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Mateo 2:13 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

13 Cuando ya se habían ido, un ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo».

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

13 Después que partieron ellos, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José y dijo: Levántate y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y permanece allá hasta que yo te diga; porque acontecerá que Herodes buscará al niño para matarlo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

13 Después de que los sabios se fueron, un ángel del Señor se le apareció a José en un sueño. «¡Levántate! Huye a Egipto con el niño y su madre —dijo el ángel—. Quédate allí hasta que yo te diga que regreses, porque Herodes buscará al niño para matarlo».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

13 Después de marchar los Magos, el Ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: 'Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto. Quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes buscará al niño para matarlo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

13 Después que ellos regresaron, he aquí un ángel del Señor se aparece en sueños a José, diciendo: Al levantarte, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y permanece allá hasta que yo te diga, porque Herodes está buscando al niño para destruirlo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 Después de partir ellos, un ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: 'Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y quédate allí hasta que yo te avise. Porque Herodes se pondrá a buscar al niño para matarlo'.

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Mateo 2:13
29 Referencias Cruzadas  

Pero, cuando él estaba pensando hacer esto, un ángel del Señor se le apareció en sueños. El ángel le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María por esposa, porque ella ha quedado embarazada por obra del Espíritu Santo.


Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra. Les aseguro que no terminarán de recorrer las ciudades de Israel antes de que venga el Hijo del hombre.


Entonces, advertidos en sueños de que no volvieran a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.


Así que se levantó cuando todavía era de noche, tomó al niño y a su madre, y salió para Egipto,


Cuando Herodes se dio cuenta de que los sabios se habían burlado de él, se enfureció. Por eso, mandó matar a todos los niños menores de dos años en Belén y sus alrededores. Esa era la edad que Herodes calculaba tendría el niño, según le dijeron los sabios.


Pero, al oír que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allá. Entonces, advertido por Dios en sueños, se retiró al territorio de Galilea


Ellos le contestaron: ―Venimos de parte del capitán Cornelio, un hombre justo y que adora a Dios, respetado por todo el pueblo judío. Un ángel de Dios le dijo que tenía que invitarlo a usted a su casa, porque usted tiene algo que decirle.


Después de que se fue el ángel que le había hablado, Cornelio llamó a dos de sus siervos y a un soldado que amaba a Dios y era de los que le servían regularmente.


Entonces Pedro comprendió todo y se dijo: «Ahora estoy completamente seguro de que el Señor ha enviado a su ángel. Él me ha liberado del poder de Herodes y de todo lo que el pueblo judío quería hacerme».


De repente apareció un ángel del Señor y una luz resplandeció en la celda. Despertó a Pedro con unas palmadas en el costado y le dijo: «¡Date prisa, levántate!». Las cadenas cayeron de las manos de Pedro.


El carcelero, entonces, le informó a Pablo: ―Los jueces han ordenado que los suelte. Así que pueden irse. Vayan en paz.


Pero en la noche un ángel del Señor abrió las puertas de la cárcel y los sacó.


Este rey engañó a nuestro pueblo y oprimió a nuestros antepasados. Los obligó a dejar abandonados a sus hijos recién nacidos para que murieran.


Pero a la mujer se le dieron dos grandes alas de águila. Así podría volar al desierto, al lugar que había sido preparado para ella. Allí sería alimentada durante un tiempo, dos tiempos y medio tiempo, y estaría lejos de la vista de la serpiente.


Con la cola arrastró la tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó sobre la tierra. La mujer estaba ya a punto de tener a su hijo. Entonces el dragón se plantó delante de ella para comerse a su hijo tan pronto naciera.


Y la mujer huyó al desierto, a un lugar que Dios le había preparado. Allí la cuidarán durante mil doscientos sesenta días.


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