Lucas 23:51 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 pero no había estado de acuerdo con la decisión y la conducta de los demás. Procedía del pueblo de Arimatea, en la región de Judea, y esperaba el reino de Dios. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Este, que también esperaba el reino de Dios, y no había consentido en el acuerdo ni en los hechos de ellos, Biblia Nueva Traducción Viviente pero no había estado de acuerdo con la decisión y las acciones de los otros líderes religiosos. Era de la ciudad de Judea llamada Arimatea y esperaba la venida del reino de Dios. Biblia Católica (Latinoamericana) pero que no había estado de acuerdo con los planes ni actos de los otros. Era de Arimatea, una ciudad de Judea, y esperaba el Reino de Dios. La Biblia Textual 3a Edicion aunque no había consentido con el consejo ni las acciones de ellos, Biblia Serafín de Ausejo 1975 que no había dado su voto a lo decretado y ejecutado por los demás y esperaba el reino de Dios, Biblia Reina Valera Gómez (2023) (Este, no había consentido con el consejo ni con los hechos de ellos), de Arimatea, ciudad de los judíos, y quien también esperaba el reino de Dios. |
»No sigan a las mayorías que intenten hacer mal. Cuando estén en el estrado de los testigos, no inclinen sus testimonios a favor de la mayoría presente ni hacia el pobre, por el simple hecho de ser pobre.
Que nadie los llame traidores por su lealtad al Dios verdadero. No se llenen de pánico como tantos de sus vecinos cuando piensan en el ataque de Siria e Israel contra ustedes.
Al llegar la noche, un hombre rico de Arimatea llamado José, discípulo de Jesús,
José de Arimatea, miembro distinguido del Consejo Superior de los judíos, y quien también esperaba el reino de Dios, se llenó de valor y se presentó ante Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús.
En aquel tiempo había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso. Vivía con la esperanza de que Dios libertara a Israel. El Espíritu Santo estaba con él
Ana llegó también en aquel mismo momento, dio gracias a Dios y comenzó a hablar del niño a todos los que esperaban que Dios liberara a Jerusalén.
Elcaná era un hombre de la tribu de Efraín que vivía en Ramatayin de Zofim, en la región montañosa de Efraín. Su padre se llamó Jeroán; su abuelo, Eliú; su bisabuelo, Tohu, y su tatarabuelo, Zuf.