoto soldado de los que continuamente le asistían; |
Cuando ya se habían ido, un ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo».
Ahora bien, en Jerusalén había un hombre llamado Simeón. Era un hombre justo, que amaba a Dios, y aguardaba con esperanza la liberación de Israel. El Espíritu Santo estaba con él
―Y nosotros, ¿qué debemos hacer? —le preguntaron unos soldados. Y les dijo: ―No exijan dinero a cambio de favores, ni hagan denuncias falsas. Más bien confórmense con lo que les pagan.
Los que tienen amos creyentes no deben faltarles al respeto por ser hermanos en la fe. Al contrario, deben servirles todavía mejor, porque sus servicios ayudan a creyentes y hermanos en la fe que son queridos. Esto es lo que debes enseñar y recomendar.
Ya no lo recibas como a un esclavo, sino como algo mejor: como a un hermano querido. Él es muy especial para mí, pero mucho más para ti, como persona y como hermano en el Señor.