Pedro le respondió: – Aunque sea necesario que yo muera contigo, jamás te negaré. Y todos los discípulos dijeron lo mismo.
Mateo 20:22 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia Jesús le respondió, diciendo: – No saben que están pidiendo; ¿pueden beber la copa que yo voy a beber? Ellos respondieron: – Podemos. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Entonces Jesús respondiendo, dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso que yo he de beber, y ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado? Y ellos le dijeron: Podemos. Biblia Nueva Traducción Viviente Jesús les respondió: —¡No saben lo que piden! ¿Acaso pueden beber de la copa amarga de sufrimiento que yo estoy a punto de beber? —Claro que sí —contestaron ellos—, ¡podemos! Biblia Católica (Latinoamericana) Jesús dijo a los hermanos: 'No saben lo que piden. ¿Pueden ustedes beber la copa que yo tengo que beber?' Ellos respondieron: 'Podemos. La Biblia Textual 3a Edicion Respondiendo entonces Jesús, dijo: No sabéis° qué estáis pidiendo. ¿Podéis beber la copa que Yo estoy por beber?° Le responden: Podemos. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pero Jesús contestó: 'No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo tengo que beber?'. Ellos le responden: 'Sí que lo somos'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces Jesús respondiendo, dijo: No sabéis lo que pedís: ¿Podéis beber de la copa que yo he de beber, y ser bautizados del bautismo de que yo soy bautizado? Ellos le dijeron: Podemos. |
Pedro le respondió: – Aunque sea necesario que yo muera contigo, jamás te negaré. Y todos los discípulos dijeron lo mismo.
Caminando un poco más adelante, cayó sobre su rostro y orando intensamente dijo: – Padre mío, tengo mucho miedo de morir, si es posible, líbrame de este momento doloroso; pero no quiero que se haga mi voluntad, sino la tuya.
Por segunda vez Jesús se retiró a orar, y exclamó: – Padre mío, si no me puedes librar de esta muerte dolorosa, hágase tu voluntad.
Mas todo eso sucede para que se cumplan las Escrituras de los profetas. En ese momento, todos los discípulos lo abandonaron y huyeron.
y decía: – Papito, todo es posible para ti, por favor no me dejes sufrir, tengo mucho miedo de morir, si es posible, líbrame de este momento de dolor. Pero no quiero que se haga mi voluntad, sino la tuya.
Pero primero tengo que pasar por un bautismo, la prueba de la muerte y de la sepultura, tendré que sumergirme para después ser levantado, y vivo esta angustia hasta que se cumpla ese momento.
– ¡Padre, si quieres, pasa de mí esta copa, no quiero morir! Pero no se cumpla mi voluntad, sino la tuya.
En aquel momento Jesús le ordenó a Pedro: – Mete la espada al estuche; la copa que me ha dado el Padre, ¿acaso no la puedo beber?
De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; por ejemplo, cuando no sabemos qué necesitamos pedir a Dios a través de la oración, pues no sabemos orar como conviene, el Espíritu mismo ora a Dios por nosotros, intercede por nosotros. El Espíritu le habla a Dios con gemidos indescifrables, algo tan especial que es imposibles de expresar con palabras.
Piden, pero no reciben, porque no saben pedir, ya que siempre están pidiendo para complacer sus propios deseos y placeres.