Pero tienes que saber que aún quedan siete mil hombres en Israel que jamás se han inclinado ante Baal ni lo han adorado.
Números 25:2 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Ellas los invitaban a asistir a los sacrificios que hacían a sus dioses, y pronto aquellos hombres no solamente asistían a las fiestas de ellas, sino que también se postraban ante los ídolos para adorarlos. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 las cuales invitaban al pueblo a los sacrificios de sus dioses; y el pueblo comió, y se inclinó a sus dioses. Biblia Nueva Traducción Viviente Estas mujeres los invitaron a los sacrificios a sus dioses, así que los israelitas festejaron con ellas y rindieron culto a los dioses de Moab. Biblia Católica (Latinoamericana) Ellas invitaron al pueblo a sacrificar a sus dioses: el pueblo comió y se postró ante los dioses de ellas. La Biblia Textual 3a Edicion las cuales invitaban al pueblo a los sacrificios de sus dioses. Y el pueblo comió, y se postró ante los dioses de ellas. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Éstas invitaron al pueblo a los sacrificios de sus dioses; y el pueblo comió y se postró ante los dioses de Moab. Biblia Reina Valera Gómez (2023) las cuales llamaron al pueblo a los sacrificios de sus dioses; y el pueblo comió, y se inclinó a sus dioses. |
Pero tienes que saber que aún quedan siete mil hombres en Israel que jamás se han inclinado ante Baal ni lo han adorado.
Entonces, nuestros padres se sometieron al yugo de Baal Peor y comieron de las ofrendas a ídolos sin vida.
No te inclinarás delante de ninguna imagen ni la adorarás, porque yo, el Señor tu Dios, soy muy celoso, y no compartiré con otros dioses la honra que me pertenece. Cuando castigo a alguien por sus pecados, el castigo alcanza a sus hijos, a sus nietos y a sus bisnietos.
»Cualquiera que ofrezca sacrificios a otros dioses, en vez de ofrecérselos sólo al Señor, será condenado a muerte.
»No adorarán dioses de otras naciones ni les ofrecerán sacrificios; no deben imitar el ejemplo de esos pueblos paganos. Deben vencerlos completamente y destrozar todos sus ídolos vergonzosos.
A la mañana siguiente madrugaron y comenzaron a presentar holocaustos y ofrendas de paz. Luego de comer y beber, se entregaron a la diversión.
Cuando los judíos que estaban en Moab, entre los amonitas, en Edom y en otras tierras vecinas, oyeron que unos cuantos del pueblo estaban aún en Judá, y que el rey de Babilonia no se los había llevado a todos, y que aquel Guedalías era el gobernador,
El Señor dice: «¡Israel, qué bien recuerdo aquellos primeros días encantadores, cuando te conduje a través del desierto! ¡Recuerdo con alegría cuando te vi nacer y tus primeros pasos! ¡Cuánto me satisfacía, como los primeros higos del verano en su primer año! Pero al llegar a Baal Peor me abandonaste y te fuiste tras los dioses falsos. ¡Y te volviste tan repugnante como esos ídolos que adorabas!
Pueblo mío, ¿no te acuerdas que cuando Balac, rey de Moab, trató de destruirte por medio de las maldiciones de Balán, hijo de Beor, y que yo, en lugar de ello, hice que este profeta te bendijera y te expresara un gran futuro? Bien sabes que te he mostrado mi misericordia múltiples veces. ¿Es que acaso no recuerdas cómo dividí el torrente del río Jordán para que pasaras en seco de la orilla de Sitín a la de Guilgal? ¡Recuerda las obras extraordinarias que he hecho siempre en tu favor!».
No; de ninguna manera. Lo que digo es que los que ofrecen sacrificios a los ídolos, en realidad se los ofrecen a los demonios, y nunca a Dios. Y no quiero que ninguno de ustedes tenga comunión con los demonios.
¿Dónde están sus dioses ahora, a quienes ellos sacrificaron su gordura y su vino? Que se levanten esos dioses y los ayuden.
¡Todavía cargamos con la culpa de Peor, de la cual aún no hemos sido limpiados a pesar de la plaga que nos azotó,
Para que no se les ocurra mezclarse con los pueblos (paganos) que aún viven en esta tierra. Ni siquiera mencionen el nombre de sus dioses, ni juren por ellos, ni los adoren.
Pero tengo unas pocas cosas contra ti: Toleras a los que persisten en la doctrina de Balaam, el que le enseñó a Balac cómo hacer caer en pecado al pueblo de Israel, alentándolo a entregarse a fiestas idólatras e incitándolo a la inmoralidad sexual.