Porque David dijo: “El Señor Dios le dijo a mi Señor: siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies”.
Hebreos 1:13 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia Dios nunca le dijo a ningún ángel: – “Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos bajo tus pies”. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Pues, ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies? Biblia Nueva Traducción Viviente Además, Dios nunca le dijo a ninguno de los ángeles: «Siéntate en el lugar de honor a mi derecha, hasta que humille a tus enemigos y los ponga por debajo de tus pies». Biblia Católica (Latinoamericana) A ninguno de sus ángeles dijo Dios: Siéntate a mi derecha hasta que ponga a tus enemigos como tarima de tus pies. La Biblia Textual 3a Edicion Y, ¿a cuál de los ángeles dijo alguna vez: Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies?° Biblia Serafín de Ausejo 1975 ¿A cuál de los ángeles ha dicho jamás: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por plataforma de tus pies? Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y, ¿a cuál de los ángeles dijo jamás: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies? |
Porque David dijo: “El Señor Dios le dijo a mi Señor: siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies”.
Inspirado por el Espíritu Santo, el propio David dijo: “Dijo el Señor a mi Señor, siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies”.
Y en cuanto a mis enemigos, que no querían que yo fuera rey, tráiganlos y decapítenlos delante de mí.
Si el mismo David dijo en el libro de los Salmos: “Dijo el Señor a mi Señor: siéntate a mi derecha,
Él, lleno del Espíritu Santo, fijó sus ojos al cielo y vio la gloria de Dios y a Jesús de pie a la derecha de Dios.
El Hijo refleja perfecta y constantemente la brillante belleza de la gloria, la esencia de lo que Dios es, la evidencia de la realidad sustancial de Dios, y sustenta todas las cosas con su poderosa palabra. Después de haber hecho la purificación de los pecados, tomó su lugar de honor y se sentó a la derecha de la majestad de Dios en los altos cielos.
El que no tenía su nombre inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.