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Mateo 8:34 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

y la ciudad entera vino al encuentro de Jesús y le suplicaron que se fuera de aquellos lugares.

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Biblia Reina Valera 1960

Y toda la ciudad salió al encuentro de Jesús; y cuando le vieron, le rogaron que se fuera de sus contornos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Entonces toda la ciudad salió al encuentro de Jesús, pero le rogaron que se fuera y los dejara en paz.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Entonces todos los habitantes salieron al encuentro de Jesús y, no bien lo vieron, le rogaron que se alejase de sus tierras.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y todo el pueblo salió entonces al encuentro de Jesús, y al verlo, le rogaron que se alejara de sus contornos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Entonces toda la ciudad salió al encuentro de Jesús y, cuando lo vieron, le suplicaron que abandonase aquellos territorios.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y he aquí, toda la ciudad salió al encuentro de Jesús; y cuando le vieron, le rogaron que se fuera de sus contornos.

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Mateo 8:34
13 Tagairtí Cros  

―¡Varón de Dios! —lloró ella—, ¿qué me has hecho? ¿Has venido aquí a castigarme por mis pecados, y a matar a mi hijo?


―¡Así que tú eres el hombre que ha traído todo este desastre sobre Israel! —exclamó Acab, en cuanto lo vio.


Todo esto no obstante que han expulsado a Dios de su vida, y no quieren nada con él ni con lo que manda.


Pues ellos le dijeron a Dios: “¡Vete Dios! ¿Qué puedes hacer tú por nosotros?”.


Luego Amasías le dijo a Amós: ―¡Sal de aquí, hombre de visiones! ¡Huye a la tierra de Judá y gánate la vida profetizando allá!


Al ver a Jesús, le gritaron: ―¡Déjanos tranquilos, Hijo de Dios! ¡Todavía no es hora de que nos atormentes!


Cuando Simón Pedro vio esto, cayó de rodillas ante Jesús y le dijo: ―¡Apártate de mí, Señor, porque soy un pecador!


Cuando vio a Jesús, lanzó un grito y cayó de rodillas ante él. Entonces dijo a gran voz: ―¿Qué quieres conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? ¡Te ruego que no me atormentes!


corrieron a la cárcel a suplicarles que salieran y abandonaran la ciudad.


pero si nos habla nuevamente, de seguro moriremos. ¡Ese fuego terrible nos va a destruir totalmente!


Samuel hizo lo que el Señor le ordenó. Cuando llegó a Belén, los ancianos de la ciudad salieron temblando a su encuentro. ―¿Qué pasa? —le preguntaron—. ¿A qué has venido?