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Mateo 8:4 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

4 ―No te detengas a conversar con nadie —le ordenó entonces Jesús—. Ve en seguida a que el sacerdote te examine y presenta la ofrenda que requiere la ley de Moisés, para que les conste que ya estás bien.

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

4 Entonces Jesús le dijo: Mira, no lo digas a nadie; sino ve, muéstrate al sacerdote, y presenta la ofrenda que ordenó Moisés, para testimonio a ellos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 —No se lo cuentes a nadie —le dijo Jesús—. En cambio, preséntate ante el sacerdote y deja que te examine. Lleva contigo la ofrenda que exige la ley de Moisés a los que son sanados de lepra. Esto será un testimonio público de que has quedado limpio.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Jesús le dijo: 'Mira, no se lo digas a nadie; pero ve a mostrarte al sacerdote y ofrece la ofrenda ordenada por la Ley de Moisés, pues tú tienes que hacerles una declaración.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Entonces Jesús le dice: Mira, no lo digas a nadie, solamente ve y muéstrate al sacerdote y presenta la ofrenda que ordenó Moisés,° para testimonio a ellos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Jesús le dijo: 'Cuidado con decírselo a nadie. Pero esto sí; ve a presentarte al sacerdote y a ofrecer el don que mandó Moisés, para que tengan constancia de ello'.

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Mateo 8:4
31 Tagairtí Cros  

El Señor ha enaltecido su ley y la ha hecho verdaderamente gloriosa. Mediante ella había planeado mostrarle al mundo que él es justo.


y sea de color verdusco o rojizo, será llevado al sacerdote para que examine la mancha.


Y hasta tendrán que comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa. Esto les brindará la oportunidad de hablarles de mí y de proclamarme ante el mundo.


A continuación les suplicó que no le dijeran a nadie que él era el Mesías.


Al descender de la montaña, Jesús les ordenó que no le dijeran a nadie lo que habían visto, hasta que él se levantara de entre los muertos.


―Juan —le respondió Jesús—, bautízame, porque nos conviene cumplir lo que Dios manda. Y Juan lo bautizó.


»No vayan a creer que vine a anular la ley de Moisés y las enseñanzas de los profetas. Al contrario, vine a darles su verdadero significado.


»¡Mucho cuidado con andar haciendo buenas obras para que los demás los vean y admiren! ¡Los que así lo hacen no tendrán recompensa del Padre que está en el cielo!


¡Y recobraron la vista! Jesús les pidió encarecidamente que no se lo contaran a nadie,


»Por eso, cuídense. A ustedes los entregarán a los tribunales y los golpearán en las sinagogas, y por mi causa los harán comparecer ante gobernadores y reyes, para dar testimonio ante ellos.


Actuaban así a pesar de que les tenía prohibido revelar quién era.


Y si en alguna parte no los reciben ni les prestan atención, sacúdanse el polvo de los pies y váyanse. Con eso les estarán haciendo una advertencia».


Jesús le pidió a la multitud que no contara lo que había visto; pero mientras más lo pedía, más lo divulgaba.


Jesús les mandó que no se lo dijeran a nadie.


Mientras descendían del monte les suplicó que no dijeran a nadie lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara.


Él, al verlos, les dijo: ―Vayan a presentarse a los sacerdotes. Y mientras aún iban en el camino, quedaron sanos.


Esto les dará a ustedes la oportunidad de hablarles de mí.


También de muchas personas salían demonios que gritaban: «¡Tú eres el Hijo de Dios!». Pero él los reprendía y no los dejaba hablar, porque sabían que era el Cristo.


Jesús le ordenó: ―No se lo digas a nadie. Ve, preséntate al sacerdote y lleva la ofrenda de purificación que Moisés ordenó, para que les sirva de testimonio.


Los padres estaban asombrados, pero él les ordenó que no contaran a nadie lo que había sucedido.


Jesús les dio órdenes estrictas de que no le dijeran esto a nadie. Y les explicó:


»Yo no acepto la gloria de los hombres,


El que habla por su cuenta busca su propia gloria. Por el contrario, el que busca la gloria del que lo envió es una persona justa y dice la verdad.


Yo no busco que me den la gloria a mí; pero hay uno que sí la busca, y él es el que juzga.


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