Entonces Natán le dijo a David: ―¡Tú eres ese hombre! Así dice el Señor, Dios de Israel: “Yo te ungí como rey sobre Israel, y te libré del poder de Saúl.
2 Samuel 22:1 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 David dedicó al Señor la letra de esta canción cuando el Señor lo libró de Saúl y de todos sus enemigos. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Habló David a Jehová las palabras de este cántico, el día que Jehová le había librado de la mano de todos sus enemigos, y de la mano de Saúl. Biblia Nueva Traducción Viviente David entonó este cántico al Señor el día que el Señor lo rescató de todos sus enemigos y de Saúl. Biblia Católica (Latinoamericana) David dedicó a Yavé las palabras de este cántico, el día en que Yavé lo libró de las manos de todos sus enemigos y de las manos de Saúl. La Biblia Textual 3a Edicion Y habló David a YHVH las palabras de este cántico° el día que YHVH lo libró de la mano de Saúl y de todos sus enemigos. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Dirigió David a Yahveh las palabras de este cántico el día en que Yahveh le libró del poder de todos sus enemigos y de la mano de Saúl. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y David habló a Jehová las palabras de este cántico, el día que Jehová le había librado de la mano de todos sus enemigos, y de la mano de Saúl. |
Entonces Natán le dijo a David: ―¡Tú eres ese hombre! Así dice el Señor, Dios de Israel: “Yo te ungí como rey sobre Israel, y te libré del poder de Saúl.
Tú me libras de mis enemigos, me exaltas por encima de mis adversarios, me salvas de los hombres violentos.
Ese mismo día, David ordenó, por primera vez, que Asaf y sus compañeros fueran los encargados de esta alabanza al Señor:
Muchas son las angustias del justo, pero el Señor lo librará de todas ellas;
Entonces Moisés y los israelitas entonaron un cántico en honor del Señor, cuya letra decía: Cantaré al Señor, que se ha coronado de triunfo arrojando al mar caballos y jinetes.
Él nos libró y nos librará de tal peligro de muerte. En él tenemos puesta nuestra esperanza, y él seguirá librándonos.
Y este fue el cántico que recitó Moisés de principio a fin, en presencia de toda la asamblea de Israel:
El Señor me librará de todo mal y me preservará para su reino celestial. A él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
David se estableció en los refugios del desierto, en los áridos cerros de Zif. Día tras día, Saúl lo buscaba, pero Dios no lo entregó en sus manos.
¡Que sea el Señor quien juzgue y dicte la sentencia entre nosotros dos! ¡Que examine mi causa, y me defienda y me libre de ti!»
Aun si alguien te persigue con la intención de matarte, tu vida estará protegida por el Señor tu Dios, mientras que tus enemigos serán lanzados a la destrucción.
Sin embargo, así como hoy valoré tu vida, quiera el Señor valorar mi propia vida y librarme de toda angustia.
Con todo, David pensaba: «Un día de estos voy a morir a manos de Saúl. Lo mejor que puedo hacer es huir a la tierra de los filisteos. Así Saúl se cansará de buscarme por el territorio de Israel, y podré escapar de sus manos».