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Lucas 2:38 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia

Justo en el momento en que Simeón estaba con los padres de Jesús, Ana se presentó y empezó a agradecer a Dios y a hablar acerca del niño a todos aquellos que esperaban la redención de Jerusalén.

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Biblia Reina Valera 1960

Esta, presentándose en la misma hora, daba gracias a Dios, y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Llegó justo en el momento que Simeón hablaba con María y José, y comenzó a alabar a Dios. Habló del niño a todos los que esperaban que Dios rescatara a Jerusalén.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Llegó en aquel momento y también comenzó a alabar a Dios hablando del niño a todos los que esperaban la liberación de Jerusalén.

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La Biblia Textual 3a Edicion

También ésta, presentándose en la misma hora, daba gracias a Dios, y hablaba acerca de Él° a todos los que esperaban la liberación de Jerusalem.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Presentándose en aquel mismo momento, glorificaba a Dios, y hablaba del niño a todos los que esperaban la liberación de Jerusalén.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y esta, viniendo en la misma hora, también daba gracias al Señor, y hablaba de Él a todos los que esperaban la redención en Jerusalén.

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Lucas 2:38
11 Tagairtí Cros  

José de Arimatea, un respetable miembro del sanedrín que también anhelaba el reino de Dios, se presentó valientemente ante Pilatos y solicitó el cuerpo de Jesús.


“Alabado sea el Señor y Dios de Israel, que ha venido a dedicarse para redimir a su pueblo,


Había en Jerusalén un hombre, cuyo nombre era Simeón, era justo y dedicado a Dios, él esperaba la llegada del Mesías para consolar y liberar a Israel, y tenía comunión con el Espíritu Santo,


En el templo estaba también una mujer llamada Ana, que era profetisa, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Ella era anciana y vivió con su marido solamente por siete años.


él nunca estuvo de acuerdo con lo decretado por el Concilio judío, ni aprobó las acciones de ellos; era del pueblo de Arimatea, en la región de Judea, y esperaba el reino de Dios.


Nosotros teníamos la esperanza de que Él fuera el libertador de Israel, pero hoy ya hace tres días que sucedió todo eso.


¡Gracias a Dios por su don indescriptible de la salvación!


Alabado sea el Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos brindó toda clase de bendiciones espirituales por medio de Cristo Jesús;