¡Y tú, Capernaúm, ¿serás elevada hasta el cielo? ¡No! Te irás a lo profundo del infierno. Porque si los milagros que se realizaron en ti se hubieran realizado en Sodoma, esta ciudad existiría todavía.
Mateo 8:5 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Cuando Jesús llegó a Capernaúm, un capitán del ejército romano se le acercó y le rogó Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Entrando Jesús en Capernaum, vino a él un centurión, rogándole, Biblia Nueva Traducción Viviente Cuando Jesús regresó a Capernaúm, un oficial romano se le acercó y le rogó: Biblia Católica (Latinoamericana) Al entrar Jesús en Cafarnaún, se le acercó un capitán de la guardia, suplicándole: La Biblia Textual 3a Edicion Cuando Él entró en Cafarnaum, se le acercó un centurión, rogándole y diciendo: Biblia Serafín de Ausejo 1975 Cuando entró en Cafarnaún se le acercó un centurión y le suplicó: ' Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y entrando Jesús en Capernaúm, vino a Él un centurión, rogándole, |
¡Y tú, Capernaúm, ¿serás elevada hasta el cielo? ¡No! Te irás a lo profundo del infierno. Porque si los milagros que se realizaron en ti se hubieran realizado en Sodoma, esta ciudad existiría todavía.
El centurión y los soldados que vigilaban a Jesús, horrorizados por el terremoto y los demás acontecimientos, exclamaron: ―¡Verdaderamente este era el Hijo de Dios!
Pero no mucho después dejó Nazaret y se trasladó a Capernaum, junto al lago, en la región de Zabulón y Neftalí.
Jesús se subió de nuevo a la barca y regresó a la ciudad donde residía.
El centurión que estaba frente a Jesús, al oír el grito y ver que estaba muerto, dijo: —¡Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios!
Días más tarde, Jesús regresó a Capernaúm. La noticia de que estaba en casa se esparció rápidamente.
Pero cuando lo estaban sujetando con cadenas para azotarlo, Pablo le dijo al capitán de los soldados que estaba allí: —¿La ley les permite a ustedes azotar a un ciudadano romano antes de que lo juzguen?
Pablo llamó a uno de los capitanes y le dijo: ―Este muchacho tiene algo importante que decirle al comandante, llévelo con él.
El comandante llamó a dos de sus capitanes y les ordenó: ―Preparen doscientos soldados de infantería, setenta de caballería y doscientos que lleven lanzas para que vayan a Cesarea esta noche a las nueve.
Comenzó a soplar un viento suave que venía del sur. Entonces pensaron que podían viajar, así que levaron anclas y navegaron junto a la costa de Creta.
Pero Pablo les dijo al capitán y a sus soldados: «Si esos no se quedan en el barco, ustedes no podrán salvarse».
Pero el capitán de los soldados, para salvarle la vida a Pablo, no se lo permitió. Les ordenó que todos los que supieran nadar, saltaran primero al agua para llegar a tierra,
Al enterarse los discípulos de que Pedro andaba cerca de Lida, enviaron a dos hombres a rogarle que fuera a Jope.