El hijo de Zebedeo y hermano del apóstol Santiago (o Jacobo), a quien Herodes Agripa I condenó a morir más o menos en el año 44 d. de J.C. (Marcos 1:19-20).
Al principio se menciona a Juan como uno de los discípulos de Juan el Bautista (Marcos 3:17) «a Jacobo hijo de Zebedeo, y a Juan hermano de Jacobo, a quienes apellidó Boanerges, esto es, Hijos del trueno».
Juan fue uno de los tres apóstoles que estuvieron más cerca de Jesús, los otros dos siendo Pedro y Jacobo, el hermano de Juan. Juntamente con los otros dos que conformaban el círculo íntimo de los apóstoles, se le permitió ser testigo de la resurrección de la hija de Jairo (Mateo 26:56) «Mas todo esto sucede, para que se cumplan las Escrituras de los profetas. Entonces todos los discípulos, dejándole, huyeron». Pero recuperó el suficiente valor como para estar presente en el juicio de Jesús.
Gracias a su amistad con el sumo sacerdote logró que Pedro también pudiera acompañarlo (Juan 21:20-24).
Juan y Pedro sanaron a un hombre que había nacido cojo, fueron arrestados y se les prohibió que predicaran en el nombre de Jesús (Hechos 4:1-22).
Más tarde los encontramos orando e imponiendo las manos sobre los nuevos convertidos en Samaria a fin de que puedan recibir el Espíritu Santo (Apocalipsis 1:9) «Yo Juan, vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación, en el reino y en la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, por causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo». Donde se le atribuye como el autor del libro.
Cinco de los libros del NT se le atribuyen a él: el cuarto Evangelio, tres cartas y Apocalipsis. Es en este último donde realmente aparece su nombre. Según la tradición Juan pasó sus últimos años en Efeso y murió casi al cierre del primer siglo.
A Juan se le describe como el discípulo a quien Jesús amaba. Los defectos de su carácter con los cuales inició su carrera como apóstol —impetuosidad indebida, intolerancia y ambición egoísta— con el tiempo fueron controlados hasta el punto que él llegó a ser conocido especialmente por su generosidad y amabilidad.
El hijo de Zebedeo y hermano del apóstol Santiago (o Jacobo), a quien Herodes Agripa I condenó a morir más o menos en el año 44 d. de J.C. (Mateo 4:21) «Pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca con Zebedeo su padre, que remendaban sus redes; y los llamó». (Hechos 12:1-2). Es bastante razonable inferir que su madre era Salomé (comparar (Mateo 27:56) «entre las cuales estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo». y (Marcos 15:40) «También había algunas mujeres mirando de lejos, entre las cuales estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo el menor y de José, y Salomé», y que ella era la hermana de María, madre de Jesús. Por lo tanto, Jesús y Juan deben haber sido primos. La familia vivía en Galilea, probablemente en Betsaida. El padre y sus dos hijos se dedicaban a la pesca en el mar de Galilea (Marcos 1:19-20).
Al principio se menciona a Juan como uno de los discípulos de Juan el Bautista (Juan 1:35) «El siguiente día otra vez estaba Juan, y dos de sus discípulos», pero después se convirtió en uno de los discípulos de Jesús (Juan 1:35-39). Jesús lo llamó para que fuera un pescador de hombres (Mateo 4:18-22), (Marcos 1:16-20), (Lucas 5:1-11). Más tarde fue escogido para el apostolado (Mateo 10:2-4), (Marcos 3:13-19), (Lucas 6:12-19). A Juan y a Jacobo Jesús les dio el sobrenombre de Boanerges; es decir, hijos del trueno, obviamente a causa de su temperamento impetuoso (Marcos 3:17) «a Jacobo hijo de Zebedeo, y a Juan hermano de Jacobo, a quienes apellidó Boanerges, esto es, Hijos del trueno».
