El malvado huye aunque nadie lo persiga; pero el justo vive confiado como un león.
Juan 7:26 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Ahí está, hablando abiertamente, y nadie le dice nada. ¿Será que las autoridades se han convencido de que es el Cristo? Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Pues mirad, habla públicamente, y no le dicen nada. ¿Habrán reconocido en verdad los gobernantes que este es el Cristo? Biblia Nueva Traducción Viviente Sin embargo, está aquí hablando en público, y nadie le dice nada. ¿Será que nuestros líderes ahora creen que es el Mesías? Biblia Católica (Latinoamericana) Pues ahí lo tienen hablando con toda libertad y no le dicen nada. ¿Será tal vez que nuestros dirigentes han reconocido que él es el Mesías? La Biblia Textual 3a Edicion Mirad, habla con libertad, y nada le dicen. ¿Será posible° que los gobernantes hayan reconocido que éste es el Ungido? Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pues ahí está hablando con toda libertad, y nadie le dice nada. ¿Habrán reconocido realmente las autoridades que éste es el Cristo? Biblia Reina Valera Gómez (2023) Mas he aquí, habla públicamente y no le dicen nada: ¿Habrán en verdad reconocido los príncipes que verdaderamente Éste es el Cristo? |
El malvado huye aunque nadie lo persiga; pero el justo vive confiado como un león.
no vacilará ni se desanimará hasta implantar la justicia en la tierra. Las costas lejanas esperan su ley».
Enviaron algunos de sus discípulos junto con los herodianos, los cuales le dijeron: ―Maestro, sabemos que eres un hombre íntegro y que enseñas el camino de Dios de acuerdo con la verdad. No te dejas influir por nadie porque no te fijas en las apariencias.
Pilato entonces reunió a los jefes de los sacerdotes, a los gobernantes y al pueblo,
Pero los fariseos y los expertos en la ley no se hicieron bautizar por Juan, rechazando así el propósito de Dios respecto a ellos.
Sin embargo, muchos de ellos, incluso muchos de los jefes, creyeron en él, pero no lo confesaban porque temían que los fariseos los expulsaran de la sinagoga.
―Yo he hablado abiertamente al mundo —respondió Jesús—. Siempre he enseñado en las sinagogas o en el templo, donde se congregan todos los judíos. En secreto no he dicho nada.
―Venid a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será este el Cristo?
Algunos de los que vivían en Jerusalén comentaban: «¿No es este al que quieren matar?
Con todo, muchos de entre la multitud creyeron en él y decían: «Cuando venga el Cristo, ¿acaso va a hacer más señales que este hombre?»
Sus padres contestaron así por miedo a los judíos, pues ya estos habían convenido que se expulsara de la sinagoga a todo el que reconociera que Jesús era el Cristo.
Los gobernantes, al ver la osadía con que hablaban Pedro y Juan, y al darse cuenta de que eran gente sin estudios ni preparación, quedaron asombrados y reconocieron que habían estado con Jesús.
Gracias a mis cadenas, ahora más que nunca la mayoría de los hermanos, confiados en el Señor, se han atrevido a anunciar sin temor la palabra de Dios.