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Génesis 49:18 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

18 »¡Señor, esperaré tu ayuda!

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Biblia Reina Valera 1960

18 Tu salvación esperé, oh Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 ¡Oh Señor, confío en ti para la salvación!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 ¡Oh Yavé, espero en tu salvación!

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 ¡Por tu salvación espero, oh YHVH!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 ¡De ti espero la salvación, oh Yahveh!

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Génesis 49:18
32 Tagairtí Cros  

Será serpiente en el sendero, que muerde los talones del caballo para que caiga el jinete.


Anhelo tu salvación, Señor, y por eso he obedecido tus mandamientos.


Oh Señor, he anhelado tu salvación, y tu ley es mi deleite.


Señor, dame tu gran amor y la salvación que me prometiste.


Como el siervo mantiene la mirada en su amo, como la esclava observa la mínima señal de su ama, así dirigimos la mirada al Señor nuestro Dios, esperando su misericordia.


Yo espero en el Señor; sí, espero en él. He puesto mi esperanza en su palabra.


¡Ojalá que desde Sion viniera Dios para salvar a su Israel! ¡Qué gozo habrá en Israel y cómo gritará de alegría Jacob, cuando el Señor haya rescatado a su pueblo!


Con paciencia esperé que Dios me ayudara; entonces él oyó y escuchó mi clamor.


Silencioso estoy ante el Señor, esperando que él me libre. Porque sólo de él procede la salvación.


Pero yo callo ante el Señor, porque en él está mi esperanza.


Señor, muéstranos tu inagotable amor, y concédenos tu salvación.


El Señor es mi fortaleza, mi cántico y mi salvación. Lo alabaré, porque él es mi Dios. Lo exaltaré, porque él es el Dios de mis padres.


Al malvado lo aplasta su propia maldad; al justo lo protege su justicia.


En aquel día proclamará el pueblo: «Este es nuestro Dios, en quien confiamos, a quien hemos esperado. Ahora por fin está aquí». ¡Qué día de regocijo!


Pero el Señor aún espera que acudan a él para poder demostrarles su amor. Él los conquistará para bendecirlos, tal como lo ha dicho, porque el Señor es fiel a su promesa. Bienaventurados son cuantos esperan confiados en la ayuda del Señor.


¡Pero a nosotros, oh Señor, muéstranos misericordia, porque en ti hemos confiado! Sé nuestra fuerza cada día y nuestro auxilio cuando sobrevenga la tribulación.


»Mi señor, el rey de Asiria, quiere hacer contigo una pequeña apuesta: ¿A que en tu ejército no te quedan dos mil hombres? Si te quedan, él te dará dos mil caballos para que ellos los monten. Con tan insignificante ejército, ¿cómo crees poder enfrentarte siquiera al más pequeño escuadrón de mi señor? Porque de Egipto no obtendrás socorro.


Aunque el Señor esté ahora oculto, voy a esperar a que nos ayude. En él reposa mi única esperanza.


El Señor es maravillosamente bueno con aquellos quienes en él confían, con aquellos que buscan seguir sus instrucciones.


Pero no, mi pueblo es semejante a los comerciantes tramposos, pues usa balanzas adulteradas para estafar a la gente.


Pero yo he puesto toda mi confianza en el Señor; yo confío en que Dios me salvará de cualquier peligro, y estoy seguro que siempre escucha mis ruegos.


María tendrá un hijo y lo llamarán Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados».


José de Arimatea, miembro distinguido del Consejo Superior de los judíos, y quien también esperaba el reino de Dios, se llenó de valor y se presentó ante Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús.


El ángel le dijo: ―No tengas miedo, María, porque Dios te ha concedido su favor.


En aquel tiempo había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso. Vivía con la esperanza de que Dios libertara a Israel. El Espíritu Santo estaba con él


porque mis ojos han visto tu salvación,


pero no había estado de acuerdo con la decisión y la conducta de los demás. Procedía del pueblo de Arimatea, en la región de Judea, y esperaba el reino de Dios.


pues la creación aguarda con ansiedad el día en que se manifieste que somos hijos de Dios,


Pero mantenernos esperando de Dios lo que todavía no se ha manifestado nos enseña a tener paciencia.


Pero nosotros, con la ayuda del Espíritu Santo, esperamos que por medio de la fe seremos justificados ante Dios.


También cuentan cómo ustedes esperan que Jesús regrese del cielo: él, que es el Hijo amado de Dios, a quien Dios resucitó y quien nos libra del castigo que viene.


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