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Jeremías 40:11 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

11 Cuando los judíos que estaban en Moab, entre los amonitas, en Edom y en otras tierras vecinas, oyeron que unos cuantos del pueblo estaban aún en Judá, y que el rey de Babilonia no se los había llevado a todos, y que aquel Guedalías era el gobernador,

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Biblia Reina Valera 1960

11 Asimismo todos los judíos que estaban en Moab, y entre los hijos de Amón, y en Edom, y los que estaban en todas las tierras, cuando oyeron decir que el rey de Babilonia había dejado a algunos en Judá, y que había puesto sobre ellos a Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Cuando los judíos que se encontraban en Moab, Amón, Edom y en los otros países cercanos oyeron que el rey de Babilonia había dejado un puñado de gente en Judá y que Gedalías era el gobernador,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Igualmente, los judíos que estaban en Moab, entre los amonitas, en Edom y en todos los otros países, supieron que el rey de Babilonia había dejado una parte de la población de Judá y que había puesto al frente de ellos a Godolías, hijo de Ajigam, nieto de Safán.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 También los otros judíos que habitaban en Moab, y entre los hijos de Amón, y en Edom, y los que habitaban en todas las tierras, cuando oyeron decir que el rey de Babilonia había dejado a algunos en Judá, y que había puesto sobre ellos a Gedalías ben Ahicam ben Safán,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Igualmente, todos los judíos que estaban en Moab, entre los amonitas, en Edom o en cualquier otro país, cuando oyeron que el rey de Babilonia había dejado un resto en Judá y que al frente de ellos había puesto a Godolías, hijo de Ajicán, hijo de Safán,

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Jeremías 40:11
23 Tagairtí Cros  

sino que juntos se lanzarán contra las naciones asentadas en su tierra al oriente y al occidente, uniendo sus fuerzas para derrotarlas y ocuparán las naciones de Edom, Moab y Amón.


Dejen que nuestros desterrados moren entre ustedes, ocúltenlos de nuestros enemigos. Dios los recompensará por su bondad para con nosotros. Si dejan que los fugitivos de Moab se establezcan entre ustedes, una vez pasado el terror, Dios establecerá el trono de David para siempre, y en ese trono pondrá a un rey justo e íntegro.


Los haré repulsivos para todas las naciones de la tierra, y serán objeto de burla, mofa y maldición dondequiera que yo los obligue a ir.


Ismael aprisionó a las hijas del rey y al pueblo que Nabuzaradán, capitán de la guardia, había dejado al cuidado de Guedalías en Mizpa. Poco después los llevó consigo cuando se dirigió hacia el territorio de los amonitas.


Todos, inclusive cuantos habían regresado de las regiones aledañas a donde habían huido, emprendieron el viaje a Egipto al mando de Johanán y los demás capitanes.


Entre la multitud había hombres, mujeres, niños y niñas, las hijas del rey y todos aquellos a quienes Nabuzaradán, el capitán de la guardia, había dejado con Guedalías. Hasta obligaron a Jeremías y a Baruc a ir con ellos.


Y el Señor Dios dice: «¡Por cuanto el pueblo de Edom ha causado tanto daño al vengarse sobre el pueblo de Judá,


«Hombre mortal, dirige tu vista hacia la tierra de Amón y profetiza contra su pueblo.


»Pues el Señor Dios dice: “¡Por cuanto aplaudieron y bailotearon y vitorearon alegremente ante la destrucción de mi pueblo,


Y el Señor Dios dice: «¡Puesto que los moabitas han dicho que Judá no está mejor que ninguna otra nación,


¡Mis ovejas andaban errantes por los montes y desfiladeros y valles de la tierra, y no había ningún pastor que procurase buscarlas o cuidarlas!


Te regocijabas ante el destino terrible de Israel. ¡Ahora yo me regocijaré ante el tuyo! ¡Serás eliminado, oh pueblo del monte Seír y todos los que viven en Edom! ¡Y entonces sabrás que yo soy el Señor!”.


Un tercio de ustedes morirá de hambre y peste, otro tercio será muerto por el enemigo y un tercio esparciré en desbandada, enviando a sus enemigos con espada en mano tras ellos.


Conserva sólo un poco del pelo atrapándolo con tu manto;


El pueblo de Israel siguió su viaje hacia las llanuras de Moab y acampó al oriente del río Jordán, frente a Jericó.


Mientras Israel estaba establecido en Sitín, algunos de los jóvenes comenzaron a tener relaciones con las muchachas moabitas.


Ellas los invitaban a asistir a los sacrificios que hacían a sus dioses, y pronto aquellos hombres no solamente asistían a las fiestas de ellas, sino que también se postraban ante los ídolos para adorarlos.


Poco después Najás condujo el ejército de los amonitas contra la ciudad israelita de Jabés de Galaad. Pero los habitantes de Jabés le suplicaron la paz. ―Pon las condiciones y te serviremos —le propusieron.


»Cuando tuvieron miedo de Najás, rey de Amón, vinieron y me dijeron que deseaban que un rey los gobernara. Pero el Señor nuestro Dios era nuestro rey, porque él siempre lo había sido.


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