Juan fue uno de los tres apóstoles que estuvieron más cerca de Jesús, los otros dos siendo Pedro y Jacobo, el hermano de Juan. Juntamente con los otros dos que conformaban el círculo íntimo de los apóstoles, se le permitió ser testigo de la resurrección de la hija de Jairo (Marcos 5:37) «Y no permitió que le siguiese nadie sino Pedro, Jacobo, y Juan hermano de Jacobo», (Lucas 8:51) «Entrando en la casa, no dejó entrar a nadie consigo, sino a Pedro, a Jacobo, a Juan, y al padre y a la madre de la niña», la Transfiguración (Mateo 17:1) «Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto». (Marcos 9:2) «Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan, y los llevó aparte solos a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos». (Lucas 9:28) «Aconteció como ocho días después de estas palabras, que tomó a Pedro, a Juan y a Jacobo, y subió al monte a orar», y la agonía del Señor en el Getsemaní (Mateo 26:37) «Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera», (Marcos 14:33) «Y tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a entristecerse y a angustiarse». Fue Juan el que le dijo a Jesús que habían visto a alguien echando fuera demonios en su nombre y que ellos se lo habían prohibido porque no era de su grupo (Marcos 9:38) «Juan le respondió diciendo: Maestro, hemos visto a uno que en tu nombre echaba fuera demonios, pero él no nos sigue; y se lo prohibimos, porque no nos seguía», (Lucas 9:49) «Entonces respondiendo Juan, dijo: Maestro, hemos visto a uno que echaba fuera demonios en tu nombre; y se lo prohibimos, porque no sigue con nosotros». Ambos hermanos, Jacobo y Juan, dieron evidencia de su temperamento impetuoso cuando no se les permitió pasar por una aldea de Samaria en su paso a Jerusalén (Lucas 9:54) «Viendo esto sus discípulos Jacobo y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma?». También manifestaron falta de tacto y su extremada ambición cuando, juntamente con su madre, se acercaron a Jesús y le pidieron que en su reino venidero ellos ocuparan lugares de honor por encima de los demás (Marcos 10:35) «Entonces Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, se le acercaron, diciendo: Maestro, querríamos que nos hagas lo que pidiéremos». Juan estaba entre los que le preguntaron a Jesús cuándo se cumpliría su predicción sobre la destrucción del templo (Marcos 13:3) «Y se sentó en el monte de los Olivos, frente al templo. Y Pedro, Jacobo, Juan y Andrés le preguntaron aparte». El y Pedro fueron enviados por Jesús para que hicieran los preparativos para la Pascua (Lucas 22:8) «Y Jesús envió a Pedro y a Juan, diciendo: Id, preparadnos la pascua para que la comamos»; durante la cena pascual Juan se recostó en el pecho de Jesús y le preguntó quién era el que lo había traicionado (Juan 13:25) «El entonces, recostado cerca del pecho de Jesús, le dijo: Señor, ¿quién es?». Cuando Jesús fue arrestado, Juan huyó juntamente con los otros apóstoles (Mateo 26:56) «Mas todo esto sucede, para que se cumplan las Escrituras de los profetas. Entonces todos los discípulos, dejándole, huyeron», pero recuperó el suficiente valor como para estar presente en el juicio de Jesús.
Gracias a su amistad con el sumo sacerdote logró que Pedro también pudiera acompañarlo (Juan 18:16) «mas Pedro estaba fuera, a la puerta. Salió, pues, el discípulo que era conocido del sumo sacerdote, y habló a la portera, e hizo entrar a Pedro». El estuvo cerca de la cruz sobre la cual fue crucificado Jesús y ahí recibió el encargo de Jesús de que cuidara de su madre (Juan 19:26) «Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo». En la madrugada de la resurrección, cuando María Magdalena les informó que la tumba estaba vacía, Juan y Pedro fueron hasta el lugar para cercionarse de lo que había sucedido (Juan 20:2-3). En el relato donde se menciona la aparición del Señor resucitado en Galilea, los hijos de Zebedeo son mencionados de manera especial y es Juan quien primero reconoce a Jesús (Juan 21:1-7). En la escena siguiente, se corrige la falsa impresión de que Juan no moriría antes del retorno del Señor. Al final del cap. se confirma la veracidad del registro en el Evangelio (Juan 21:20-24).
Juan y Pedro sanaron a un hombre que había nacido cojo, fueron arrestados y se les prohibió que predicaran en el nombre de Jesús (Hechos 4:1-22).
Más tarde los encontramos orando e imponiendo las manos sobre los nuevos convertidos en Samaria a fin de que puedan recibir el Espíritu Santo (Hechos 8:14-15). Juan es mencionado una vez en las cartas de Pablo (Gálatas 2:9) «y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión». y en (Apocalipsis 1:1) «La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan». (Apocalipsis 1:4) «Juan, a las siete iglesias que están en Asia: Gracia y paz a vosotros, del que es y que era y que ha de venir, y de los siete espíritus que están delante de su trono», (Apocalipsis 1:9) «Yo Juan, vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación, en el reino y en la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, por causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo». donde se le atribuye como el autor del libro.
Cinco de los libros del NT se le atribuyen a él: el cuarto Evangelio, tres cartas y Apocalipsis. Es en este último donde realmente aparece su nombre. Según la tradición Juan pasó sus últimos años en Efeso y murió casi al cierre del primer siglo.
A Juan se le describe como el discípulo a quien Jesús amaba. Los defectos de su carácter con los cuales inició su carrera como apóstol —impetuosidad indebida, intolerancia y ambición egoísta— con el tiempo fueron controlados hasta el punto que él llegó a ser conocido especialmente por su generosidad y amabilidad.