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Mateo 24:36 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

»Ahora bien, nadie, ni siquiera los ángeles, sabe el día ni la hora del fin. Sólo el Padre lo sabe.

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Biblia Reina Valera 1960

Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino solo mi Padre.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

»Sin embargo, nadie sabe el día ni la hora en que sucederán estas cosas, ni siquiera los ángeles en el cielo ni el propio Hijo. Solo el Padre lo sabe.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Por lo que se refiere a ese Día y cuándo vendrá, nadie lo sabe, ni siquiera los ángeles de Dios, ni aun el Hijo, sino solamente el Padre.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Pero acerca de aquél día y hora, nadie sabe, ni los ángeles de los cielos, ni el Hijo,° sino sólo el Padre.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

En cuanto al día aquel y la hora, nadie lo sabe, ni los ángeles de los cielos, ni el Hijo, sino el Padre solo.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Pero del día y la hora, nadie sabe, ni los ángeles del cielo, sino sólo mi Padre.

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Mateo 24:36
10 Tagairtí Cros  

Será un día único, muy especial, que sólo el Señor sabe cómo será. No habrá días ni noches como estamos acostumbrados; a la hora que normalmente anochece habrá plena luz.


Por lo tanto, deben estar listos, porque no saben cuándo vendrá el Señor.


ustedes también deben estar vigilantes para que mi regreso no los sorprenda.


»Por lo tanto, manténganse vigilantes, porque no saben cuándo ni a qué hora he de regresar.


»Pero en cuanto al día y la hora, nadie lo sabe, ni siquiera los ángeles del cielo, ni el Hijo. Solamente el Padre lo sabe.


―El Padre ha fijado ese tiempo —les contestó—, y a ustedes no les corresponde saberlo.


Ustedes saben muy bien que el día en que el Señor regrese llegará como un ladrón en la noche.


Pero el día del Señor llegará como un ladrón. En aquel día, los cielos desaparecerán en medio de un estruendo espantoso, los cuerpos celestes serán destruidos por fuego, y la tierra y lo que en ella hay desaparecerán envueltos en llamas.


«Fíjate bien: Yo vengo como un ladrón. Dichoso el que me espera despierto, el que tiene su ropa lista para no tener que andar desnudo y avergonzado».


Vuélvete a lo que oíste y creíste al principio; guárdalo firmemente y arrepiéntete. Si no lo haces, iré a ti como ladrón, cuando menos lo esperes.